sábado, mayo 4, 2024
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Un Gobierno poco democrático

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«La democracia es la recurrente

Sospecha de que más de la mitad de la

Gente tiene razón más de la mitad del tiempo»

(Elwyn Brooks White*)

Cabe aceptar, especialmente cuando se vive inmerso en un sistema rabiosamente partitocrático -y por ello débilmente democrático-, que el Gobierno trate de dar, en cada ocasión, la imagen más favorable de todos y cada uno de sus actos. También que sus omisiones sean revestidas de astucia y prudencia. Lo que no es admisible, y entre nosotros se ha establecido como costumbre política, es que el Gobierno engañe a los ciudadanos y les oculte la verdad.

José Luis Rodríguez Zapatero ha hecho del escamoteo de la verdad toda una práctica política. No contento con haber afianzado la línea de sus predecesores para neutralizar el más mínimo atisbo de separación e independencia entre los poderes del Estado, el actual presidente de Gobierno cabalga a lomos de una poderosa y bien gestionada máquina de propaganda. En las últimas horas, gracias a una primicia del diario ABC, hemos sabido que el Ministerio de Fomento ha ocultado, escondido, durante casi una semana un accidente que, afortunadamente, culminó sin daños para las personas.

Las obras del AVE de Madrid a Valencia son el escenario del desgraciado suceso. Cuando se procedía al hormigonado del túnel que, en su día, unirá esa vía férrea entre Aranjuez y Ontígola temblaron las cimbras y un tramo de cuarenta o cincuenta metros se vino abajo con gran estruendo. Los trabajadores lo vieron venir y pudieron poderse a salvo. Es, por cierto, el tramo más caro de toda esa obra y su coste previsto -siempre menor que el real en las obras públicas españolas- asciende a los 113,8 millones de euros por kilómetro. Allí han quedado enterrados camiones y maquinaria diversa.

Se trataría sólo de un accidente, de algo que desgraciadamente cursa con todas las iniciativas de progreso en las infraestructuras de transporte, de no ser porque el equipo de Magdalena Álvarez, esa joya con dientes que adorna el paritario Gobierno de Zapatero, ha tratado de silenciarlo.

Ya sabremos -si es que algún día llegamos a saber algo de lo que nos pasa- si el proyecto estaba bien hecho, si los estudios geológicos en un lugar especialmente calizo que presiden las lagunas salinas de Ontígola han sido suficientes; pero lo fundamental y democráticamente perverso es el intento de ocultar a la ciudadanía el accidente.

La mentira es un instrumento constante en el Gobierno de Zapatero. Miente por la barba y por la mitad de la barba y, trátese de lo que se trate, a la vista de la experiencia, hay muchas posibilidades de que la información que nos llega con carácter «oficial» sea, cuando menos, incompleta. Una media verdad, que es la peor de las mentiras. Un personaje que nos ocultó una tremenda crisis económica mundial, especialmente grave en el caso español, para poder ganar unas elecciones, las últimas legislativas, no puede ser considerado como un manantial de sinceridad. La mentira es su mejor y más eficaz herramienta de trabajo.

En ese ambiente, nada constructivo, surge un nuevo líder en IU, Cayo Lara, un comunista del viejo estilo, que se anuncia con la amenaza de una huelga general y constantes movilizaciones populares. Cubriendo el otro flanco del PSOE, para cerrar el catálogo de los partidos que se dicen nacionales -cosa que IU desmiente en su conducta autonómica-, sigue estando un PP más perezoso e indeciso que de costumbre, ensimismado en disputas familiares e incapaz de anticiparse a los acontecimientos, siempre a remolque de la actualidad.

El Gobierno de Zapatero, democrático por su legitimidad de origen y escasamente democrático por su conducta habitual, gastador hasta el despilfarro y desorientado en todos sus frentes, no tiene los límites que debiera: los que no le marcan sus competidores en el ámbito de la Nación. Si a eso se le añade la simpleza de buena parte de sus miembros, irrelevantes e incapaces, el cuadro es el de una amenaza y, de ninguna manera, el de una esperanza. Y eso sin entrar en los detalles periféricos, en donde las fuerzas separatistas en presencia no pierden la ocasión de atentar contra lo establecido organizando, venga o no a cuento, todo el ruido que les es posible.

* Elwyn Brooks White (1899-1985), escritor y periodista norteamericano. Su firma fue uno de los cimientos del sólido prestigio de The New Yorker. Premio Pulitzer.

Manuel Martín Ferrand

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