jueves, abril 25, 2024
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El PP, la transparencia y la obstrucción a la Justicia

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El culebrón de Bárcenas y el PP es tan denso que amenaza nuestra capacidad de abarcar lo que está ocurriendo. Pero hay que tener la frialdad para entender la centralidad de lo que sucede. En el transcurso de los últimos acontecimientos hemos podido constatar que el PP asienta en la mentira sus explicaciones imposibles de la relación que Bárcenas ha tenido con el partido y él con la organización.

En la evolución de este asunto hemos pasado del intento del PP por contentar y frenar al antiguo gerente y tesorero a la descalificación con la burda ecuación de declararlo delincuente y negarle cualquier credibilidad. O se cree a Rajoy, una persona honorable y honrada, o se cree a Bárcenas, un delincuente sin escrúpulos. La realidad es mucho más compleja. Un delincuente puede decir verdades y un hombre que era honrado puede llegar a mentir para salvarse.

O se cree a Rajoy, una persona honorable y honrada, o se cree a Bárcenas, un delincuente sin escrúpulos

Después de episodios rocambolescos, como la indemnización en diferido, que en realidad era un nuevo contrato laboral de retribución súper generosa sin contraprestaciones establecidas, hemos pasado a la destrucción de los ordenadores. La excusa peregrina es que debían ser utilizados por un nuevo empleado.

A estas alturas, tenemos claro que el PP está dispuesto a cualquier cosa para que no se conozcan verdades oscuras de sus relaciones con Luis Bárcenas. Está dispuesto a destruir pruebas con tal de que no se conozca la naturaleza de las relaciones con sus responsable económico de veinte años. El coste de estos comportamientos, tanto judicial como político, es elevado; habrá que deducir que el conocimiento y la transparencia sobre los hechos sería insoportable para los responsables del PP, incluido Mariano Rajoy.

Richard Nixon pasó por algo parecido a lo que le sucede a Mariano Rajoy. Negó la existencia de las cintas de sus conversaciones en la Casa Blanca y al final tuvo que entregarlas.

Ahora el PP destruye pruebas con la esperanza de que los hechos que contenían no se puedan demostrar. Veremos. El proceso no ha hecho más que empezar. Pero ya sabemos que el PP no está dispuesto a ejercer la transparencia y que hará todo lo posible porque no conozcamos la verdad.

Creo que nunca la ocultación de un delito es tan perfecta como para no dejar abierta la posibilidad de que se conozcan sus detalles.

Mariano Rajoy ha empeñado su palabra, que ya está sumergida en mentiras y restricciones mentales. Pero ahora ha consentido que se destruyan pruebas. No me gustaría estar en el pellejo del presidente de Gobierno. Lo tiene crudo.

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Carlos Carnicero

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