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Algas para dar de comer a los coches

Exxon Mobil anunció la semana pasada que invertirá 600 millones de dólares en estudiar cómo producir biocombustibles a partir de algas, un cometido que ha encargado al padre del genoma humano, el científico estadounidense Craig Venter, y que espera conseguir en unos seis años. PetroAlgae, con sede en Florida, ha trabajado desde su fundación en 2006 en un sistema de biorreactores y cultivo en tanques abiertos de algas y otros organismos fotosintéticos, como diatomeas, plantas angiospermas y cianobacterias, de los que se obtiene un aceite con una estructura similar a la de los carburantes de uso habitual.

"Nosotros no tenemos que esperar a nada. Estamos listos desde ya, porque hemos demostrado que nuestro sistema produce combustible de algas que se puede utilizar ahora mismo", aseguró Beck sobre la viabilidad del proyecto de PetroAlgae, compañía con una capitalización bursátil de 800 millones de dólares.

Cuando divulgaron que esa gran firma entraría así en el negocio de las renovables, los directivos de la petrolera avisaron del posible fracaso del experimento, así como de que su mayor preocupación era conseguir un producto viable económicamente, algo que PetroAlgae asegura haber conseguido "con una carta bajo la manga".

"Nuestro sistema produce biocombustible y, además, obtiene una fuente proteínica ideal para la alimentación humana y de ganadería", explicó el portavoz de la compañía, cuyo sistema está diseñado para que, de los desechos vegetales de las algas y otros microorganismos, resulte una rica proteína sólida de origen vegetal. Según Beck, PetroAlgae ha ideado "un sistema único" que está a la venta a través de licencias y es económicamente rentable "desde el primer día", gracias a que el aceite que se obtiene se puede tratar "en cualquier refinería actual" y suministrar "en las mismas gasolineras que se utilizan ahora".

"Además, está el negocio de la alimentación al que se puede acceder con las proteínas que se obtienen. Actualmente estamos en conversaciones para poder utilizarlas en instalaciones ganaderas", explicó Beck, quien resaltó que todo el proceso es "ecológico en un 90 por ciento". El agua que se utiliza reciclable casi en su totalidad y los organismos que se cultivan y de los que se obtiene el aceite consumen el doble de su peso en dióxido de carbono.

"El secreto está en abandonar los macrocultivos y centrarse en lo que llamamos microcultivos", explicó Beck, quien aseguró que el sistema de la compañía se puede instalar "en terreno no arable, no consume agua en exceso y se utilizan siempre organismos nativos, propios de los terrenos en los que se sitúa". Aseguró, además, que, al contrario que lo que ocurre con las plantaciones para conseguir etanol de caña de azúcar, maíz o soja, el sistema de las algas "no roba terreno dedicado a los alimentos, una de las mayores preocupaciones actuales".

PetroAlgae cerró el pasado abril su primer contrato de licencia de su sistema fuera de Estados Unidos, con un acuerdo en China, donde, a finales de este año, instalarán diez de sus unidades de producción de biocombustible.

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