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Siempre quedará Ana Pastor

De vacaciones en Pontevedra pero pendiente del teléfono y de la diferencia horaria para hablar con Panamá. El primer día laboral del año dejaba bajo las patas de los caballos la tan promocionada Marca España con la noticia de la paralización de las obras del Canal, pero la ministra de Fomento andaba al quite y no se puede descartar que coja un avión para tratar de salvar el proyecto como sea. Las empresas que no lograron el contrato decían que con el precio ofertado por Sacyr con empresas italianas y belgas era imposible llevar a cabo una obra de tanta envergadura, pero Ana Pastor va a pelear por la continuidad del proyecto. Dejó huella en Sanidad y está dejando huella en Fomento, y si ahora está empeñada en sacar adelante la obra del Canal de Panamá, la veremos dentro de nada defendiendo in situ otro de los grandes proyectos en los que hay lío, el tren entre Medina y La Meca.

La clase política no está sobrada de prestigio, pero si la gente supiera cómo batallan algunos políticos por defender los intereses de todos, y Ana Pastor no es desde luego la única que lo hace, a lo mejor cambiaban las tornas y recuperaban la imagen en algunos casos injustamente perdida. No en todos, que los hay también que se han ganado el descrédito a pulso. Tiene gracia que en los sondeos que se publican periódicamente los mejor parados son siempre los dirigentes de partidos que aspiran a ser bisagra de algo. Es lógico que salgan tan bien valorados: lo suyo es lanzar promesas al aire y decir lo que la gente quiere escuchar. Y como no tienen ni han tenido experiencia de gobierno, nadie les puede sacar los colores. Clamar por lo que todo el mundo clama, sin mojarse,  sale gratis. A ver qué ocurre cuando participen en un gobierno los Díez, Rivera y Lara de turno. Si llegan a participar en alguno.

Si la gente supiera cómo batallan algunos políticos por defender los intereses de todos, a lo mejor cambiaban las tornas y recuperaban la imagen

En la mala imagen de la clase política en el poder no ha ayudado en nada el rifirrafe interno que se vive en el PSOE y que acabará el día que se celebren primarias, ni han ayudado los discursos de fin de año de los presidentes de gobierno regionales del PP, que han arremetido como han arremetido contra el proyecto de financiación de Montoro y contra la reforma del aborto de Ruíz Gallardón, que no ha gustado ni a los conservadores por considerarla excesiva, ni a los progresistas por considerarla restrictiva.

El ministro de Justicia se ha hecho experto en pisar todos los callos y meterse en todos los charcos. Entre las tasas, la reforma de la ley de enjuiciamiento criminal, la reforma del Consejo General del Poder Judicial y la mano que le ha metido al Código Penal, ha conseguido poner en pie de guerra a todos los colectivos profesionales y también al españolito de a pie que debe acudir a los tribunales, porque se encuentra con una Justicia más cara que antes y encima sigue siendo clamorosamente lenta. Y, por tanto, injusta.
Empieza el año con lo de siempre, los pronósticos. Hay coincidencia en  que será mejor que el que ha quedado atrás, pero lo que importa es saber si se va a poner remedio al problema que más preocupa, el paro.

El ministro de Justicia se ha hecho experto en pisar todos los callos y meterse en todos los charcos

Guindos es más optimista que la media, aunque no tira cohetes, prefiere ser prudente, y entre los empresarios los hay que dicen que se creará más empleo y los que auguran que se creará menos, pero todos afirman que bajará algo el índice de paro aunque solo sea unas décimas. Aunque solo sea unas décimas, en los partidos se analizarán con lupa, del derecho y del revés, unos para bien y otros para mal. Porque algo importante va a ocurrir este 2014: se celebran elecciones. Y cualquier dato de nada será utilizado a favor del amigo y en contra del adversario.

 

Pilar Cernuda