jueves, marzo 28, 2024
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Julio Iglesias, una retirada a tiempo es una victoria

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Creo que una de las peores experiencias que puede vivir una estrella es su propio declive, es duro ser consciente que ya no brillas tanto como antes en el escenario y que has perdido buena parte del carisma del que siempre gozaste ante la atenta mirada de un público, que a pesar del tiempo se esfuerza en ser incondicional.

Estas palabras no son una mera impresión, sino una realidad, la realidad con la que me topé como espectadora invitada al concierto que Julio Iglesias ofreció en el Casino de Aranjuez.

Ni más ni menos que 1500 personas acudieron puntuales a su cita con el artista. Excepto la escasa afluencia de famosos como Jaime Martinez Bordiú, Terelu Campos, y Elena Tablada madre y algunos periodistas que caímos en el saco de los privilegiados, la mayoría de los asistentes pagaron de cien a cuatrocientos cincuenta euros por deleitarse con una buena cena y con las melodías de su ídolo, un Julio Iglesias que ha triunfado mundialmente, que ha vendido más discos que nadie y que ha gozado de ser uno de los hombres más deseados de este planeta. Sin embargo nada es eterno, al menos en vida, porque a Julio ya no le gritan las fans, ni le ovacionan como antaño, ni despierta esas feromonas salvajes que el respetable llevamos dentro. Eso se ha perdido.

Julio decepcionó a su público, sus canciones sonaban más que nunca como auténticos susurros, el micro lo situaba a un metro de distancia, costaba entenderle, y eso que son canciones que resuenan en nuestra memoria y sus letras son de sobra conocidas porque forman parte de la historia de la música de nuestro país. No se le puede quitar mérito a un artista que ha vendido más de trescientos álbunes y que ha demostrado con creces su talento por todo el mundo, pero es digno reconocer cuando ha llegado el momento de la retirada.

El cantante «De niña a mujer» cumplirá 68 años en septiembre y el tiempo pasa para todos, incluso él bromeó con la edad durante el recital de Aranjuez. Claro que no es fácil ser un Frank Sinatra, que murió a los 82 años y casi hasta el final de sus días pudimos deleitarnos con su música en directo y sus conciertos multitudinarios. Ver a «la voz» reconfortaba casi tanto como escucharla porque se sabía que era único y difícilmente superable.

Julio no cumplió con su palabra, eso a pesar del incesante esfuerzo de Sonsoles Pérez González, organizadora del evento y buena profesional, el artista tendría que haber atendido a los numerosos medios que acudieron a cubrir el concierto, pero él se negó, llegó tarde y todo se fue retrasando. Los periodistas nos quedamos sin declaraciones de la «estrella», lo que provocó el cabreo y la impotencia de los informadores.

Sin duda esa noche Julio no estuvo muy acertado y provocó también la ira de algunas fans colombianas que había entre el público cuando al presentar a una de sus bailarinas, colombiana también, dijo: «las colombianas son carísimas»… la imaginación es libre, pero el comentario hizo saltar a más de una indignada, y no precisamente de la Puerta del Sol.

Quiso lanzar un mensaje de ensalzamiento al talento español, criticó que muchos españoles tengan que abandonar el país para labrarse un futuro profesional fuera de nuestras fronteras: «es una pena que se pierdan grandes genios y muchos profesionales porque aquí no tengan oportunidades», en ese momento muchos de los que estábamos allí nos preguntamos: Julio, ¿por qué te fuiste tú de España hace muchísimos años y no regresaste nunca para vivir en tú país?, a veces no vemos la paja en el ojo ajeno.

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Mabel Redondo

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