Con los goles de Forlán y Simao, el Barcelona quedó al alcance del Madrid. Con los tantos que marque hoy deberá ponerse a salvo en los octavos de final de la Liga de Campeones. El domingo, los madridistas se aprovecharon del juego de terceros y hoy no tienen excusa ni pretexto, que decían los clásicos, para no comenzar a pensar seriamente en la final europea del Bernabéu, como tanto se ha repetido y soñado.
El Madrid es probable que pueda recuperar el liderato de la Liga porque los equipos que dirige Pellegrini acaban el campeonato más fuertes que lo comienzan. Justamente ahora, el Barça está en horas bajas por las muchas lesiones que padece y que van a impedir a Guardiola ordenar equipos con garantías.
La Liga española es importante, pero la gran ambición del madridismo está en hacer doblete. Sería el modo de restar protagonismo a los seis títulos barcelonistas. Hoy, en Lyon, se enfrenta a adversario de primer orden, a pesar de que es cuarto en su campeonato y a ocho puntos del líder, el Girondins, pero sus últimas campañas europeas le han concedido gran crédito.
El Olympique es club bien administrado y por ello buen vendedor. Pocos clubes han podido restañar mejor sus heridas económicas. Sus dos últimas figuras han abandonado el club y una de ellas, Benzema, viaja con el equipo adversario. Tampoco cuenta con Junihno Pernambucano, jugador especialista en lanzamientos de falta a quien había que temer.
El Madrid acude a los cuartos de final con enorme ilusión y moral al alza tras sus dos victorias de la semana, la directa en Jerez y la conseguida con intermediarios en el Calderón.
Cristiano Ronaldo es seguro de gol y Kaká comienza a ejercer papel protagonista. Apostar por el pase del Madrid es lo natural. Pellegrini está consiguiendo que, además de ganar, el equipo juegue bien.
Julián García Candau