viernes, abril 26, 2024
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Vicen Arcos:  Hay series de Netflix que pagan a jóvenes “protagónicos unos 40.000 € por capítulo”

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En España, ser actor no es realmente fácil. Según un estudio realizado hace varios años por la Fundación AISGE, apenas un 8 % de quienes deciden estudiar arte dramático vive de su profesión, y más de la mitad de los intérpretes no consiguen empleo en el sector. En los últimos años se producen muchas series y películas financiadas por plataformas en streaming, como Netflix o HBO, sin embargo, la accesibilidad a un trabajo digno como intérprete no se corresponde con la cantidad de graduados que cada año salen de las aulas ilusionados por un papel.

Por eso hemos querido hablar con Vicen Arcos (1985), actor malagueño dedicado, sobre todo, al teatro y a la publicidad. Ha trabajado en series como Arrayán (Canal Sur), y como protagonista en anuncios publicitarios de empresas como Amstel o Mitsubishi. Cuenta que en los últimos tres años ha podido vivir de la interpretación, sin embargo, actualmente trabaja en una empresa de logística para contar con ingresos que cubran sus gastos, ya que, en el sector, como afirma, puedes hacer una serie exitosa un día, y al otro ya no apareces más.

¿Cómo te llamas y te definirías?

Soy Vicente y mi profesión, básicamente, es actor, lo que pasa que trabajo de todo lo que puedo o todo lo que sale, y nada, considero que soy una persona bastante consecuente, que procura mirarse las cosillas que tenemos que mirarnos a nivel social, y a nivel personal, poco más.

¿Por qué arte dramático?

Elegí arte dramático porque aún a sabiendas de que era un oficio que podía ser complicado en cuanto a la salida laboral, era algo que me apasionaba. Entonces (creo que cuando ya sales de haber estado estudiando la educación básica ya hay veces que te puede motivar más o menos) tenía ganas de seguir estudiando, pero estudiando algo que realmente me apasionase, no algo como se estudia muchas veces por una posible salida laboral y demás.

El teatro había estado siempre muy presente en mi vida desde pequeño, había hecho obras de teatro desde chico en el colegio y después lo seguí en la adolescencia, y habiendo la posibilidad de estudiarlo como un oficio o como una artesanía como quien dice, pues me metí de cabeza por pura pasión.

¿Cuáles fueron tus primeros pasos?

Ms primeros pasos fueron en las típicas obras de colegio, donde teníamos un grupo de teatro que se juntaba por la tarde y luego hacíamos como una especie de montaje definitivo al final de curso. Era una cosa de muchos juegos más que un propio trabajo de técnica. Pues la primera obra, que no si recuerdo mal se llamaba ‘Tres historias para un rey’ o algo así, era una cosa como muy divertida, muy hecho por y para niños, porque en esa época tendría unos 8 años o así esa. Fue quizá la primera experiencia, y por decirlo de algún modo, la primera experiencia ya más profesional fue con 21 años, que me cogieron en una compañía de teatro infantil. Fue la primera serie en la que mi contrato regía: régimen de artista.

¿Cómo recuerdas esa primera experiencia?

La verdad que bien y no tan bien. La primera función que tuve con la compañía fue un poco catastrófica, porque claro, me sume a una compañía de teatro infantil en la que me tuve que aprender tres espectáculos a la velocidad del rayo, en la que tuve que ensayar un montón de horas no remuneradas durante dos o tres meses, en las que se pretendía que yo estuviera al mismo nivel de personas que a lo mejor llevaban haciendo espectáculos pues dos o tres años. Pero sobre todo porque no se nos dieron todos los medios necesarios. En este caso, la obra tenía títeres, y yo prácticamente no ensayé con el títere, entonces, es muy difícil darle vida si incluso hay gente que se dedica profesionalmente a eso. Yo como actor, evidentemente, lo he tocado en algún momento, pero es muy difícil.

Fue un poco agridulce, pero bueno, bien, porque no había terminado la carrera aún y ya estaba currando en una compañía así, con gente que era un poco mayor que yo. Tenía 21 o 22 años y curraba con gente que ya llevaba como 5 o 6 años haciendo esto, y hombre, fue una experiencia en la que aprendí un montón de todo, desde técnica teatral a técnica en sonido e iluminación, etc.

Y en la actualidad, ¿cuál es tu relación con el arte dramático?

Pues con el oficio en sí, la relación es nada, trabajar de lo que se pueda. Antes, al principio, uno se hace como una idea de que acabará encontrando un trabajo medianamente estable o que puede sonarte la flauta, pero es muy difícil… Entonces suscribo un poco unas palabras que escuché hace poco de alguien en una entrevista, que venía a decir que como actor trabajaba oficiando bodas, haciendo animaciones, haciendo anuncios, lo que se pudiera, y que, si tenía suerte, de vez en cuando lo llamaba algún director para hacer alguna peli; no sé si ponía el ejemplo de Sorogoyen o de quién…

Tengo a mucha gente del gremio, amigos cercanos que se dedican a esto y que curran un montón. De hecho, hay alguno al que le digo: “posiblemente seas el actor que más trabaja de España”. Porque a lo mejor esta persona curra al mes 23 o 24 días como actor, y no todo el mundo tiene la suerte. Y quizás lo hace casi durante todo el año, aunque sí que es verdad que sus buenas palizas también se las da. Medianamente sí puede vivir de esto con un sueldo estable y digno, pero claro, dedicándole una jornada completa casi al trabajo. Pero tiene que estar programado, porque al final, sí, una cosa liviana sí, pero si es una cosa pesada, trabajar con tus sentimientos y tu emoción es un curro que desgasta a nivel físico y anímico mucho.

Vviiccen

¿Cuáles son tus hobbies?

