Nos cuentan que María Dolores de Cospedal nada más terminar su discurso de investidura se marchó del edificio de las Cortes Regionales para celebrarlo. Pero no lo hizo en Toledo ni en ningún otro lugar de Castilla-La Mancha, sino en Madrid. Y tampoco lo hizo acompañada por ningún político de su equipo del PP de CLM a quien dejó plantado.
Tampoco gustó demasiado a miembros de su partido, y ya generó el primer malestar serio, que la semana pasada, a las pocas horas de la constitución de las Cortes de Castilla-La Mancha, una sesión histórica para el grupo parlamentario popular, se fuera rápido a Madrid porque tenía entradas para una corrida de toros en Las Ventas.
Entre las filas populares, algunos diputados de su flamante grupo parlamentario ya han comenzado a murmurar sobre las dudas que genera la dedicación que prestará a la región y la inconveniencia de que mantenga el cargo de Secretaria General del PP mientras es presidenta castellano-manchega.