martes, marzo 19, 2024
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La violencia machista en el deporte

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Ángela Merino
Ángela Merino
Periodista y comunicadora. | [email protected]

Este viernes 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional contra la Violencia de Género. A diferencia de lo que puede pensarse, en esta definición no solo se enmarca la violencia física, sexual o psicológica, que son las manifestaciones más comunes, sino que hay muchas otras formas de violencia que a veces no son consideradas como tal. Cualquier discriminación hacia la mujer por el hecho de serlo es violencia machista, como la económica, laboral e incluso institucional. Además, afecta a las mujeres en todos los aspectos de su vida, tanto personal como profesional.

Por desgracia, la violencia machista también está muy presente en el deporte con acciones del día a día. Por eso, es tarea de todos y todas visibilizar esos comportamientos y luchar por erradicarlos. En muchas ocasiones, todo empieza en las propias palabras o en la forma de interiorizar los conceptos. Cuando hablamos de fútbol, de manera genérica, lo asociamos al fútbol masculino, pero si el deporte lo practican mujeres, le añadimos la coletilla de ‘femenino’.

Esto ocurre principalmente en deportes que tradicionalmente se han considerado «de hombres», como pueden ser el fútbol o el automovilismo. La prueba está en hechos tan cotidianos como que la Primera División Femenina de España se haya profesionalizado este mismo 2022 o que los contratos, sueldos y recompensas de las jugadoras sean ínfimos en comparación con los hombres que están a su mismo nivel. El difícil acceso a determinados deportes se ve reflejado, por ejemplo, en Fórmula 1, donde en la actual parrilla de 20 pilotos no hay ninguna mujer. De hecho, solo dos mujeres —Maria Teresa de Filippis y Lella Lombardi— han disputado en alguna ocasión una carrera de Fórmula 1.

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Lella Lombardi | Fuente: F1

La desigualdad de oportunidades está muy presente en el deporte, pues en muchas ocasiones los méritos que consigue una deportista no tienen la misma repercusión mediática que los que logra un hombre. Hace apenas un mes, cuando Karim Benzema y Alexia Putellas ganaron los Balones de Oro, las portadas españolas se centraron en el jugador del Real Madrid. Sin embargo, era la primera vez que lograba este galardón, mientras que la futbolista del FC Barcelona hacía historia al convertirse en la primera mujer en lograr dos Balones de Oro consecutivos. ¿Las portadas hubieran sido las mismas si el Balón de Oro masculino lo hubiera ganado un futbolista español? Esto también es violencia machista.

El trato desigual a hombres y mujeres deportistas es violencia machista

Y estrictamente relacionado con el párrafo anterior, se encuentra el trato desigual que reciben los y las deportistas, tanto en entornos profesionales como fuera de ellos. Han sido muchas las mujeres que en determinados momentos han recibido preguntas o han tenido que vivir situaciones incómodas y que en ningún caso ocurriría con los deportistas. ¿Por qué a Ada Hegerberg, jugadora del Olympic de Lyon, cuando en 2018 ganó el Balón de Oro le preguntaron en la misma gala si «sabía hacer twerking»?

Sin ir más lejos, en 2021, cuando Alexia Putellas ganó su primer Balón de Oro, el exfutbolista Didier Drogba —encargado de presentar la gala— llamó a la catalana al escenario y le preguntó: «¿Tú quien eres?». El delantero marfileño fue objeto de críticas en redes sociales, y no es para menos, pues en ningún caso se le hubiera ocurrido hacer ese comentario a un futbolista que acabara de ganar el Balón de Oro.

Por desgracia, encontramos muchos ejemplos similares de violencia machista. A la tenista Eugenie Bouchard, tras ganar el Open de Australia de 2015, un periodista a pie de pista le pidió que hiciera una pirueta para mostrar su top y minifalda. Unos minutos antes, le había solicitado exactamente lo mismo a Serena Williams. Precisamente en el mundo del tenis, a Andy Murray le felicitaron en 2016 por ser «la primera persona en la historia en ganar dos medallas de oro olímpicas en tenis», a lo que el tenista británico matizó que «Venus y Serena han ganado como cuatro cada una».

También en unos Juegos Olímpicos, la nadadora húngara Katinka Hosszu logró la medalla de oro en los 400 metros individuales. Sin embargo, un periodista pensó que era mucho mejor destacar la labor de su marido y entrenador, Shane Tusup, antes que felicitarla a ella misma. A la piloto de las W Series Emma Kimiläinen le preguntaron cómo compagina su faceta de madre con la de deportista. En Fórmula 1, hasta tres pilotos de la actual parrilla son padres, pero en las entrevistas no les suelen preguntar por ello.

Incluso si un hombre y una mujer deportistas rinden a un bajo nivel, el ‘castigo’ o los insultos que reciben son completamente diferentes. Es más, la actriz Sara Sálamo ha denunciado en redes sociales en más de una ocasión los mensajes que ha recibido por el bajo rendimiento de su pareja Isco Alarcón. «Nunca te perdonaré lo que le hiciste a Isco» o «Te has cargado a Isco, zorra» son algunos de los mensajes que ha hecho públicos en alguna ocasión.

Todas estas acciones, la falta de oportunidades e incluso los cánticos que se profesan en estadios son violencia machista. El apoyo que recibió Rubén Castro en el Benito Villamarín tras ser acusado de malos tratos a su pareja es otro ejemplo de ellos, en el que le recordaban que «no fue tu culpa, lo hiciste bien». Es tarea de todos y todas visibilizar el trabajo de las mujeres, hacer que los niños y niñas también tengan referentes femeninas en el deporte, utilizar las palabras correctas en cada ocasión y, en definitiva, erradicar la violencia machista de todos los ámbitos de la sociedad.

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