Pues mis hobbies la verdad que son pocos, así variados, pero uno desde que tengo uso de razón es el deporte. El deporte en general, cualquier tipo de deporte. Estos últimos meses he estado dándole más a la escalada y al pádel, siempre que las lesiones lo permiten, pero me también quiero retomar el vóley y el judo, que es un deporte que he practicado toda la vida, pero bueno, es bastante lesivo y ya a cierta edad y con ciertos compromisos laborales… Y además, nada, todo lo que sea viajar, todo lo relacionado con la naturaleza me encanta; como parte así adicional, lo típico, pues consumir cine, lectura cuando puedo, cosas de este estilo… Pero ya en última instancia; prefiero siempre lo otro prefiero calle y diversión.

¿Qué dirías que te aporta el deporte en tu vida?

Siempre se lo digo a la gente: a nivel químico, cuando tú haces deportes ya hay un cambio en ti químico sí o sí, por las sustancias que se generan cuando lo realizas. Y después, si lo practico en equipo, el estar conectado con más gente, realizar un trabajo o una dinámica de equipo, el prosperar en una disciplina deportiva. Me apasiona en general, me aporta pura felicidad, y en muchos casos, plenitud.

¿Crees que es difícil encontrar la felicidad hoy?

A ver, esto de la felicidad muchas veces se plantea, y yo creo que cada vez se habla más de que la felicidad no es un fin, sino es una forma de vivir. O sea, la felicidad como fin, puf, ¿cuándo qué? ¿cuándo alcances un objetivo personal, cuándo alcances un objetivo monetario? Es según la persona que seas. Yo procuro equiparar – y es lo que hago estos últimos años – felicidad a tranquilidad. Creo que una fórmula, por lo menos en mi caso, bastante eficiente: si estoy tranquilo en mi vida en general, estoy feliz; si no tengo quebraderos de cabeza, no tengo gente que me esté haciendo mal alrededor, no tengo las presiones de un trabajo que me estén llevando a estar en unas malas condiciones emocionales..; si tengo esa tranquilidad, me siento bastante feliz, pero también en el mundo en que vivimos creo que hay que tener una conexión, o en este caso, una desconexión clara de todo lo que es la locura material, cada día más bestia. Yo vivo muy feliz con cuanto mínimo necesito, cuanto menos necesito a nivel material mejor vivo y más feliz, o sea, creo que esa es la clave: el tenerla día a día.

¿Cuál dirías que es el estado de tu profesión?

No diría que el estado general de la profesión fuese malo, o sea, diría que la profesión siempre está ahí, como que se mantiene, pero tampoco diría que una cosa álgida. Es verdad que ahora mismo se están haciendo muchísimas producciones, porque con la variedad que ofrecen plataformas como Netflix o HBO, no paran de hacerse producciones. Pero también pienso que muchas de las producciones que se hacen son de consumo rápido y van muchas veces como a un cajón del olvido o duran poco. A lo mejor tienen un boom y un pico así de audiencia explosiva, que luego cae en picado, aunque no creo que se busque en general eso.

Así algo con una esencia artística de verdad, no digo que las producciones que se hacen no la busquen o no la tengan, pero para mí en general no, tanto a nivel audiovisual como a nivel teatral. Vivimos desde hace muchos años en una época del todo vale, y como tampoco el consumidor es un consumidor “educado” – porque al final no se busca que el consumidor prospere o mejore su criterio en cuanto a nada, sino lo que se busca es poder darle la máxima cantidad de cosas y que se las coma una detrás de otra – pues pienso que en la profesión hay trabajo, pero nunca termina de ser o de estar regulada de una manera cómoda para que todo el mundo pueda trabajar y pueda ser accesible para todos los que se dedican a esto.

¿En qué crees que ha cambiado el público?

Creo que hoy en día se busca un mero entretenimiento. Quizás cuando consume cine un poco más de autor o cuando consume teatro la gente sí que busca un poco más el tener una experiencia vital, que le llegue y que le llene, como el que elige leer un buen libro, pero creo que hoy el público tiene sentirse entretenido y no pensar en nada. Creo que se produce en base a eso, pero en lo que el público ha cambiado, en general, es que al darle tanto consumo y tanto para consumir, tampoco hace una criba a su criterio, por decirlo de alguna manera. Creo que con tanta oferta es muy difícil que el público encuentre un criterio personal.

¿Hacia qué tipo de cine crees que hay que dirigirse?

Considera que tendríamos que darle un poco más de caña al tema social en general, pero desde una perspectiva sana, porque al final hay muchas series y muchas producciones que sí, que te narran un poco como es la vida, pero es una manera en la que no llegan a como es la realidad. Tampoco puedo opinar mucho en ese aspecto porque no consumo ese tipo de producciones, pero sí que lo que veo es eso: que la temática de lo que se oferta no tiene mucha chicha, o sea, no lleva al público a que surja algo dentro de esa persona. Para mí – al final la representación artística, desde que el hombre es hombre, muchas eran simplemente rituales, pero otras muchas buscaban eso, que el ser humano tuviera un clic en su cabeza y pensara, sintiera y viese de forma diferente la vida – hoy se busca poco y se busca solamente lo comercial y obtener unos ingresos económicos en base a ese tipo de producción.

¿Cuándo surge el arte dramático en la Historia?

En realidad, las primeras manifestaciones fueron un poco rituales; estaban ligadas a ritos religiosos y demás. Después, evidentemente, ya empezó la típica comedia que conocemos, las típicas tragedias griegas, que también son manifestaciones muy potentes y que se siguen estudiando hoy. De hecho, muchas de ellas siguen siendo como un poco estructurales de base para muchas cosas… Al final, todo este tipo de representaciones yo creo que surgen de eso, de una necesidad humana – al igual que surgen las primeras esculturas o pinturas -, pues al final el ser humano necesita expresarse artísticamente de alguna forma.

¿Qué contarías sobre el cine?

