jueves, marzo 28, 2024
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El fiscal pide 14 años de prisión para la acusada de descuartizar a su pareja que jura que no sabe si lo mató o no

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Prueba de la información biográfica

En la última sesión del juicio que se ha desarrollado en la sección segunda de la Audiencia de Bizkaia, la acusada ha querido intervenir para pedir disculpas a la presidenta del tribunal y a los miembros del jurado por «las molestias que haya podido causarles» y después ha asegurado que no saber si realmente cometió el crimen.

La defensa pide para ella la libre absolución al entender que estaba siendo víctima de una violación cuando propinó un navajazo a su pareja en legítima defensa y que, al no estar acreditada la causa del fallecimiento, éste pudo ser por la grave patología cardíaca que sufría la víctima. Entiende, de manera subsidiaria, que podrían ser un delito de lesiones imprudentes.

La Fiscalía ha rebajado a 14 años de prisión su petición de condena por un delito de homicidio con el agravante de parentesco, tras recordar igualmente que, al no haber encontrado el cuerpo, del que solo se hallaron las dos medias piernas por debajo de la rodilla, los forenses no han podido concluir fehacientemente la causa de la muerte.

En el mismo sentido, la acusación particular, que pide para la mujer 22 años y medio de condena por asesinato con alevosía, ha opinado que la credibilidad de la acusada ha «quedado totalmente anulada». Los forenses no pudieron certificar la posible violación, ni el consumo abusivo de drogas la noche del crimen porque no se descubrió hasta cinco meses más tarde.

Las partes coinciden en que la madrugada del 17 de junio de 2020 la pareja se encontraba en su habitación en un piso de Barakaldo, donde convivían con los dos hijos menores de ella y, en un momento dado, ella usó «una navaja de 7,5 centímetros filo que hundió» en el cuerpo del hombre «con ánimo de acabar con su vida», según el fiscal, ya que, de no ser así, hubiera llamado a emergencias.

Según el relato de la mujer, al escuchar gritos, los dos niños entraron en la habitación y ella acudió a atenderles, y al regresar con su pareja, ésta ya había fallecido, por lo que tuvo miedo de que le hicieran responsable y le arrebataran a sus hijos y desmembró el cuerpo del hombre para deshacerse de él. Metió así parte de las piernas en una bolsa y arrastró el resto del cadáver hasta un contenedor.

En días siguientes explicó a quienes preguntaban por la víctima que estaba de viaje y en agosto el hermano del fallecido le instó a denunciar su desaparición. En noviembre la Ertzaintza encontró las bolsas con las piernas seccionadas en una zona de matorrales a 57 metros del domicilio familiar.

La letrada de la defensa, Amaia Uskola, ha dedicado parte de su alegato a definir la relación de la pareja, en la que él era «muy violento, había sido condenado por infinidad de delitos entre ellos, violación y maltrato continuado a otras mujeres y por tráfico de drogas», y ella, «sumisa, dependiente de él, vivía coaccionada, amenazada y maltratada» por su pareja.

Sin embargo, el fiscal y la acusación particular han entendido que «convivían como familia» y que él no se podía esperar y no se pudo defender cuando ella le atacó con una navaja, que según la defensa «estaba en la mesilla de noche porque solían usarla para hacerse las rayas de la cocaína».

Los testigos de la relación, según las acusaciones, han coincidido en que «tenían una relación tóxica», con broncas e insultos, «pero se querían», consumían droga juntos y «eran tal para cual». EFE

 

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