sábado, mayo 4, 2024
- Publicidad -

Jugar… al teatro

No te pierdas...

Cuando ustedes o yo hemos participado en cualquier juego o deporte, tanto si has ganado o como si has perdido, buscas el reposo de la adrenalina descargada. Cada uno a su manera. Solos o en compañía. Con euforia o tristeza. Todo ello causado por el propio juego. Se hacen tonterías, lloras, ríes o lo celebras en ceremonias ridículas si se sacan de contexto.

Esto es lo que le ha pasado con su vida a Paco Marsó, querido amigo y productor de muchas obras de teatro y unos musicales de enorme calidad que pusieron la base al éxito actual de estos espectáculos en la Gran Vía madrileña. Tanto con adaptaciones maravillosas como “Hello Dolly” o fantásticas creaciones autóctonas como “Carmen, Carmen”. Ambas obras fueron interpretadas por Concha Velasco y dirigidas por José Carlos Plaza. Por estos logros está hoy aquí.

Paco buscaba la citada descarga de adrenalina  en estas empresas arriesgadas. Una señal de cierta inmadurez: seguir jugando. Cada vez más fuerte. Sin bases ni respaldos. Aportando todo en cada idea o corazonada. Supongo que en esos momentos sentía algo tan inexplicablemente adictivo que gran parte de los humanos no conocemos. Esto le daba un gran conocimiento de sus congéneres a los que difícilmente criticaba y siempre disculpaba.

Aceptaba todos los defectos en los que incurría causados por las ceremonias ridículas, a las que he aludido, ya que socialmente parecían más atractivos. Pero negaba la causa de todo. Ganas de engañar o engañarse. De ahí a formar parte de los programas de la tele, manteniendo ese falso personaje, había un triste paso que llevado por las circunstancias finalmente dio.

Pero es injusto que se pretenda inmortalizarlo como un creador de escándalos que eran solamente acompañantes menores de la liturgia del jugador o del emprendedor, ya que estos no son los ingredientes principales, únicamente forman parte de la guarnición de un plato totalmente indigesto que parece ser que a quién lo prueba le resulta irresistible.

Ahora le atribuyen como aspecto positivo el hecho de ser generoso. Lo era. Mucho. Pero no sólo en el sentido económico de la palabra. Eso era sólo una forma de mostrar su desprecio al dinero. Era generoso con su tiempo, sus inquietudes artísticas, su deseo de hacer feliz a la gente y su amistad.

Consiguió logros muy importantes en su profesión y nos hizo pasar momentos memorables. Siempre arriesgando. Así que olviden sus últimos años y lo que hizo con ellos. Son una mínima parte de su rica e intensa vida.

Seguro que ahora descansa en paz.

Relacionadas

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Publicidad -

Últimas noticias

- Publicidad -