A mí el cine me ha encantado desde siempre, o sea, para mí el plan perfecto cuando era adolescente era: irme al videoclub, sacarme 3 películas, y disfrutarlas un fin de semana. Evidentemente, ahí mi criterio era un poco más de consumir cine de entretenimiento, pero es verdad que he visto muchísimas películas. Últimamente suelo consumir algo más de series, porque al final también es lo que oferta el panorama, y, además, por tiempo, porque al final con una serie de estas en las que los capítulos duran 20 minutos, pues es muy fácil encajarlas en el día. El cine para mí es una cosa que me llena bastante, o sea, siempre me ha tirado mucho más que, por ejemplo, la lectura.

Y no sé, considero que hoy en día se hacen muchas buenas películas, pero al final más en el cine de autor, porque las grandes producciones – que ya no las consumo tanto la verdad – es siempre sota caballo rey, y a mí concretamente se me hecho bola. Algo como esto lo comentaba, no sé si era Scorsese, a quien se le echaron al cuello porque vino a decir como que Marvel era un parque de atracciones y que solamente busca un mero entretenimiento sin más. Y para mí, sí que hay que buscar ese plus de mover algo en la conciencia o en la mente de quienes lo consumen. Y sí que es una cosa que, a lo largo de estos años, sobre todo a nivel teatral, es una herramienta super importante para cambiar la sociedad que se ha usado durante toda la vida. Lo que pasa que es muy difícil, en este caso, hacer producciones teatrales. Y sin irme del cine, una producción de cine también es súper difícil de llevar a cabo, porque cuando te pones a hablar de presupuesto y escuchas el presupuesto de una película de autor o de bajo presupuesto, son cifras mucho más altas de lo que uno se puede imaginar de base. Claro, porque hay mucha gente implicada en un proyecto así.

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Siempre se pone el ejemplo de que en España es muy difícil hacer cine. ¿Qué piensas al respecto?

A ver, yo tampoco soy productor ni director, te puedo hablar un poco de lo que oigo. Hacer cine, como te decía, es complejo, los presupuestos son siempre elevados porque se requiere de mucho equipo, y para montar un set de rodaje en una localización exterior todo lo que requiere es potente. Pero sí que, por lo menos se habla a veces en la profesión, que parece que el cine español vive solo de la subvención, aunque no creo que sea así. Pero sí que muchas veces es necesario, porque al final: o tienes un productor detrás que con fe ciega te aporte los ingresos para arrancar ese proyecto o para subvencionarlo entero, o es muy difícil tener toda esa pasta para arriesgarse. Al final tienes la pasta y la inviertes en algo “seguro”, pero no es construir unas naves para tener unas oficinas que posiblemente se vayan a alquilar y vas a tener una recompensa económica de eso. Y más si lo haces desde un punto de vista más subjetivo. Puede ser que la película luego no tenga una repercusión. Además, supongo que influye también mucho que se consuma mucho menos cine en sala, por lo que todo irá a base de entrar en un catálogo de alguna plataforma que te oferte, y entiendo que será complejo.

En general, la gente siempre se queja de que el cine español vive de la subvención, y sí que hay subvenciones, pero como hay tantas otras subvenciones, aunque muchas veces lo que se siente también es que van a saco roto. Y puede ser que haya ocurrido, porque yo he escuchado de películas que se han montado, se han rodado y se ha utilizado incluso el propio dinero de la subvención para comprar entradas de taquilla para que esa subvención se pudiera hacer efectiva. Si a ti te dan una subvención y te dicen, vale, pero mínimo tiene que haber luego, no sé, me lo invento, 25. 000 espectadores… Y estás viendo que la primera semana no ha habido tal volumen, como habitualmente nunca nadie se pule el dinero de la subvención – porque bueno, esto ya yo creo que es picaresca española y el cuento del Lazarillo de Tormes, que como yo digo nos ha hecho mucho daño -, pues te han dado 500 mil euros para una subvención, de los cuales te quedan por ahí 100 mil en el aire que te has guardado, y los utilizas para comprar las entradas para que al final la subvención pueda ser efectiva. Hay muchas veces que han salido gente relacionada con el mundo del cine diciendo que hay salas vacías y que se han comprado integralmente las entradas para cobrar una subvención. Yo corroborar eso hasta ese punto no, pero me imagino que sí que ocurre o que ha ocurrido.

Y sí que hay gente que hace cine porque tiene sus patrocinios, tiene su dinero ya o su fortuna creada a base de haber hecho más cine, y que tira ‘palante’ sin subvenciones y nada, pero es verdad que son pocos. La gran mayoría de la gente que se dedica a esto tira de subvención

¿Qué es para ti el teatro?

Si pudiera elegir a qué dedicarme mi vida actoral – evidentemente me gustaría probarlo todo como a cualquiera supongo que se dedique a una profesión amplia – me encantaría dedicarla a poder hacer teatro, o sea, me gustaría ganarme la vida de hacer teatro y de estar en un escenario y de estar currando unos ensayos y demás.

La gente en general, ¿cómo lo ve? Bueno, la gran mayoría, evidentemente, sabe que hay un proceso de ensayo, que hay un proceso hasta que eso se lleva a cabo… pero la gran mayoría de la gente yo creo que no se imagina hasta qué punto llega. Hay veces que para un proyecto puedes ensayar a lo mejor una medida de dos o tres meses de una media de cinco horas diarias. De hecho, tampoco se ensaya más porque sería un poco contraproducente. En algunos casos, por compactar tiempo, se han planteado ensayos de ocho horas para un ensayo teatral, pero si es a nivel de acreditación física y para trabajar emocionado un personaje, no rindes cuando llevas 4 horas trabajándolo. Llega un momento en el que estás sobresaturado a nivel mental, por muy bien que trabajes. Un controlador aéreo, que a lo mejor no es el ejemplo más más exacto o cercano, desarrolla un oficio que le requiere una atención máxima, y esa persona no está trabajando como controlador aéreo 8 horas diarias. Está una serie de horas y en turnos rotativos, porque requiere de una atención muy grande, y en el trabajo con emociones hay una implicación emocional y física muy fuerte por la que tampoco puedes estar trabajando muchísimas horas. La gente sabe que hay ensayos, sí; la gente valora todo lo que puede haber detrás, pues a lo mejor a veces sí y a veces no; y en cuanto a las producciones teatrales, bueno pues se hacen muchas, pero ganarse la vida con el teatro, entrar en una producción teatral que sea de alguna manera tu pan de cada día, es complejo, porque la gran mayoría de compañías también tienen subvenciones, y la gran mayoría de espectáculos de un nivel alto, por decirlo de alguna manera, y de gente que vive de ello, es dificilísimo entrar.

