viernes, abril 26, 2024
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Historias de mi vida liberal: la rebelión de las masas ante Sánchez y su amnistía

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Bernardo Rabassa
Bernardo Rabassa
Librepensador. Maestro Nacional. Licenciado y Doctor en Filosofía y Letras y Diplomado en Psicología Industrial por la Universidad Complutense de Madrid.

El malestar ante la figura del hombre-masa, es uno de los sentimientos que tengo, ante Sánchez y su amnistía, para conseguir la investidura, basada en los votos del actual parlamento frankesteiniano, que por carambolas del destino ha puesto en manos de Puigdemont, los votos que le faltaban para tener éxito en la empresa. Sin embargo, no hay que olvidar que los votos independentistas de PNV, Bng, Bildu. ERC y los comunistas de Sumar y Podemos, añadidos a los del PSOE son tan necesarios como los de Junts per-Catalunya, con lo que representan a las masas de izquierdas de nuestro actual Parlamento. A ello, hay que añadir los votos mal llamados progresistas de los jueces del Tribunal Constitucional. ¿Qué pueden hacer las masas de centro y de derecha, e incluso de izquierda para evitar esta tremenda aberración? Solo se me ocurre una idea que es declarar la Huelga General, que tendría el problema de ser contrarios a ella, ¿de las elites izquierdistas de CCOO y UGT?

La obra «La rebelión de las masas» de José Ortega y Gasset sigue siendo objeto de diversas interpretaciones en la actualidad. Algunos consideran a Ortega un refinado filósofo que, ya en su obra de 1929, anticipaba la llegada de regímenes totalitarios y populistas. Que en realidad va a serlo el de Sánchez, Otros relacionan su crítica de la sociedad con la tradición de Oswald Spengler. Sin embargo, es importante señalar que Ortega no era un detractor de la democracia, sino un idealista desilusionado, como lo estamos todos los liberales. Su obra reflejaba la decadencia de las democracias liberales de su tiempo, donde el ideal de libertad e igualdad del siglo XIX se había convertido en algo dado en el siglo XX. La sociedad moderna asimila los avances sin cuestionar sus fundamentos o su evolución. Y prácticamente nos pone en una situación similar a la que existía ante la II República, terminada en guerra civil

La crítica de Ortega sigue siendo importante en la actualidad. A través de diversas metáforas y afirmaciones enérgicas, denunciaba ya la superficialidad, el conformismo y la intolerancia hacia aquellos que pensaban de manera diferente como ocurre ahora. Sin embargo, a veces su diagnóstico de la época puede parecerse a una charla de café donde se critica a «la masa» sin reconocerse como parte de ella. Por esto en este artículo propongo la rebelión, aunque solo lo sea a través una pacifica Huelga General, para evitar caer en otros cuatro años de desdichas, como las que relanzó Zapatero y continua Sánchez, «La rebelión de las masas» (1929) de José Ortega y Gasset es un influyente texto de sociología de masas. No olvidemos, que terminó en 1936 con la barbarie de la guerra civil.

  Antes, las amplias capas de la sociedad se sometían a las élites políticas, pero ahora es la masa la que ansía gobernar a través de partidos transversales como Podemos. Esto se combina con la falta de una clase media comprometida y condescendiente, pero a la que se le está provocando con el incumplimiento de la Constitución de 1978. A medida que la masa de izquierdas gana poder e influencia, la civilización española retrocede hacia la barbarie, apoyada en intereses particulares como los de Sánchez o regionalistas como los indepes y radicales marxistas que, con minúsculos partidos, favorecidos por la Ley de Hondt, hace ingobernable al país, destroza su unidad y emite deuda para compensar las incesantes demandas de los partidos, que les proporcionan sus votos parlamentarios.

Masa no equivale a multitud: Aunque nuestras ciudades están llenas de gente, la población en realidad crece con la inmigración. Lo que ha cambiado es la forma en que las personas se comportan como una masa y ocupan puestos en la sociedad que antes estaban reservados para las élites. La masa no es simplemente una cuestión de cantidad; incluso un individuo puede convertirse en masa si se identifica con la mediocridad y la norma, sin aspirar a destacar.

El advenimiento de las masas: Antes, la masa permanecía en un segundo plano y aceptaba el liderazgo de aquellos con habilidades de gobierno y responsabilidades públicas. Ahora, la masa se coloca en el centro de la sociedad, ocupando roles y disfrutando de los privilegios que antes estaban reservados para las élites, basta ver los sueldos de ministros y los amigos colocados a dedo en la sociedad civil. La masa impone sus gustos y deseos a la sociedad, a menudo sin apreciar las raíces de estos avances o su evolución. Ortega temía que este dominio de las masas pudiera conducir a la barbarie, como de hecho es lo que me temo que vaya a ocurrir con Sánchez.

