Ayer, en San Sebastián, se produjo una nueva derrota de la democracia. ETA volvió a ganar. Con la participación del PSE-PSOE que quiere como sea y al precio que sea una declaración de disolución de ETA, aunque sea ficticia, y un PNV asustado por los votos que está perdiendo, se celebró una fantasmagórica Conferencia de Paz. Supongo que de paz de los cementerios que ha llenado ETA. Una conferencia que duró tres horas a precio de oro, que pagamos todos los españoles, y en la que aparecieron unos personajillos menores, sospechosos algunos de maniobras muy sucias como el tal Kofi Annan, y sin ningún prestigio.
¿Y para decirnos qué? Pues para decirnos lo que ETA nos ha dicho desde hace mucho: que Batasuna es una organización ‘buena’ y que hay que negociar una salida digna “para todos”. Como si aquí, en cincuenta años, no hubiera pasado nada. Como si ya no se les hubiese amnistiado como se les amnistió en la Transición. Como si los terroristas etarras hubiesen sido partisanos que luchaban por la democracia. Como si no hubieran causado dolor. Como si no hubieran matado a casi mil españoles sólo por el hecho de serlo.
Todo ha sido una burla. Un insulto a las víctimas. Una mentira. Un juego perverso en el que se le ha permitido a ETA que “la comunidad internacional” la reconozca e intente forzar una “negociación” en igualdad con Francia y España sobre el futuro de los presos etarras y para hablar sobre el derecho de autodeterminación del País Vasco. De la alternativa KAS, en definitiva.
¿Cómo hemos podido llegar tan bajo? ¿Cómo hemos permitido esto? ¿Cómo hemos dejado que ETA se haya vuelto a burlar de nosotros? ¿Cómo podemos permitir que se equipare la violencia de ETA con la del Estado, se iguala a víctimas y verdugos y se apueste por un desenlace sin vencedores ni vencidos?
¿Hasta dónde vamos a llegar? ¿Hasta dónde Zapatero va a bajarnos los pantalones?
Por favor, por favor… Volvamos a la Dignidad, a la Memoria y a la Justicia…
Pinocchio