 Sí que se hacen buenas producciones y se hacen también muchísimas producciones de mierda, tanto a nivel básico – con un nivel básico me refiero a gente que está empezando o gente que ya está consagrada – porque hay gente, como los cantantes lo han hecho en su momento, que tuvo un momento de boom y pegó un pelotazo, y luego se dedica a vivir de las rentas y a sacar recopilatorios, o a sacar una obra que es un popurrí de otras obras suyas y que es como un poco el decir: seguimos aquí, seguimos produciendo, no nos hemos disuelto como compañía, aunque no creo que tenga la carga artística que a lo mejor tuviese en su momento.

Creo que al teatro también se le tiene que dar un poco más de valor en sí, pero tampoco el público hoy es un público que quiera consumir teatro. De hecho, consumirlo a veces es arriesgado, porque bueno, vas a ver una película y has visto el tráiler y ya sabes de qué va, si no, si sabes el estilo de peli que quieres ver, pones, por ejemplo: solo acción, tiros y explosiones, porque me apetece divertirme. Pero cuando vas a ver una obra de teatro hay veces que ves un pequeño tráiler que no narra mucho de lo que en realidad va la obra, y entonces claro, si ya es un dolor ir al cine, pues no es lo mismo gastarte 20 euros en ir a ver una cosa de teatro, cuando no eres consumidor habitual. Y tragarte un pufo, claro, ya estamos hablando que es una inversión.

Yo hay veces que por ejemplo sí que he consumido cosas de teatro que me han costado una entrada lo suyo y he visto verdaderos bodrios, o sea, lo digo así, de compañías que son potentes y que dices tú, bueno estos han hecho un espectáculo por sacar pasta simplemente. Pero a mí lo que más me prima a la hora de ver un espectáculo, sobre todo teatral, es que sea honesto. Yo entiendo que no todo el mundo tiene los mismos medios, pero con los medios que tienes, me estás dando el trabajo más honesto que puedes ofrecerme, y eso es lo que yo valoro realmente cuando veo teatro.

¿Cómo es un trabajo honesto?

Es el trabajo hecho con los medios que hay, hasta donde hemos podido. Donde hay un buen trabajo del actor o la actriz; donde se ve que hay una buena dirección; donde el trabajo de los técnicos, tanto de luces, sonido y demás, o ambientación sonora, está limpio, es preciso y está bien hecho. Aunque no tengas todos los medios del mundo, cuando hay un proceso de ensayo bueno de verdad y hay un curro bueno, se ve luego el resultado. Y eso es lo que más valoro, que el trabajo haya sido honesto.

¿Qué lugar ocupa para ti el circo como disciplina dentro del arte dramático?

El circo es una disciplina en sí misma, pero sí que está igual “valorado” y sí que es verdad que el circo es: o todo o nada. Con esto me refiero a que a lo mejor es: o Circo del Sol y cosas de ese calibre, o un circo, por decirlo de alguna manera, no profesional.

Pero sí que es como una cosa mucho menos consumida. En cuanto al circo tradicional, el de toda la vida, de animales, payaso y demás, bueno, ahí se mantienen, pero creo que es una cosa como un poco abocada a casi desaparecer, y por lo menos para mí el circo de animales me gustaría que desapareciera, porque no considero que como sociedad necesitemos consumir algo así.

¿Qué dirías sobre la publicidad?

Para mí es uno de los medios de ingresos que he tenido en estos últimos años, porque al final en nuestra profesión lo más complejo es la accesibilidad a una producción teatral o audiovisual buena. Entonces, la publicidad es como un mercado que está ahí, en el que se hacen muchísimas producciones, que habitualmente llevan un día o dos de trabajo. Evidentemente la publicidad es algo que no desaparece, sino que cambia, porque ahora, por ejemplo, hay muchísima publicidad orientada a redes sociales o medios digitales. No es como antes, que se hacía muchísima publicidad para televisión. Pero sí que es verdad que es un sitio donde hay veces que puedes tener suerte de hacer un curro divertido, donde la publicidad está un poco más elaborada, donde a lo mejor hay un pequeño trabajito del personaje. Pero claro, al nivel actoral no es una cosa que te llene tampoco mucho, porque aparte que es algo muy fugaz, que se desarrolla en un día, no te da para crear un personaje que tenga muchos más matices. Son cosas como más livianas y sencillas, pero bueno, está ahí como otra forma más de ganarse la vida siendo actor, pero como te la puedes ganar oficiando bodas o haciendo animaciones o trabajando en un parque temático.

¿Cómo es la grabación y la puesta en escena de un anuncio publicitario? ¿Es más “artificial” que en el cine o teatro?

Más que artificial, la grabación de la publicidad en sí es algo como muy a piñón, porque no es como una peli que está programada durante quince días o varios meses, en la que hay un planning muy establecido. Aquí también hay un planning, pero es a sangre y fuego porque es una cosa que se va a rodar en un día o lo sumo dos, entonces siempre es todo muy a piñón en cuanto al ritmo. Las producciones hay veces que son muy gordas, porque por ejemplo participan en algún anuncio de coche cientos de personas, aunque a lo mejor eso lo haya también en una en una peli, pero en publicidad están casi currando a piñón en el mismo momento prácticamente.

