Pablo Bustinduy anuncia un cambio legal para frenar las llamadas spam y proteger mejor al consumidor

Las llamadas comerciales no deseadas podrían tener los días contados. El ministro de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, Pablo Bustinduy, ha anunciado una batería de cambios legales que pretenden acabar con el acoso telefónico de carácter publicitario que millones de personas sufren cada día en España.
Durante una entrevista en Hora 25 de la Cadena SER, Bustinduy explicó que se introducirá una enmienda a la Ley de Servicios de Atención a la Clientela (Ley SAC) que obligará a las empresas a identificarse mediante un número específico cuando realicen llamadas comerciales. Más aún: las compañías telefónicas deberán bloquear automáticamente todas aquellas llamadas de empresas que no utilicen ese identificador.
Un sistema para distinguir y bloquear el spam
Con esta medida, el Gobierno quiere que sea el propio sistema telefónico el que impida el acceso a llamadas intrusivas, de forma que el usuario no tenga que tomar medidas por su cuenta ni sufrir interrupciones molestas.
“Las empresas estarán obligadas a utilizar un código numérico concreto que indique claramente que se trata de una llamada comercial. Si no lo hacen, no podrán ni siquiera contactar con los consumidores”, explicó Bustinduy.
Pero el cambio va más allá. La normativa incluirá también la anulación automática de cualquier contrato que haya sido suscrito a través de llamadas no consentidas. Y, además, las empresas deberán renovar el consentimiento de los usuarios cada dos años, lo que pone fin al consentimiento eterno que muchas veces se daba por defecto tras una compra puntual o un registro online.
Un impulso para la defensa del consumidor
Estas enmiendas no llegan solas. Se suman a otras modificaciones de la Ley SAC presentadas recientemente por Sumar y PSOE, todas ellas a propuesta del Ministerio de Consumo. Entre ellas destaca una regulación más estricta de las renovaciones automáticas de suscripciones, muchas veces impuestas sin aviso claro al usuario.
A partir de ahora, las empresas estarán obligadas a avisar con 15 días de antelación de la renovación de cualquier servicio contratado por internet. Y deberán ofrecer, además, una forma sencilla y directa para cancelar la suscripción si el cliente así lo desea.
Reseñas falsas, en el punto de mira
Otra medida clave afecta a las reseñas publicadas en internet, un ámbito donde el fraude también ha crecido sin control. Solo podrán publicarse opiniones en los 30 días posteriores a la compra o disfrute del producto o servicio. El objetivo es garantizar que esas reseñas proceden de consumidores reales y que reflejan una experiencia reciente y veraz.
Además, la empresa afectada tendrá derecho a responder públicamente o solicitar la retirada de una reseña cuando pueda demostrar que no es auténtica: bien porque el autor no realizó la compra o porque el contenido de la opinión es falso o engañoso.
Precio final sin trampas
Por último, Consumo quiere acabar con otra práctica abusiva: la descomposición artificial de precios. A menudo, las webs de entradas, billetes o productos muestran un precio atractivo que luego se infla con gastos de gestión ocultos al final del proceso.
Con la nueva ley, todas las empresas deberán mostrar desde el primer momento el precio final, sin fragmentarlo ni añadir recargos sorpresa al avanzar en la compra.
Un cambio que llega tras años de quejas
Las medidas anunciadas por Bustinduy responden a una demanda social creciente. Durante años, asociaciones de consumidores, expertos en privacidad y miles de ciudadanos han reclamado más protección ante prácticas comerciales abusivas.
La verdad es que el panorama hasta ahora ha favorecido a las grandes plataformas, que podían realizar campañas agresivas sin apenas restricciones reales. Este cambio legislativo promete, al menos sobre el papel, dar al consumidor más control y más tranquilidad.
Ahora queda por ver cómo se implementan estas medidas y si las empresas cumplen de forma efectiva. Pero el mensaje desde el Ministerio es claro: el consentimiento no es eterno, y el silencio no puede interpretarse como un sí.