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Bankia en el banquillo

Sobre el papel, tras la intervención de Bankia, el Estado es el principal accionista de esta entidad al transformar en acciones los 4.500 millones prestados hace algo más de un año por el FROB. Así las cosas, no debería ser difícil allegar información exacta acerca del verdadero estado de las cuentas del banco. La realidad demuestra lo contrario. Al día de la fecha nadie se atreve a decir la última palabra acerca de este asunto sobre el que circulan no pocas versiones y especulaciones.

Que si el calado real del desfase contable es el doble de lo publicado; que se necesitarían otros cuatro mil millones más para sanear sus balances; que si Cajamadrid, aunque muy tocada por el ladrillo, con Rato al timón, se podía haber salvado de no haber intervenido los políticos del PP obligando a absorber a las cajas valencianas hundidas por la gestión aventurera de sus responsables  impuestos todos ellos -con Olivas a la cabeza-, por Zaplana y Camps; que si Rato cavó su tumba al rechazar la última oferta de Rajoy que pasaba por fusionar Bankia con la Caixa pero a las órdenes de Fainé; que si ha fallado la inspección del Banco de España o si resulta que a Fernández Ordóñez tanto Zapatero como Rajoy le pidieron que mirara para otra parte para ganar tiempo y encontrar una solución, etc, etc. En fin, puesto que se trata de un drama (para los accionistas, para los impositores y en general para recuperación de la confianza en la banca), este caso está pidiendo a gritos una investigación. Hay que exigir responsabilidades; tiene que haber responsables.

Los ciudadanos tenemos derecho a saber la verdad de la gestión llevada a cabo por Miguel Blesa que presidió Cajamadrid antes que Rato apoyándose en consejeros como Moral Santín que han estado más de diez años en el puesto de mando de la entidad. Visto como dejan el banco, su gestión debe ser investigada. También la de Rato y Olivas. En casos como este, habría que actuar como lo han hecho en Islandia: llevando el asunto ante la justicia. Tenemos derecho a saber si además de incompetencia, también hubo corrupción al conceder créditos  de imposible retorno a constructores y empresarios políticamente afines. Mientras no se ajusten las cuentas y retorne la confianza en nuestro sistema bancario, la prima de riesgo seguirá desbocándose. Al tiempo.


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Fermín Bocos