Una de las más grandes en las que he trabajado, mientras que estabas montando en un salón de un hotel una tienda de electrodomésticos de lujo, otro equipo está montando catering por otro sitio, otro equipo está montando iluminación, por otro lado, hay dos equipos de rodaje a lo mejor repartidos con todo lo que lleva un equipo de rodaje, desde iluminadores, cámara, operadores de cámara, ayudantes, director, ayudante de dirección… Y todo con un ritmo frenético porque se tiene que quedar hecho y hay un montón de material que se ha alquilado, un montón de gente que se ha desplazado, un montón de localizaciones que están implicadas, y todo se tiene que quedar hecho en el día. Hay veces que se alargan mucho los rodajes porque no hay manera de rematarlos.

¿Cómo crees que debe ser un actor?

Un actor, en general, debe ser lo más completo posible, o sea, al final dentro de nuestro oficio hay muchas maneras de especializarse. Por ejemplo, la gente que hace musical, al final son gente que controlan de canto, que controlan de baile, que controlan de interpretación, etc. Aunque lo suyo es ir a algún curso de actor para seguir formándote, reciclándote de algo más. Incluso yo he hecho el comentario de: bueno, yo es que vengo de una formación teatral… Al final, la formación teatral es la formación en interpretación, o sea, tú aprendes a interpretar y aprendes la técnica ahí, después si te dedicas a hacer ficción vas a trabajar de una manera y vas a trabajar con otros trucos, pero la base interpretativa – desde cómo crear un personaje, cómo andar, cómo darle vida, cómo crearlo… – eso lo aprendes a nivel teatral, lo que pasa que cuando trabajas para una cámara todo va a ser mucho más reducido.

Yo pongo muchas veces el ejemplo del del susurro. Si yo estoy susurrando a un compañero en una escena de cine – tengo un micrófono, o bien de corbata o tengo una pértiga aquí, un micro además de una calidad extrema – voy a susurrar así (voz de susurro); pero si tengo que susurrar en teatro y me tiene que escuchar la persona que está en la fila 30, pues claro, el susurro no va a poder ser un susurro real, va a ser un susurro fingido, dentro de un código teatral. Si lo llevas a la televisión o al cine sería descomunal. Es como si haces un gesto grande en teatro – porque al final los gestos son grandes al tener que llegar a todo el público y la voz está muy impostada – y ese gesto lo haces en un primerísimo plano y luego se pone en una pantalla de cine. Los ojos ahí no están narrando una cosa precisa, no se está leyendo bien, se está saliéndose del margen. Al final son técnicas o una adaptación de una técnica, pero la interpretación al final se suele aprender en teatro, aunque hay gente que solo se forma para aprender a actuar ante una cámara.  

A la hora de crear un personaje, cuando tú lo creas para teatro, pues su forma de caminar va a ser muy llamativa, mucho más significativa. También, según el teatro que trabajes, si vas a hacer un teatro más realista o naturalista o no, también varía mucho en ese aspecto, pero lo importante es formarse. El actor debe ser lo más completo posible, debe controlar todo lo que quiera, pero es como lo que he dicho antes, si tú te vas a especializar en mimo pues evidentemente a lo mejor no vas a formarte en canto.

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¿Consideras que los actores tienen que poseer una característica especial?

No, no creo que haya que tener una característica personal ni particular. Lo ideal, va a parecer una tontería, pero si vas a trabajar al final con emociones lo suyo es estar bien emocionalmente en tu día a día. Si tú estás en una tragedia vital, o en un momento de tu vida crítico, y tienes que estar trabajando con emociones, igual esas emociones se te pueden fundir un poco o solaparse con las tuyas. Depende también de la forma de trabajar de cada uno, o sea, yo, por ejemplo, si trabajo un drama o tengo que llegar a unos lugares bastante internos y profundos – y abrirte como un poco las carnes por decirlo de alguna manera – nunca trabajo con mis propias emociones. No voy a pensar en que ayer se me murió mi abuelo o pasó tal. Procuro trabajar desde ese personaje y meterme en su piel, y yo, como Vicen, me quedé como un mero espectador en mi cabeza. Evidentemente no se consigue siempre, pero cuanto más trabajo hay, más ensayo hay, sobre todo a nivel teatral, sí que se llegan a esos sitios y a esa cota, que es como crear una vida, siempre que no te afecte y que no trabajes con tus emociones.

Y en cuanto a esto mismo aplicado a lo audiovisual, pues mira, tristemente parece que sí hay que tener unas características, y sobre todo físicas, porque si nos paramos a mirar el perfil de los actores y las actrices cumplen unos patrones muy claros en cuanto a un físico canónico. Que Javier Cámara no hay mucho Javier Cámara; o Carmen Machi, tampoco. En la gran mayoría de las producciones que no paran de hacerse, sobre todo para jóvenes, todas siguen unos criterios estéticos físicos canónicos de cuerpos esculturales, caras bellísimas, etc. Y eso es lo que lo que se vende, entonces parece que sí que debes tener una característica como muy clara. Yo a lo mejor sí que considero que puedo tener un físico más normativo, pero tengo muchos amigos que se dedican a esto que no tienen un físico normativo y les cuesta mucho más encontrar trabajo. Por lo tanto, es un hándicap añadido a la hora de encontrar un papel, porque como tampoco se hacen papeles de personas normales por norma general…  Parece que todas las personas son exquisitas, como dioses griegos del Olimpo que han bajado a la tierra. Entonces, sí que se hace más complejo.

En ocasiones, hay actores que se creen el papel del personaje con el que han trabajado. Tenemos el ejemplo de Heath Ledger, quien interpretó el papel del Joker en la película El Caballero Oscuro, y falleció como resultado de una intoxicación aguda por los efectos combinados de la oxicodona, hidrocodona, diazepam, temazepam, alprazolam y la doxilamina. ¿Te ha ocurrido alguna vez a lo largo de tu profesión? ¿Crees que el uso de drogas hace que estas situaciones afloren con más frecuencia? ¿Son utilizadas regularmente en tu profesión?

Yo creo que el tema de la droga no es una cosa como necesaria, sí que hay mucha gente que incluso dice: “pues en la obra que hicimos nos tomamos algunos chupitos, nos lo echamos de verdad”, y bueno, esas son cosas de cada uno, yo creo que se puede crear sin ese tipo de necesidad.

