viernes, mayo 3, 2024
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Lula chafa la guitarra a Chávez

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Las responsabilidades de cabecera en la gran traca de la crisis económica mundial, tanto situadas como atribuidas en y a los Estados Unidos, sumadas al catastrófico «efecto/Iraq», están moviendo la silla de la ‘auctoritas’ global del poder norteamericano. Su ‘potestas’ permanece indiscutida, pero lo otro, la ‘auctoritas’ se comienza a poner en tela de juicio. Aunque esto no se haga de modo explícito, sí se advierte que, implícitamente, determinados comportamientos por parte de grupos regionales, como el iberoamericano, dejan ver que toman nota del nuevo escenario y las nuevas distancias.

Entre los síntomas de cómo es percibida la nueva situación internacional, desde las finanzas y la economía real de los países a los discursos político-militares -en el sur de Asia principalmente, con el atasco de Afganistán además del referido asunto de Iraq, orlado por los vuelos de dos zapatos hacia la cabeza del emperador-, entre los síntomas -digo- hay que destacar el modo en que el hemisferio iberoamericano más los países del Caribe, deciden, en una primera Cumbre celebrada en el enclave brasileño de Sauípe, unirse para pedir voz en los foros financieros, y para alzarla en un concierto del que excluyen a los Estados Unidos -primordialmente-, la Unión Europea y España. Parece obvio que las dos últimas exclusiones son de mero acompañamiento, casi como la gaseosa que convierte el color propio de un reserva en el otro de un tinto de verano.

El catalizador de la propuesta ha sido el Brasil de Lula, que también aspira a un puesto permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Hay poca casualidad en este movimiento del Gobierno de Lula da Silva; poca casualidad y mucha causalidad, por el cúmulo de razones que concurren. Entre éstas, las concernientes a los rasgos generales dichos sobre la nueva situación internacional, en lo económico y en lo político.

Pero junto a ellas, deben destacarse dos factores de estricta relevancia hemisférica: el soporte para una nueva instalación regional, en lo político, del régimen de La Habana, y la contrariedad que el protagonismo brasileño supone para el sueño manifiesto de caudillaje en la Venezuela de Hugo Chávez: esa crisálida de dictadura orientada por Cuba, a la que paga con petróleo la tutela del sistema y la indoctrinación de las masas por los carriles de la alfabetización y por las vías de una sanidad que Venezuela podría tener, desde sus recursos petro-económicos, a los propios niveles que tenía Cuba antes del castrismo.

La contrariedad que supone para Hugo Chávez la emergida influencia y el probado peso del Brasil de Lula, se ha puesto de manifiesto no solo en el retardo de su aparición en Sauípe -cosa que responde a su descortesía de ritual en eventos de esta naturaleza, calculada para conseguir foco mediático-, sino con la activación de su marioneta nicaragüense, el sandinista Daniel Ortega, con su también ritual discurso incendiario. Puede apuntarse, en conclusión, que el juego de las condiciones nuevas modifica el centro de gravedad de las relaciones interamericanas, aunque en perjuicio del populismo chavista y del petróleo caro. La deflación rampante inmovilizará a la OPEP.

José Javaloyes

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