El mito de la decadencia de Occidente: Ortega cuestionaba la noción de decadencia y señalaba que el aumento del nivel de vida en Europa no indicaba una decadencia, sino más bien la vitalidad del continente. La igualdad y la uniformidad se han convertido en norma en todos los aspectos de la vida. A pesar de los avances, la sociedad muestra signos de inseguridad y ansiedad. De hecho, España está hoy ya sometida a las leyes y reglamentos de la Unión Europea, y en la economía, del BCE como se puede ver en la evolución de las hipotecas

La intensificación de la vida: La vida moderna se caracteriza por la proximidad de lo lejano y lo cercano en el espacio y el tiempo. Vivir en felicidad. Los avances tecnológicos han llevado a un aumento de las opciones en todos los aspectos de la vida. Sin embargo, esto no garantiza que la vida sea mejor que antes, sino que se vive de manera más intensa y rápida que parece bienestar. La sociedad se enfrenta a una abundancia de opciones y a menudo se siente abrumada, como ocurre con las dos legislaturas de Sanchez y la posible tercera contra la que hay que rebelarse.

El tipo de hombre-masa: El hombre-masa es un producto de la civilización moderna. A diferencia de generaciones anteriores que lucharon por sus privilegios, el hombre-masa asume que los logros de la civilización son algo dado y no muestra interés en mantenerlos. A menudo, es perezoso, no responde a leyes superiores y emite opiniones sobre política, cultura o religión sin fundamentos sólidos. El hombre-masa es egoísta y no valora la individualidad ni la excepcionalidad, es decir no propugna los valores como base de la democracia, a la mentira la llama opinión.

Fascismo, marxismo bolchevique y sindicalismo: Ortega consideraba que estos movimientos políticos representaban la amenaza de un dominio de las masas, especialmente de los partidos de izquierda. Buscan eliminar cualquier debate público y recurren a la violencia en lugar de la negociación y la cortesía. Esto socava los fundamentos de la civilización y la convivencia ciudadana, es despotismo parlamentario, como el que vivimos actualmente.

La irrupción de lo primitivo en la civilización: La sociedad moderna disfruta de los avances tecnológicos y científicos, pero a menudo se desinteresa por cómo se lograron. La ciencia y la tecnología se basan en una ciencia pura y desinteresada que requiere compromiso con la cultura. Sin embargo, a las personas jóvenes no les interesan las ciencias experimentales, lo que puede tener consecuencias negativas.

La masa se encuentra en todos los niveles: El hombre-masa no se limita a una clase social específica, sino que se encuentra en todas las capas de la sociedad. Incluso personas educadas y especializadas a menudo emiten opiniones simplistas sobre temas complejos. La masa representa una amenaza para la cultura y la civilización, ya que tiende a degradar la calidad del debate público y a favorecer la mediocridad.

Por una Europa unificada: Ortega abogaba por una Europa unificada en lugar de nacionalismos provincianos. Argumenta que la existencia de fronteras internas limita el potencial político, económico e intelectual del continente. Propone que los europeos se concentren en sus similitudes y trabajen juntos en lugar de aferrarse a nacionalismos o regionalismos. Esto, según Ortega, fortalecería a Europa y la protegería de la decadencia y la influencia de otros sistemas.

La Geopolítica que vive actualmente la Union europea asociada a Inglaterra y los USA, cambiará en lo que concierne a España, si el Gobierno Frankenstein vuelve a existir, combinado con amnistías y separatismos que nos hacen desiguales ante la Ley y la Constitución. Basta ver como se han puesto, los gobiernos de las Comunidades autónomas ante las cesiones acordadas a los catalanes con tal de que voten la investidura de Sánchez y sus allegados. La envidia y la desigualdad económica y jurídica, nos obliga a rebelarnos contra el poder establecido y controlado de un Gobierno de masas izquierdosas y maniobreras. Esto debe ocurrir antes de que nos impongan un régimen similar a Venezuela, Nicaragua o Argentina, que nos suma en la pobreza moral y en la Indigencia.

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1 COMENTARIO

  1. Extraordinario el artículo de B. Rabassa.
    Enseña, abre los ojos, preocupa y da escalofríos.
    ¡A estudiarlo y tenerko en cuenta¡
    Muchas gracias.

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