En cuanto a lo de creerte el papel o hasta dónde llevar el papel, te voy a dar mi opinión y mi ejemplo más cercano. Yo trabajé en una obra de teatro en la que hice un personaje durante 17 o 18 funciones en semana y media, una cosa brutal. Se hacían 3 pases diarios, y claro, fue un personaje que trabajé mucho, sobre todo en casa, porque esto no era una superproducción, sino que era una cosa guay. Era un montaje de un instituto donde participaban antiguos alumnos, gente externa, como yo en este caso, y bueno, yo iba a echar una mano, pero al final me ofrecieron que si quería hacer el prota porque el chico que lo iba a hacer no podía, que no sé qué, y al final me apetecía, tenía ganas de trabajar, y me metí en el embolado y estuve trabajando muchísimo el personaje. Tanto que durante el proceso de ensayo por las noches le daba vueltas, buscaba diferentes matices, y alguno de los días que hice el montaje me vi – que esto me ha pasado otras veces en mi vida, pero no como te digo, no me pasa siempre porque es un momento muy mágico – dentro de mi cabeza como un mero espectador. Yo estoy ahí como un pequeño pilotito el standby de un televisor o de cualquier aparato, pero quien gobierna mi voz y mi cuerpo y mi emoción en ese instante es el personaje que he creado durante todo ese proceso de ensayo hasta llevarlo hasta ese punto.

Lo de perder el juicio y dejarme llevar por el personaje no me ha ocurrido nunca hasta ese punto. Entiendo que si te cebas y te dejas ir un poco pues a lo mejor pues sí. Y sí que le ha pasado a gente que se mete en los personajes a degüello, nuevamente Jim Carrey, quien hizo una peli que se llama Man on the Moon, en la que hacía de Andy Kaufman – un presentador del Saturday Night Live bastante controvertido, un tío que era como muy liante en el trabajo -. Pues tiene un documental haciendo esa película y llegan varios momentos en los que el tío está tan metido en el papel que está descontrolado, que no hay quien lo saque, de hecho, el director varias veces le tiene que decir: “oye Jim, tal, intentar calmarlo” … porque el tío está totalmente absorbido por el personaje.

Que te pueda pasar eso estando en tus cabales creo que igual no. Ahora que tu digas: “me voy a dejar un poquito llevar”, como cuando uno se pone extremadamente bromista o vehemente con algo. Desde mi punto de vista, cuando te implicas muchísimo en un personaje, no tienes que trabajar con tus propias emociones para llevarlo a partes muy densas, dramáticas o incluso cómicas. Tú vas a vivir a través de tu voz y a través de tu emoción, y tu cuerpo lo va a sentir, pero no con las tuyas personales. La interpretación es una ayuda a la hora de entender la vida, ya de base, y a la hora de entender un personaje creo que no habría que llevarlo hasta el punto de perder la cabeza.

Claro, pero el problema ocurre cuando el actor está más de acuerdo con las ideas del personaje que con las suyas, es decir, se ve identificado con la manera de pensar de éste, por ejemplo, y aspira a convertirse en él o a pensar como éste

Claro, pero tú con el personaje tienes una relación y la relación que tienes con el personaje, si te gusta la interpretación y si sabes de qué va y eres un actor o una actriz medianamente decente, es de aceptación. Yo escucho a la gente que dice: “no, es que de verdad me ha tocado un personaje de la obra que no me gusta en absoluto” … y creo que en nuestro oficio personaje que te toque hay que amarlo y hacerlo tuyo, o sea, tú no puedes ir en contra de un personaje, porque al final tienes que poner todos los medios disponibles a tu alcance para que cobre la mayor vida.

Hay gente que no está en un momento anímico muy bueno, que se agarra a un personaje que a lo mejor es muy potente, en el que lleva trabajando mucho tiempo y con el que está llegando a niveles muy poderosos de conexión y de vivir la sus vivencias, pero al final la parte esa de acabar en tragedia y de que acabe de esta forma es más bien por tu historia y tu vida personal y como tú la tengas de cuidada. Es lo que te dicho antes: si tú vas a trabajar con emociones, tendrás que estar bien. Es como cualquier otro trabajo que requiera responsabilidad. Si tú eres neurocirujano y tienes que abrir un cerebro o abrir una cabeza y hacer ahí un traqueteo de cables, pues no vas a ir en un estado depresivo a trabajar.

Creo que la fama le puede destrozar la vida a mucha gente, y particularmente si pudiera elegir me gustaría poder hacer mi vida como la hago ahora como un mortal, no pensar que estoy en el supermercado y me están grabando por detrás o me van a abordar 5 personas para pararme por la calle… Es una de las cosas que no me gustaría nada absoluto si prosperase en mi oficio de una manera más, a lo mejor en lo audiovisual, porque en el teatro a lo mejor no es tan así.

Hay casos de actores, como Robert de Niro, que casi siempre trabajan con un perfil de personajes o sentimientos parecidos, ¿esto es así?

Lo de los perfiles o los papeles determinados, muchas veces es por el encorsetamiento al que pueda llevar la propia industria a un actor. Tristemente pasa en todos lados, pasa en Hollywood y aquí. El típico guaperas que siempre va a desarrollar los mismos personajes, y el otro, que no lo es tanto, va a desarrollar otro tipo de cliché de personajes… Pero ese encasillamiento creo que ocurre un poco con la industria. Por poner un ejemplo, Leonardo DiCaprio creo que tuvo que hacer varias películas con un perfil físico más diferente al que estamos acostumbrados a verlo para darse a conocer, porque era el chico bonito que hacía cositas; pero también le pasaría a Brad Pitt en su momento y a otros tantos que son grandes del cine y que han tenido que luchar contra ese hándicap.

La propia industria es la que encorseta, porque un buen actor va a hacer prácticamente cualquier personaje, a no ser que sea una cosa que se te pueda ir muchísimo y que se le quiera dar un punto más realista y se requiere mucho de margen físico. Por ejemplo, yo no voy mañana a representar cualquier personaje racializado, habiendo tanto grandes actores que lo puedan hacer. Que incluso lo podría hacer, pero no me parece lo lógico.

