El Fútbol Club Barcelona practica fútbol bonito y entusiasmante cuando sus mejores hombres se dedican a crear ataques que parecen prescindir de la presencia de los adversarios. Juega al preciosismo, pero le cuesta hacer goles. El Real Madrid no mueve la pelota con tanta habilidad, no se recrea en la triangulación, pero le es fácil marcar goles. El Barça sufrió para vencer en casa al Málaga y el Madrid goleó fuera con facilidad.
Me temo que nos vamos a pasar la temporada discutiendo sobre el modo barcelonista y la solución madridista. En Madrid se predica la necesidad de crear la llamada «excelencia». Tal se le exige a Manuel Pellegrini y todo parece indicar que en el Bernabéu se seguirá buscando la victoria por encima de cualquier barroquismo.
Los socios de los clubes salen satisfechos del estadio cuando su equipo gana. Importa menos la calidad del juego practicado. Por mucho que se empeñen algunos, el Madrid será glorioso si gana la Liga, más que el Barça si la pierde y, a cambio, se le ponderan sus virtudes futbolísticas.
El fútbol es juego pasional y por tanto lo apreciado es ganar. Aquello del arzobispo de Canterbury de que lo importante era participar (no lo dijo el Barón de Coubertin) es frase romántica que hoy no se sostiene ni siquiera para quedar bien.
El Madrid ésta encontrando la fórmula. Corre más, se entretiene menos en el centro del campo y aprovecha la velocidad de sus delanteros. Cristiano Ronaldo trata de encandilar con sus movimientos de encantador de serpientes e Higuaín se dedica a marcar goles sin tantas florituras.
El Barça cometió el error de despedir a Eto’o. Lo dije desde el comienzo de temporada y no creo que tenga que arrepentirme. Ibrahimovic se pasa medio partido en fuera de juego y el otro medio sin encontrar la manera de rematar.
En partidos como el disputado contra el Málaga Eto’o habría sido mucho más incisivo. A estas alturas de la temporada, en la pasada, el camerunés, Messi y Henry se habían hinchado a marcar goles. Ahora, además de perder su imagen en alguna ocasión, la delantera sufre para marcar. El Madrid lo encuentra más fácil.
Julián García Candau