María Dolores de Cospedal cumple el sueño de Rajoy y en las próximas horas será investida presidenta de Castilla-La Mancha, una mujer por primera vez en la historia y la primera vez que lo hace el PP en esta región desde la existencia de las autonomías. Ni lo uno ni lo otro debe servir para otorgarle más condescendencia ni, por supuesto, lo contrario. Sin embargo, en su discurso de investidura ha dejado algunas dudas o, al menos, cosas sin explicar adecuadamente cuando ha anunciado los recortes que va a llevar a cabo. Entre ellos la supresión de instituciones como el Defensor del Pueblo, Síndico de Cuentas, el Consejo de la Competencia o el Consejo Económico y Social. Lo que no ha dicho De Cospedal es que estos recortes apenas suponen ahorro para el erario de Castilla-La Mancha y lo que tampoco ha explicado es que con la supresión de estos organismos se quita de en medio instrumentos de control a su gobierno. A saber, el Defensor del Pueblo vela por los intereses de los ciudadanos frente a los posibles abusos de la administración; el Síndico de Cuentas controla el gasto y la ejecución de los presupuestos del gobierno y sus empresas públicas; el consejo de la Competencia impide la existencia de monopolios que acuerden entre ellos los precios del mercado, y el CES es el órgano donde el Gobierno llegaba a acuerdos importantes con sindicatos y empresarios, tan necesarios durante estos tiempos de crisis.
María Dolores de Cospedal ha hablado insistentemente de diálogo y, sin embargo, o ella o el protocolo de su partido, ha cometido un error imperdonable y no ha invitado a los líderes de UGT y CC.OO.
Su discurso también ha estado plagado de silencios y no ha tenido mención, por ejemplo, al trasvase Tajo-Segura, una bandera política y económica de los castellano-manchegos; ni tampoco al Cementerio Nuclear, para cuya instalación hay algunos pueblos candidatos.
Sí ha hablado en cambio, como si fuera el origen de todos sus males, de la privatización de la televisión autonómica. Nadie duda de la utilización sectaria, y con el tiempo veremos si más cosas, que ha hecho de ella Jordi García Candau. Pero no debería servir para dejar a cientos de trabajadores en la calle, más bien al contrario, debería ser un acicate para convertir esa cadena en una auténtica televisión pública al servicio de todos los ciudadanos. Veremos sus verdaderas intenciones con el nombramiento del director general y si llega a privatizarla, también veremos quién se hace cargo de ella.
Y casi como anécdota, al tiempo que De Cospedal anunciaba en Toledo todas estas reducciones, a una distancia de 70 kilómetros, en Madrid, el responsable de comunicación de su partido, Esteban González Pons, acusaba a Zapatero de estar trabajando “en nuevos recortes”.
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Editorial Estrella