¿Qué diferencias encuentras entre el teatro y el resto de las disciplinas? ¿Crees que es más puro?

Tampoco diría puro. Es muy diferente, sobre todo para el público y el elenco. En el teatro estás llevando un proceso a cabo donde hay una serie de ensayos, pero también en el cine, que cuanto más compleja es una escena más se ensaya, pero todo va en base a un resultado final, que luego tiene un montaje – esto también es una cosa que muchas veces no se valora o no se tiene en cuenta -. Se puede grabar un material estupendísimo y luego hace un montaje de mierda, o todo lo contrario, se puede tener un material medianamente muy cogido con pinzas y luego hacer magia en el montaje y que te quede una obra maestra, aunque no es lo habitual, porque siempre al final van de la mano.

Pero es verdad que es una forma diferente de enfocarlo. En el cine tú estás haciendo todo un proceso para dar un resultado final y es una vez que ese resultado final está pulido al detalle cunado se lleva al público a través de una sala de cine o plataforma de streaming. En el teatro se hace igual: hay un proceso de ensayo, un proceso de trabajo, pero cuando se lleva al público es in situ, o sea, el público está viviendo eso que está ocurriendo, y si tú lo estás recreando o dándole vida hay una comunión con el público, por decirlo de alguna manera. Tú estás escuchando respirar en el cine en un primer plano a un actor, pero no lo estás escuchando como lo escuchas en el teatro; no lo estás viendo ahí; es tangible, palpable; no sé, para mí esa es la verdadera magia de hacer teatro. También el teatro tiene una magia: que ninguna función es igual que la otra. Tú puedes poner una película, y la puedes poner todas las veces que quieras, que el montaje siempre va a ser exactamente el mismo. Pero una función no, una función está viva, y a lo mejor, en un proceso de gira, en la función 10 surgió una cosa mágicamente, que por lo que sea, por un descuido de alguien, o porque un actor le algo así adicional que no estaba y gusta, se recoge y se devuelve al público la energía de eso que se ha generado.

Al final es como un ente vivo, y nunca va a ser igual el principio de una gira que las últimas funciones que se hagan. La gente que va a estar viéndola tampoco es la misma, ni tienen el mismo humor. A mí me ha pasado cuando iba con la compañía, y parece una tontería, pero no se porta igual un público en Andalucía – o como decíamos desde Despeñaperros para arriba – porque hay otros tipos de cultura teatral y otras formas de valorar el oficio. Entonces, he estado actuando en un pueblo con cien personas comiendo pipas, de una manera que parecía que sonaba un estruendo durante toda la función en tu cabeza, y luego en otros sitios donde no se escuchaba ni un ruido, ni una tos, ni un teléfono… pero bueno eso son como los gajes del oficio. Pero para mí lo más importante es lo que se genera entre espectador y el reparto.

¿Qué diferencias encuentras entre un trabajo intelectual y uno manual?

La diferencia principal es la implicación emocional. Soy mucho más feliz cuando me implico un poco emocionalmente en los trabajos. Habrá trabajos que no te vengan bien, no sé, si trabajas en Cruz Roja – atendiendo a un montón de gente en un estado de necesidad, o si trabajas con cualquier ONG – es una putada la implicación emocional, pero creo que también tiene que estar presente, porque si no te distancias de esas personas. Si trabajas en un supermercado o en una cadena de montaje hay muchas partes de la humanidad de la persona que se quedan ahí. Creo que la mayoría de los trabajos podrían aportarnos un poquito más de eso, pero bueno, esta sociedad está constituida como está constituida, en un sistema económico que está constituido como el que es, y hay un montón de trabajo de ese estilo.

Yo, sin ir más lejos, trabajo en un almacén de una tienda de muebles ahora mismo, para tener un ingreso base. Dentro de lo que puedo intento aportar un poco de frescura y de mi esencia, pero al final es una cosa muy mecánica, repetitiva y reiterativa, y habrá gente a la que le guste más y otra a la que le guste menos, pero a mí particularmente no me llena estar realizando una tarea mecánica y repetitiva durante horas. Me llena más cuando hay una implicación personal, y no tiene por qué ser relacionado con la interpretación, hay mucho trabajo que puede tener una implicación personal y no tienen por qué ser artístico. Entonces eso, creo que sí que es un poco necesario para los seres humanos que la actividad económica que realices te pueda implicar un poco emocionalmente, personalmente.

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Podrías contarnos algo sobre tu experiencia laboral como actor

He trabajado un poco de todo y algunas épocas en compañías de teatro. La contratación ha sido como un asalariado en el 90% de las veces, quitando alguna vez que he tenido que facturar. Y el proceso en sí, pues habitualmente ha sido por un proceso de reparto para el que he preparado lo que hubiese que llevar ensayado, y entre otras personas, pues hay veces que tienes la suerte de salir elegido y haces el proyecto.  No he estado dado de alta como autónomo porque si fuese un curro regular, sí, pero como es una cosa tan esporádica, pues no.  

¿Qué trabajos o experiencias destacarías?

Si me refiero a alguno destacable en la remuneración o el impacto, bueno, alguna publi que sí que he tenido suerte que me la han pagado muy bien, pero a nivel que yo la haya disfrutado la que te contaba antes de la obra del instituto. Fue una cosa que no fue remunerada, que me lo tomé como un entrenamiento y por ayudar también a los chicos que participaban, enseñarles cosas del oficio y hacer dinámicas de entrenamiento actoral y demás.  Me pareció una gozada y muy remarcable en mi vida, porque alcancé cotas como esa como de poder incluso ver desde afuera al personaje trabajado, hasta tal punto en el que tú ya solamente eres un espectador, y la vida entera la lleva el personaje.

