jueves, marzo 28, 2024
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En busca del familiar perdido antes de que toda la herencia se la lleve Hacienda

Una empresa francesa está especializada en España en encontrar a herederos que no saben que lo son. Expertos en genealogía y derecho, tienen un 97% de éxito

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Imagínese que un día le llama una empresa francesa y le dice que un primo al que no conocía ha fallecido y que usted es el único heredero. “Lo primero que hace esta persona es colgarnos. No se lo cree. Yo haría lo mismo. Es normal que desconfíe. Un extraño llamando a su casa contándole esta historia. No sabe ni que tenía ese primo, ese pariente lejano. Pero nosotros conocemos la historia de su familia mejor que él mismo”, señala a Estrella Digital Marco Lamberti, director de Coutot Roehrig en España, una firma creada en 1894 y que actualmente tiene 47 oficinas distribuidas en 20 países, una amplia red mundial que en gran parte es la clave de su éxito.

Coutot Roehrig se dedica exactamente a eso: a buscar herederos que no saben que lo son. Y es que es normal que mucha gente fallezca sin dejar testamento. Sobre todo en países latinos como España, Italia, Grecia y Portugal, señala Lamberti. Aunque el Consejo General del Notariado no tiene estadísticas oficiales de cuantos españoles mueren cada año sin dejar sus asuntos oficialmente en regla, la realidad es que es más frecuente de lo que parece. Algunos no dejan testamento por desidia. Y muchos porque no tienen herederos al que legar sus propiedades y bienes.

Pero siempre hay algún familiar que puede optar a esa herencia. En algún sitio. Coutot Roehrig recibe unos 30 casos de media al mes. Pero, ¿si no hay testamento y no hay herederos, quien les contrata? La respuesta es sencilla: abogados, notarios, administradores de fincas, gestorías… profesionales que sí necesitan localizar a posibles herederos por diversas razones. Lamberti pone dos ejemplos. El primero, una persona que ha fallecido y deja una vivienda. Esta casa empieza a generar deudas para la comunidad de vecinos, que necesita encontrar al heredero del vecino que ya no está. O, por ejemplo, un abogado que está tramitando un testamento y necesita localizar a determinados herederos que no aparecen. “El 85% de nuestros casos proceden tras un fallecimiento sin testamento ni herederos conocidos”, asegura Lamberti.

Equipo Coutotroehrig Espana
Marco Lamberti y su equipo Coutot Roehrig (Foto: Coutot Roehrig)

Empieza entonces un trabajo que podríamos definir como detectivesco. Coutot Roehrig tiene dos subequipos: uno formado por genealogistas e historiadores que se encargan de reconstruir los vínculos familiares, las raíces del fallecido. Las redes sociales también ayudan mucho, explican. Y otro formado por abogados y juristas, para una vez localizado el heredero ayudarle a tramitar su herencia. Ayuda mucho la red de oficinas que tienen por medio mundo, porque muchos de esos familiares lejanos están en otros países. “El 90% de las personas con las que contactamos no saben que tienen derecho a una herencia. Y de este 90%, un 50% no conocía al familiar que había fallecido y del que ahora heredará sus bienes”.

El trabajo es exhaustivo. “Solemos tardar entre uno y seis meses en determinar el árbol genealógico de un fallecido para conocer si tiene herederos, aunque ha habido casos que hemos resuelto en diez días y otros que hemos tardado hasta un año. Tenemos un 97% de éxito, tanto para determinar si hay heredero o para saber que no lo hay”, asegura Lamberti. En España, la ley permite heredar hasta el cuarto grado de consanguinidad (primos, tíos segundos -hermanos de los abuelos-, o sobrinos segundos -nietos de los hermanos del fallecido-). El derecho a heredar nunca prescribe, lo que sí lo haces es la masa hereditaria. Por ejemplo, una vivienda pasa al Estado si en 30 años ningún heredero legítimo la ha reclamado. En el caso de cuentas corrientes o un coche el plazo es menor, de solo tres años antes de pasar al fisco.

