"Lo dejamos para el 26"
No les quiero dar la Nochebuena, y como éste artículo precisamente sale a la luz el 24 de diciembre, no hago más que darle vueltas a lo que debo o no escribir para no amargarles la Navidad. Por ejemplo, podría ponerme optimista y decirles que lo mismo el Gobierno encuentra la manera para que los ciudadanos no tengamos que pagar un once por ciento más en el recibo de la luz a partir de enero. Pero más que de optimista estaría pecando de tonta habida cuenta que en los últimos meses hemos asistido a un sinfín de declaraciones del ministro Soria en las que parecía capaz de cabalgar sobre el tigre de las eléctricas para luego desdecirse. Claro que en vista del escándalo de la subida ya digo que el ministro de Industria anda buscando, o eso dice, una solución, pero vaya usted a saber que sorpresa nos puede deparar.
De manera que mejor que nos preparemos a que la "cuesta" de enero va a ser como una escalada al Himalaya porque los impuestos nos ahogan, los sueldos continúan bajando y el desempleo es el que es.
Tampoco quiero ponerme a repasar algunas de las últimas decisiones de otros ministros, lease Fernández o Gallardón, el uno con su cacareada ley de Seguridad Ciudadana el otro con la reforma de la ley del aborto, que nos retraen a tiempos que pensábamos que había dejado atrás. A veces pienso que lo peor que nos está pasando no es solo la crisis económica, que también, sino ese cambio de modelo social que el Gobierno nos va imponiendo paso a paso pero de manera inexorable y que nos conduce a un modelo de sociedad fuera de tiempo y sobre todo profundamente reaccionario.
Debe de ser que estoy "espesa" por los efectos del turrón, pero el caso es que no se me ocurre ninguna ley o proyecto de ley puesto en marcha por el Gobierno en los últimos tiempos que nos haya dado una alegría.
Eso sí, podríamos quedarnos con que los datos macroeconómicos comienzan a encajar, o eso nos dice no solo nuestro Gobierno sino la mismísima señora Merkel que como todos sabemos es quién de verdad gobierna Europa. En realidad todos los ciudadanos de la Unión tendríamos que haber podido votar en las recientes elecciones alemanas. Y es que los gobernantes europeos, salvo el británico Cameron, se han rendido ante Merkel y Alemania. Es en Berlín donde se decide que hacer o deshacer en la Unión, desde donde se dirige la política económica de todos los países miembros, desde donde se reparten certificados de buena conducta a quienes cumplen a rajatabla los deberes que van imponiendo para afrontar la crisis y cuyos resultados no son otros que el desmantelamiento de los Estados del bienestar.
Pero por no ser agoreros, pongamos que efectivamente la economía va a ir mejor aunque en realidad los ciudadanos no lo notamos ni en nuestros bolsillos ni en la vida cotidiana. Y si no paseen por alguna calle comercial de cualquier ciudad y verán a miles de personas paseando pero pocas, muy pocas, con bolsas de compras. Sí, claro que sí que estos días todos compramos más de lo que venimos haciendo, pero con cautela, porque las cifras de paro son las que son, y aún los que tienen trabajo saben que ya no es seguro y que en cualquier momento les pueden dar el "hachazo".
Pero puesto que por más que intento esmerarme para alegrarles el día no lo estoy consiguiendo, lo mejor es no escribir una línea más y dejarlo para el 26 de diciembre, y entonces sí, volver a analizar la realidad. Mientras tanto Feliz Navidad, que ustedes lo pasen bien.
Julia Navarro