Juande Ramos, nuevo entrenador del Madrid, debutó en la Liga contra el Barça y la actuación del equipo, pese a salvar la goleada que tanto se había pronosticado, no pudo satisfacer a cualquiera que considere que ambos equipos han de jugar siempre de tú a tú. En este caso, el visitante acudió como equipo modesto.
El nuevo entrenador cree en la grandeza del club, pero no en la del actual equipo, y de ahí que planteara en el Camp Nou un sistema conservador. Que el Madrid actuara con menos alegría que el Getafe, que sacó allí el empate, que no plantara cara de acuerdo con su prestigio e historia, ha sido lo más criticado.
Lo malo del partido no fue, desde el punto de vista madridista, la derrota, sino que de nuevo se constatara la precariedad de la plantilla. Es cierto que cuenta con lesionados importantísimos y también lo es que en la suplencia no tenga futbolistas de similar categoría.
El engominado director deportivo del club, Pedja Mijatovic, ha invertido 300 millones de euros en fichajes y ninguna de sus adquisiciones está en la onda de los Messi, Eto’o Forlán y Kun Agüero. El Madrid actual no posee ninguno de los jugadores más importantes de la Liga.
El Madrid suele padecer el problema de los muchos cánticos con que se recibe a sus jugadores. Todos llegan tan alabados que a algunos se les acaba ninguneando incluso más de lo debido.
Madridistas de constatada militancia se están preguntando qué pintan en el equipo Marcelo, Drenthe y hasta Van del Vaart. Y por supuesto, creen que se desaprovechó a Robinho. Éste fue vendido al Manchester City para hacer caja y poder contratar a Cristiano Ronaldo y el club se quedó con las plumas, pero cacareando. Querer justificar el error diciendo que el jugador se quería ir es faltar a la verdad. El jugador puso pies en pared cuando vio que era carne de cañón y luego ya no quiso dar marcha atrás.
Julián García Candau