El ministro de Finanzas griego está perdiendo los nervios. Varoufakis debió creer que esto de ganar las elecciones en su país era ya el pasaporte para que toda Europa se rindiera a sus pies y se le facilitara la alfombra para transitar por Bruselas con sus propuestas bajo el brazo. Aficionado a los juegos debió creerse que iba a torcer el brazo a sus socios y que sus propuestas, sus formas, sus exigencias iban a ser aceptadas sin más. O no es tan listo o se ha pasado de listo. Grecia debe a sus socios millones de euros, necesita más aún y Varoufakis pensó que con su porte, su chulería, su menosprecio por los acuerdos y sus votos lograría de la Unión Europea lo que otros tuvieron que conseguir con diálogo, sacrificio, horas de negociación y humildad.
El caso es que su indumentaria, su porte de macho alfa y su fama de listo no le han valido ni por las cancillerías de Europa ni por sus pasillos. La troika, esa que venían a destruir, está en Atenas revisando documentos y presupuestos. Y cada vez más europeos a favor de que si son incapaces de cumplir los pactos se vayan del club. El gobierno griego insiste en no llamar a las cosas por su nombre. También en Grecia ya muchos ciudadanos se empiezan a dar cuenta y dentro de la coalición tres cuartos de lo mismo. Además, no ha gustado nada su publireportaje en la revista «Paris Match», ni en su país ni fuera, mostrando aspectos de su vida personal que poco tienen que ver con el sufrimiento del pueblo griego. Para colmo, las muchas críticas que ha recibido por las imágenes publicadas le han sentado tan mal que su reacción fue hacer una «peineta» a lo Bárcenas dedicada unos dicen a los alemanes otros a los medios de comunicación. En todo caso, a los críticos, muchos ya, en las redes sociales. Pero, al margen de estas pasadas de frenada del polémico ministro, la realidad es que Grecia necesita con urgencia fondos para pagar entre otras cosas nóminas y no está claro cómo y cuándo los recibirá si sus autoridades siguen comportándose como si se tratara de una reunión de facultad.
Carmen Tomás