La inflación lleva meses manteniendo disparados los precios de productos básicos de alimentación como la carne, el pescado y las verduras.
La de pollo, aunque también ha subido de precio, continúa siendo una de las carnes más económicas que hay en el mercado. Pero los expertos advierten de que esta situación podía cambiar en breve, con la nueva normativa sobre Bienestar Animal de la Unión Europea.
¿Qué es la normativa sobre Bienestar Animal?
La protección del bienestar animal tienen una larga tradición en Europa, donde las primeras medidas de carácter conjunto se adoptaron a finales de los años 70 del siglo pasado.
Con el tiempo, la normativa ha ido evolucionando para proteger todavía más los derechos de los animales y promover un desarrollo que sea sostenible.
El último cambio legislativo importante en esta materia ha sido la nueva Ley de Bienestar Animal, que entró en vigor el pasado mes de septiembre. Una norma que llega con importantes cambios para los ganaderos, y que podría afectar al precio de alimentos como el pollo.
Granjas un 30% más pequeñas
El sistema de cría de pollos y de gallinas ponedoras ha estado en entredicho desde hace décadas. Y se ha denunciado en múltiples ocasiones el hacinamiento en el que viven estos animales.
La nueva normativa europea impone ahora la obligación de que las granjas reduzcan un 30% su tamaño. La consecuencia inmediata es que, para no someter a los animales a un mayor hacinamiento, el número de pollos que se puede criar es menor.
Para los expertos, esta medida puede llevar al cierre de unas 2.500 fincas, porque la mayoría de ellas no son capaces de asumir los gastos que implica ajustar sus instalaciones a las nuevas prescripciones legales.
El pollo será más caro
En la actualidad, existen en España unas 5.000 granjas dedicadas a la cría de pollos. Con los ajustes de tamaño impuestos por la norma europea, serían necesarias un 70% más de granjas para poder cubrir la demanda del mercado español. Esto tendría un coste de 1.800 millones de euros.
Desde la asociación agraria ASAJA, afirman qué, con menos granjas y menos pollos en el mercado, la carne de este animal podría escasear y subir de precio. De hecho, es posible que haya que recurrir a la importación de pollos para poder cubrir la demanda.
Según las estimaciones llevadas a cabo, un kilo de pechuga de pollo podría pasar de costar unos 7 euros de media a 20 euros.
El cierre de las granjas podría, además, agravar el problema de la despoblación rural.
Desde la Asociación Interprofesional de Carne Avícola, Avianza, ha declarado que con esta medida el pollo podría pasar a ser un producto de lujo, no asequible para todos los bolsillos.
Cambios en los hábitos de consumo
En el último año, cuatro de cada diez productos de alimentación básicos se han encarecido más de un 30%. Destacando especialmente el aceite de oliva, las legumbres y las hortalizas.
En el caso de la carne, aunque su incremento de precio ha sido algo más moderado, esta es ahora un 15,7% más cara que el año pasado.
Esta situación ha llevado a los consumidores a cambiar sus hábitos de consumo. En las cestas de la compra actuales hay menos carne, incluso menos carne de pollo. Lo que sí hay son más huevos, que son también una fuente de proteína. A pesar de que estos han incrementado su precio en torno al 28% con respecto al año pasado.
No obstante, con los ajustes en el tamaño de las explotaciones que se derivan de la Ley de Bienestar Animal, el precio de este alimento también podría seguir multiplicándose en el futuro.