martes, abril 23, 2024
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‘Grosse Koalition’

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Se formula como un imposible, casi más que el anhelado gran pacto de Estado entre Gobierno y oposición para afrontar las medidas contra la crisis económica. Una iniciativa -la del pacto- reclamada por CiU y acogida por el Gobierno para evitar que tales fórmulas -si se estimaran necesarias- sean arma arrojadiza entre el partido del Gobierno y el que puede aspirar a gobernar. Por elevación, la Gran Coalición, aludida este lunes por Esperanza Aguirre, mediante una especie de Gobierno de concentración -en el que pediría para el PP Economía y Trabajo-, suena estrambótica, pero fue entonces, durante el pacto contra natura por el que la democracia cristiana y la socialdemocracia alemanas gobernaron el país del 2005 al 2009, cuando numerosos comentaristas políticos invocaron que en España se emulase el caso germano.

Hace cinco años no estábamos ante la hecatombe de la crisis. En España sólo teníamos problemas de incomprensión mutua entre un Gobierno que emprendió las reformas estatutarias y el proceso de negociación con ETA, y una oposición estigmatizada tras la pérdida del Gobierno y el trauma de los atentados del 11-M, que disentía rotundamente de la gestión.

Se planteaban, en esos años, los problemas derivados de una falta de consenso en el propio desarrollo autonómico y se evocó la capacidad del pacto alemán -más como concepto que como propuesta- para afrontar los grandes problemas. También para contrastar la imposibilidad española, donde un cierto cainismo llegaba a impregnar los debates sucesivos entre derecha e izquierda.

Esperanza Aguirre lo ha expuesto este lunes en el Comité Ejecutivo del PP de una forma desenfadada, tal vez para elevar el listón de la apelación al pacto que reitera el Gobierno, horas después de que Zapatero llegara a culpar al PP del paro masivo por la política urbanística de José María Aznar. Por eso se interpreta de irónica su mención.

Y es posible que ahora, muchos que los que en el pasado evocaron la Grossen Koalition la acojan como una salida esperpéntica. Pero, una de dos, o la situación económica es dramática, y requiere de medidas extraordinarias, como carácter de salvación del país, o calmémonos todos. Que el Gobierno ejerza su cometido -lo que no impide que pueda contar con el apoyo necesario para las grandes medidas- y que la oposición se dedique a lo suyo y se prepare para ofrecer una alternativa. El caso alemán demostró, eso sí, tener menos prejuicios ideológicos que el español al abordar la coalición entre adversarios, que abrió la vía para otra más compatible entre la democracia cristiana y el Partido Liberal (FDP). Y es a esta Kleine Koalition (pequeña coalición) a la que le ha tocado, paradójicamente, afrontar la mayor crisis desde la Gran Depresión.

Chelo Aparicio

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