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Tratar que España siga avanzando

El informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil que implica a José Luís Ábalos y al hasta ese momento secretario de organización del PSOE, Santos Cerdán, en una trama de corrupción con un supuesto caso de cobro de comisiones, marca un antes y un después en la vida política de nuestro país, dejando gravemente dañado al Gobierno de Pedro Sánchez y al PSOE. Recordemos que su llegada a La Moncloa en 2018 vino precedida de una moción de censura marcada por una promesa de regeneración democrática para limpiar la corrupción de los gobiernos del PP. Por si eso no fuera suficiente, el contenido de las conversaciones extraídas de los dispositivos móviles que le incautaron a Koldo García y que se han incorporado como indicios en el citado informe, es devastador. Unas grabaciones en las que se pueden escuchar conversaciones entre Ábalos y Koldo nauseabundas que denigran la dignidad de las mujeres.

El PSOE se encuentra sumido en la crisis más grave desde que llegó a La Moncloa en 2018. Una crisis de credibilidad que deja al gobierno de coalición contra las cuerdas. El PSOE ha entrado en modo pánico. Sus aliados, también. Sin palabras, en shock, profunda decepción. Muchas son las expresiones que definen el estado de ánimo de gran parte del Gobierno y de dirigentes y militantes del PSOE. Pedro Sánchez hizo lo que tenía que hacer al pedir perdón, asumir en primera persona la responsabilidad de lo ocurrido en su calidad de Secretario General y exigir la dimisión inmediata de todos sus cargos a Santos Cerdán. Como ha dicho el propio Sánchez no existe la "corrupción cero", pero sí la "tolerancia cero" ante cualquier indicio serio de corrupción. Y ahí radica la diferencia entre la izquierda y la derecha, en cómo se reacciona ante la corrupción: la izquierda es tajante y toma decisiones contundentes mientras la derecha pone excusas de mal pagador y mira hacia otro lado. Abundan los ejemplos.

Hoy nadie se atreve a pronosticar hasta cuando durará la legislatura. A lo conocido a través del informe de la UCO se une la campaña, ahora redoblada, de acoso y derribo de la derecha política, judicial y mediática contra Pedro Sánchez y su Gobierno. Una campaña a la que se han sumado algunos de los habituales críticos entre las filas de los socialistas, muy minoritarios, que, casualmente, han sincronizado sus voces desde hace semanas para pedir unas elecciones anticipadas. PP y Vox tienen claro lo que quieren: acabar con este período de coalición progresista encabezado por los socialistas, para terminar con las políticas que se vienen llevando a cabo a favor de la ciudadanía. Cabe preguntarse qué persiguen los exdirigentes y cuadros socialistas que han comprado y hechos suyos los argumentos y las exigencias de la derecha. Evidentemente no que gobierne el PSOE, porque ya lo hace. Lo que quieren, precisamente, es que deje de gobernar, que el PSOE pierda las elecciones, que ganen las derechas y así echar a Pedro Sánchez del Gobierno y de la dirección del partido. Eso sí, con un coste elevadísimo para el conjunto de la ciudadanía, que se vería obligada a sufrir las consecuencias de un gobierno reaccionario conformado por PP y Vox.

El pasado viernes tuvimos un nuevo ejemplo de esa campaña de acoso y derribo. Los agentes de la UCO llegaron a Ferraz para ejecutar una orden del juez instructor, que autorizaba a hacerse con todos los emails de Santos Cerdán enviados o recibidos en su correo electrónico del partido como secretario de organización. Los agentes estuvieron unas dos horas en la sede. Una situación en términos de imagen ya de por sí grave, con un coste importante. Sin embargo, tanto dirigentes del PP cómo medios de la derecha empezaron a propagar el bulo de que la UCO estaba registrando la sede del PSOE. Un pseudo medio, que hace del sensacionalismo su modus vivendi habitual, fue más allá y llegó a sacar el titular: "La UCO registra Ferraz un día después de que el PSOE sacase cajas en un camión", dando a entender, al igual que hicieron dirigentes del PP, que lo más probable es que estuvieran deshaciéndose de pruebas. A plena luz del día. "¿Destrucción de pruebas en Ferraz?", escribió otra periodista de cabecera de la extrema derecha. El PP se unió a la batalla: "No os esforcéis: en destruir pruebas. Vuestro final es inevitable". Poco después el PSOE demostró que el contenido de esas cajas era merchandising del Orgullo 2025. Nadie borró los tuits ni rectificó las acusaciones. Ya lo decía Steve Bannon. No hay táctica más efectiva que llenar de mierda el escenario. La especulación es libre y la rumorología tiene poca consistencia, a pesar de que en un periodismo donde ya no se comprueban los hechos ni se contrastan los datos todo vale y se convierte en opinión publicada.

