sábado, mayo 4, 2024
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Los lanceros de Jerez

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Los soldados franceses se encuentran perfectamente alineados en formación de columna. Visten vistosos uniformes azules, pantalón blanco y chacó negro para parecer más altos. Es un ejército disciplinado, que ha conquistado media Europa. Ahora, en 1808, se encuentra en las áridas tierras de Andalucía bajo el mando del Mariscal Dupont. Tras los sucesos del Dos de Mayo en Madrid, España se alza contra los invasores de la patria a pesar de que en realidad, el Rey por que luchan, Fernando VII, se ha entregado a Napoleón en uno de los actos de felonía y traición más deplorables de la historia contemporánea de este nuestro país.

La Junta de Gobierno de Sevilla, ha ordenado al General Castaños que organice un ejército para combatir a los franceses, que además son enemigos de la religión Católica con sus modernas ideas de Igualdad, Libertad y Fraternidad. Por eso, los curas son los primeros en arengar al pueblo y bendecir ¡las navajas, cuchillos y facas con las que han de dar muerte a todo aquel francés que pillen!

Hay unos patriotas que se alistan rápidamente como voluntarios en el ejército. Son los garrochistas de Utrera y Carmona, conocidos como lanceros de Jerez. Se trata de pastores andaluces que una larga pica terminada en una puya, pastorean los toros y las vacas. Sustituyen las puyas por hojas de lanza y como segunda arma, llevan navajas, cuchillos de monte y todo lo que pueden portar. Son excelentes jinetes, pero su formación militar es nula. Sin embargo, su patriotismo esta fuera de toda duda. Los soldados profesionales de los regimientos de caballería, les miran con escepticismo ¿Cómo podrán combatir aquellos hombres renegridos por el sol que lo único que han hecho en la vida es conducir ganado?

Muchos de ellos se alistan y dan todo su caudal a la causa española, encuadrados en la Tercera División del General Manuel de la Peña. Los documentos del archivo municipal de Jerez, no deja lugar a dudas de lo que aquellos hombres amaban a su patria a pesar de no ser otra cosa que simples conductores de bestias: “Domingo Sestelo, tres hombres sostenidos por él con caballos y garrochas. Bartolomé Angulo, a su hijo y cinco hombres más con caballos y garrochas así como todo su caudal”. Lo daban todo, su hacienda e incluso sus hijos por derrotar al francés.

Frente a los disciplinados soldados franceses, se dibuja un cuadro pintoresco: unos cuatrocientos hombres vestidos como para asistir a una corrida de toros. Para picadores de un evento goyesco. Pero no cuentan con que son hombres duros, habituados a vivir en el campo, con los cojones como bolas de billar. Como no hay para uniformes, portan un pañuelo color rojo y han cosido en sus chaquetillas botones con la efigie de Fernando VII. El 16 de Julio de 1808, lanzan una carga contra los franceses junto a otras unidades españolas y toman Mengibar. En la acción, muere gloriosamente su Capitán Don Jose Cheriff.

Pero ahora el asunto es diferente, se encuentran en el frente de Bailen. Por su participación en la toma de la población anteriormente citada, se han ganado un lugar en la línea principal del ejército español. En frente, el mejor ejercito del mundo.

 Los hombres cargan alocadamente, sin orden ni concierto al grito de: “¡España, Jerez; a por ellos, como a las vacas!” Logran romper las líneas enemigas, pero su falta de disciplina les hace adentrarse demasiado en su retaguardia, donde son exterminados. De los cuatrocientos garrochistas, apenas sobreviven treinta. Su ejemplo seria seguido por ganaderos de toda España, que hicieron la vida imposible al ejército invasor. Del impacto causado entre los franceses por aquellos jinetes endemoniados da fe la siguiente orden dictada por el mando gabacho tras la toma de Jerez en 1810: “Todo individuo que auxilie a los garrochistas será fusilado o ahorcado. El que avise para prenderlos será gratificado con cuatrocientos reales y si el mismo es soldado será ascendido”.

La historia es conocida por todos, Castaños gana la batalla y Dupont ostenta el dudoso honor de ser el primer Mariscal de Francia hecho prisionero. Por cierto que en esta batalla se encuentra Jose San Martin, futuro libertador de Sudamérica, que fue premiado y ascendido tras la batalla de Bailen ¡Lo que son las cosas!

Hoy en día, en el que sentir tu país como tuyo propio, como hogar de tus ancestros y futuro de tus hijos, no está de moda, esta gesta ha sido olvidada. Desde aquí, mi modesto homenaje a aquellos hombres que entregaron todo, hasta su propia vida por liberar  su país de la invasión extranjera, aunque ello supusiera un retraso para España.

Nosotros somos así: podremos estar o no de acuerdo con nuestros reyes o nuestras tradiciones, pero que no venga nadie a decirnos lo que tenemos que hacer.

¡Con dos cojones! 

José Romero

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