Solo cobran si tienen éxito

Una vez localizado al heredero, empieza otro trabajo: convencerle de que esa empresa rara que le llama es una firma seria que no le quiere estafar y que realmente tiene derecho a esa herencia. Hay que tener en cuenta que el perfil del heredero suele ser de gente ya mayor. “Por la experiencia que tenemos si tiene 60 años es joven. Sabemos tanto de su familia que eso ayuda de que vamos en serio”, señala Lamberti. Su empresa solo cobra si tiene éxito: el 30% del neto que recibe el heredero. También adelanta todos los gastos, incluido el impuesto de sucesión y los trámites de la herencia hasta que el cliente recibe todo lo que le corresponde. Si la empresa no tiene éxito, no cobra. Simplemente se trata de una investigación que se archiva.

“Lo típico para nosotros son caso atípicos”. Y ponen ejemplos. Muchos herederos proceden de rupturas familiares, como hijos fuera del matrimonio no reconocidos. “Una mujer había dejado a su marido en España, había desaparecido y había formado otra familia en EEUU. Cuando falleció el hijo de ese primer matrimonio roto en España, los hermanastros que había en América no sabían que tenía ese familiar y esa herencia”. Y ahora que lamentablemente está de actualidad la invasión de Ucrania por parte de Rusia, Coutot Roehrig tuvo que localizar en Ucrania a unos antiguos republicanos asturianos que se fueron a Ucrania huyendo después de que fusilasen a parte de su familia. Ni siquiera sabían que tenían familia en España y que eran herederos.

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Una trabajadora de Coutot Roehrig (Foto: Coutot Roehrig)

Es normal que la búsqueda de herederos traspase fronteras, ya que en muchos casos hay que buscar descendientes de españoles residentes en otros países cuyo paradero se desconoce a la hora de liquidar los bienes. Marco Lamberti asegura orgulloso que son la única empresa en España especializados en genealogía sucesoria, con una importante base de datos y una infraestructura global que le permite reconstruir vínculos familiares en cualquier país.

La tendencia, no obstante, está cambiando. El aumento de la mortalidad provocada por el coronavirus y la creciente preocupación de los ciudadanos por la posibilidad de un fallecimiento repentino provocado por los efectos sanitarios de la pandemia han motivado que cada vez sean más los que se preocupen en hacer testamento. Más de 723.000 personas los oficializaron en 2021 en nuestro país, un 15% más que el año anterior. Se trata de la mayor subida desde que el Consejo General del Notariado registra estas estadísticas (año 2007). No hay que olvidar que solo el coronavirus ha dejado en estos dos años 106.914 muertos hasta mayo de 2022. Las aceptaciones de herencias marcaron también en 2021 un récord histórico al alcanzar los 365.649 casos, el 22,2% más que en 2020.

Porque si el heredero no aparece el gran beneficiario es el Estado. Entre los años 2010 y 2019 (último ejercicio disponible), el ministerio de Hacienda ingresó 84,1 millones de euros procedentes de 715 herencias sin reclamar, según datos facilitados por este departamento a Estrella Digital. El Estado solo recibe estos ingresos cuando no aparecen herederos legales (descendientes, ascendientes, cónyuge, hermanos y sobrinos, tíos, primos y otros parientes), el testamento es nulo, no aparece o se ha destruido. El Código Civil establece que en las comunidades autónomas donde no hay ninguna norma al respecto el Estado tiene que dividir la herencia en tres partes iguales. De estas, una pasará al Tesoro Público, mientras que las otras dos serán destinadas a fines de interés social entre el municipio y la provincia del fallecido.

El Estado también recompensa a quienes avisen de las herencias sin asignar con un 10% de lo que consiga ingresar. Desde 2010, ha pagado 3.8 millones de euros a 182 cazadores de herencias. Los funcionarios públicos, los dueños de la vivienda donde residía el fallecido o los arrendatarios, administradores o apoderados que este pudiera tener, están obligados a comunicar su muerte sin esperar nada a cambio.

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