Conviene señalar que existe una notable diferencia entre llevarse un registro de los mensajes o el disco duro de un ordenador y entrar en cada despacho de la sede de un partido político y no dejar mesa ni armario por examinar. Si hablamos de registros de sedes de partidos, no es posible olvidar el que tuvo lugar en la del PP en la calle Génova en 2013, no sólo para recoger los emails de un sospechoso. Duró catorce horas. ¿Cuál fue la reacción de Mariano Rajoy? "No se ha ordenado un registro, sino colaboración". Rajoy no dimitió por ese registro. Llevaba dos años en el poder.

En todo esto, además, hay una cuestión que sobrevuela en la opinión pública: ¿en nuestro país estamos viviendo un caso general de lawfare? La sospecha es legítima. Desde que la derecha fracasó en las elecciones de 2023, el asedio contra el Gobierno se ha intensificado. “El que pueda hacer que haga”, dijo José María Aznar. Desde entonces, se ha puesto en marcha una evidente ofensiva contra el Gobierno por todos los frentes, con causas judiciales tan dudosas como la acusación contra el fiscal general o la anómala investigación del juez Peinado contra la mujer de Pedro Sánchez, Begoña Gómez. La campaña contra el Gobierno empezó desde el minuto uno de esta legislatura.

La pregunta que hay que hacerse ahora es qué hacer, cómo afrontar esta crisis. PP y Vox tienen una respuesta fácil: pedir elecciones generales creyendo ver una oportunidad para llegar al Gobierno, incapaces de presentar una moción de censura que dejaría al descubierto no sólo su falta de mayoría en el Congreso, sino su falta de alternativa y de modelo de país y su hipocresía en la manera de abordar la corrupción con los múltiples casos que les afectan. Entregar las riendas del país a una coalición del PP con Vox que están impulsando una agenda reaccionaria y que actualmente tiene abiertos 30 casos de corrupción, como es el caso del PP, o ha sido multado por financiación irregular, como es el caso del partido de la ultraderecha, sería una tremenda irresponsabilidad. Como también lo sería romper la estabilidad de España, que vive uno de sus mejores momentos de las últimas décadas para ponernos en manos de la peor oposición que ha tenido la historia democrática de nuestro país encabezada por Feijóo y Abascal. Feijóo dio un discurso en un congreso de la empresa familiar hace unos días donde dijo: "El incremento indiscriminado del Salario Mínimo Interprofesional lo único que conlleva es esfuerzo salarial de las empresas, esfuerzo impositivo de los trabajadores y recaudación para el Gobierno". Aviso a navegantes, de la misma forma que un Gobierno puede subir el salario mínimo también puede bajarlo. Tomemos nota.

Más allá de complacer los deseos de la derecha, lo que hay que plantearse es si Pedro Sánchez puede seguir como presidente en mitad de esta tormenta y con la actual correlación de fuerzas en el Congreso. Hay una evidencia empírica, a pesar de todas las dificultades casi todas las semanas se aprueban leyes y se ratifican decretos, es decir, se gobierna. Sin embargo, el presidente tiene que restablecer su credibilidad ante la ciudadanía. Para ello es imprescindible adoptar medidas para tomar de nuevo la iniciativa política y recuperar la confianza perdida, superar la desconfianza profunda que hoy tiene la ciudadanía En ese sentido resulta muy positiva su decisión de una comisión de investigación en el Congreso y de más transparencia aún en las cuentas del partido. En los próximos días iremos conociendo más iniciativas en esa misma dirección. Con valentía, con responsabilidad, vamos a tratar que España siga avanzando.

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