Los coches que andan solos (redundancia de automóvil) nos quitarán el placer de conducir y serán la cosa más aburrida del mundo. Ya tenemos las autovías con velocidad máxima y mínima obligatorias y recorrido soso y anodino. Conducir será un residuo del pasado, como era montar a caballo.
Pero serán la gran revolución para las ciudades españolas pues:
No se podrán quedar en doble fila impidiendo la salida de los demás.
No tocarán la bocina.
Sus ocupantes podrán beber alcohol a voluntad sin problemas con la inoportuna policía.
También podrán usar el móvil mientras circulan por la M 30
Se podrá ver fútbol 24/24, 7/7, 365.
Los autos irán solos a recoger los niños al colegio.
Y se negarán a andar los días de alta contaminación.
Inconvenientes:
¿Si el sistema digital es igual al de las reservas de Renfe?
¿Si se cae el sistema de repente, como sucede en British Airways y en los bancos cada dos por tres?
¿Si se nos olvida la contraseña o nos la piratean?
¿Si el navegador del coche es igual de listo que Google que te hace dar miles de vueltas para ir al pueblo de al lado?
Espero, no obstante, que todas estas empresas que no pagan impuestos como Google, Uber, etc, y que invierten en los driverless cars, paguen algo para cubrir el desempleo al que van a mandar a taxistas, repartidores, camioneros y demás personal. Ah, ¿y de dónde va a nutrir sus presupuestos la DGT cuando no hagan falta radares?
Jaime-Axel Ruiz Baudrihaye