viernes, abril 19, 2024
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Todas las opciones abiertas con Irán

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¿Qué vio el mundo cuando Irán celebró el 31 aniversario de su revolución islámica el jueves? Un régimen hueco al que se le da mejor la represión de su propio pueblo que la administración, y que tras tres décadas de ferviente fe ha llegado a una madurez cínica.

El éxito del régimen iraní intimidando a los manifestantes fue una demostración de fuerza, pero sólo superficialmente. Un amigo chií libanés me contaba la semana pasada que los iraníes habían extendido rumores de que se preparaba un baño de sangre en Teherán con la esperanza de espantar a los manifestantes el jueves. No es una señal de estabilidad y confianza.

«Es el Enron de los gobiernos», dice Karim Sadjadpour, de la Fundación Carnegie para la Paz Internacional. «Si Irán fuera un valor, nadie compraría sus acciones».

Pero decir que algo es insostenible no es lo mismo que saber cuándo se va a venir abajo, como descubrimos con la burbuja financiera. Ése es el problema delicado con Irán: que con el tiempo el régimen se va a derrumbar está garantizado, pero el proceso podría llevar años, a la vez incluso que Irán avanza hacia la capacidad armamentística nuclear. Si se busca un ejemplo del tiempo que puede durar un régimen represor y hueco, basta con echar un vistazo a la Unión Soviética.

La Administración Obama se ha venido debatiendo con el dilema de Irán, repasando la lista de opciones políticas y, en la práctica, marcando la casilla que reza «todo lo anterior». Pienso realmente que es el enfoque correcto: una mezcla entre lo que el presidente Obama advirtió la semana pasada que sería «un significativo régimen de sanciones» y una invitación permanente al diálogo.

Funcionarios de la Casa Blanca argumentan que su estrategia de diálogo ha sido realmente una forma de presión, y las pruebas lo confirman. En comparación con la situación hace un año, Irán está mucho más dividido internamente, ha perdido gran parte de su legitimidad dentro del mundo musulmán, decantándose el equilibrio regional de poder en sentido contrario por primera vez en años, y está más aislado internacionalmente, sin poder contar ya con Rusia como patrón fiable.

La mano tendida de Obama tiene sentido porque cancela la mejor herramienta propagandística de Irán. Sin el Gran Satán al que achacar la culpa, los iraníes han sido propensos a los accidentes. Recordemos el consejo de los diplomáticos: «Nunca interrumpas a tu enemigo cuando está cometiendo un error». Una recomendación para dejar una puerta abierta permanente a Irán.

Los iraníes son muy conocidos en Oriente Próximo por hacer apuestas múltiples. Este enfoque oportunista ofrece un modelo útil a Obama: al tratar con Teherán, Estados Unidos debe realizar una serie de apuestas, lo que incluye apostar por la democracia iraní a largo plazo, aun cuando instemos al presidente Mahmud Ahmadineyad a llegar a un acuerdo en la cuestión nuclear.

Al pensar en Irán es útil recordar cómo trató Estados Unidos al mascarón hueco que era la Unión Soviética. Para estimular su derrumbe final, Estados Unidos adoptó una mezcla de diplomacia y sanciones; habló de violaciones de los derechos humanos, pero nunca dejó de tratar de negociar acuerdos de control de armas. A pesar de negociar con los rusos, siempre criticó al régimen comunista.

La política estadounidense hacia los soviéticos tenía un rasgo notable adicional, especialmente durante los años de Reagan, y fue su énfasis en la lucha contra la red de acción encubierta de Moscú. Donde los soviéticos trataran de establecerse durante la década de los 80, Estados Unidos estaba allí. Nicaragua, Camboya, Angola… fueron pequeñas campañas, pero enviaban un mensaje. Puede que estemos viendo cierta respuesta ahora contra Irán en el Líbano, Yemen, Iraq o Afganistán.

Los iraníes no son idiotas. Leen la prensa estadounidense, por lo que ven las informaciones (como la aparecida la semana pasada en el Washington Post) que especulan si un programa encubierto de sabotaje por parte de Occidente puede estar causando problemas técnicos al programa nuclear iraní. Entienden también que la escala de cualquier sabotaje así hasta la fecha ha sido limitada; Occidente puede dificultar mucho más que Irán siga operando sus centrifugadoras y refinando su uranio altamente enriquecido para fabricar la bomba.

Los iraníes, sin duda, también leen acerca de la iniciativa de Estados Unidos de completar un nuevo armamento conocido como «artillería masiva de penetración», una bomba «antibúnker» de 13.600 kilos que se dice es capaz de superar 60 metros de hormigón. El programa se aceleró en octubre pasado y está previsto que esté listo a finales de este año.

Mientras tanto, el Mr. Obama agradable asegura a Teherán: «Si desea aceptar el tipo de acuerdos con la comunidad internacional que conducen por el camino a ser un miembro bien considerado, entonces le acogeremos». Hablar a un Irán desorientado que está celebrando una revolución agotada es una buena mezcla de políticas.

© 2010, Washington Post Writers Group

David Ignatius

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