También hice una campaña para el Área de Turismo de Málaga hace unos años, que también la disfruté mucho porque fue un trabajo bastante interesante y de mucho curro diario. Entonces, que fuese una cosa más diaria, más tipo presentador, en el que yo era un personaje. Y después alguna obra así de teatro físico que hice hace tiempo que tenía bastante implicación emocional. Era un proyecto bastante potente que hablaba de la de la guerra; y una obra de teatro que tuve también la suerte hacer hace unos años que tocaba el tema de la Guerra Civil y ‘La Desbandá’, una obra que hablaba del no posicionarse – porque al final cuando no te posicionas posiblemente te acabas posicionando del bando opresor -. También alguna cosa graciosa audiovisual que también me divertí un montón; tuve la suerte de irme a París a rodar para una publicidad de un coche, y más que un anuncio en sí era como una video-review: ponen el coche y te explican todo lo que tiene. Era un video grabado así en un estudio grande y grabado con promter, pero la verdad que fue bastante sencillo y divertido, y una cosa también bastante diferente.

He procurado sacar el juguito de cada una de ellas, de las que he podido hacer. En una de las últimas publis que hice también me divertí un montón, porque no sé, cuando tú estás haciendo tu trabajo y estás viendo que tu trabajo se está valorando por el propio equipo que está allí, es lo que más me gusta. Al final en la publicidad hay veces que la hace gente que se dedica a modelar, que tiene una cara o tal, venden más y no siempre se busca a un actor o una actriz. Entonces, cuando lo buscan y se valora, pues lo disfruto.

¿Cuál es la rutina de un actor de éxito como José Coronado? Y a nivel de ingresos, ¿cuánto de holgado puede vivir después de una película, en tu opinión?

Mira, hace poco hablaron de salario en un curso que hice y me quedé totalmente alucinado, o sea, en el caso de series de Netflix en la que participan gente joven, las cifras que se dieron eran abismales. Me refiero que un protagónico cobraba unos 40. 000 € por capítulo, o sea, por capítulo, y no sé cuántos días de rodaje le puede llevar por planning un capítulo. Me pareció brutal, no me esperaba esa cifra tan bestia.

Y Coronado, que cuánto puede ganar, no lo sé, pero ahí están las tablas de la Unión de Actores en las que están los convenios actuales, en los que se fijan unos mínimos establecidos. Pero alguien como él, que esté más en el candelero, que lleva ya tiempo ahí dando guerra y demás, no sé lo que puede cobrar por rodaje, pero vamos a poner como mínimo que cobre 10. 000 € al mes, como mínimo. En estos tiempos que corren no sé tampoco cómo están las cosas… Veía una entrevista que decía Maribel Verdú cuando le preguntaban por el salario: “hombre yo hice televisión en los 90” … Y es que la televisión en los años 90 se pagaba a pastizal, se pagaba de ricos, pero hoy en día alguien que tiene una vida como la de José Coronado, que seguramente va enlazando casi un proyecto con otro y siempre tiene algo ahí que le va llegando, pues sí que se puede permitir vivir tranquilamente de esto.  

Supongo que también mucha de esta gente que están ahí arriba reinvierten y buscan algún pequeño negocio o algo que les pueda dar una estabilidad económica, porque al final, alguien que está empezando mañana puede hacer dos temporadas de una serie súper sonada y no vuelve a salir nada. Recuerdo en la época que vivía en Madrid, me buscaba la vida de esto, y siempre venía algún amigo y me decía: ¿te acuerdas de fulanito de la serie y tal? Pues está poniendo copas en no sé dónde. Es la putada de nuestra profesión. Además, para la parte que está delante de la cámara – como incluso para la que está detrás – lo más importante y difícil es la continuidad. Al final siempre tenemos que cumplir con unos criterios físicos, en este caso, que no va a tener que cumplir alguien que está detrás de una cámara, porque yo digo: oye yo tengo un amigo operador de cámara o un gran foquista, y bueno, a lo mejor lo puedo arrastrar a una producción, pero entre nosotros no nos podemos arrastrar a una producción porque ya tiene que ser que cumplas con unos criterios previos, que tengas el perfil físico, etc.

Cuando se hablan de datos habitualmente, tanto los actores como las cifras que dan por ahí dicen que de esto se gana la vida de manera digna un 1%… Habría que ver cuánta gente sale de las escuelas de formación actoral cada año. O sea, las cifras son muy duras, pero bueno, ahí seguimos. Por ejemplo, yo estoy ahora para cumplir 38 años, y lo que veo es que la gran mayoría de la gente que estudió conmigo se dedican a otras cosas. Algunos hace muchísimos años que terminaron la carrera y se metieron a otra cosa directamente, entonces, bueno, aquí seguimos unos pocos locos y locas dándole caña, pero es verdad que es complejo y que desgasta mucho físicamente, sobre todo. Además, hay muchas cosas del sector que no están bien planteadas.

¿Cómo cuáles?

Una de las cosas que no están bien planteadas son los procesos de selección. En la publicidad, por ejemplo, todo va a salir a fuego, todo va de un día para otro. Entonces no te da tiempo si tienes un trabajo incluso a media jornada poder acceder a producciones, porque todos avisan con un día de antelación, o sea, a mí hay veces que me pueden decir a la tarde de un martes si el miércoles tengo que grabar en Madrid, a lo mejor por la mañana. Y en mi caso, además con el añadido de que ahora mismo no estoy viviendo en la ciudad donde más producciones se hacen, que es Madrid, si viviera allí igualmente me parecería atroz que me dijesen por la tarde si he sido seleccionado para currar al día siguiente por la mañana. No me parece nada lógico porque se pueden plantear los tiempos de otra forma, pero bueno, eso es parte de la profesión.

Es verdad que los que lo tienen que cambiar son la gente más implicada, porque nosotros, los actores, somos los últimos en la cadena. Y como dentro de la regulación no hay nada que diga que tú no puedes avisar en el día antes, y la gran mayoría de la gente está a la cuarta pregunta y coge lo que sea, pues sí, además si hay gente que no tiene otra cosa.

Yo, afortunadamente, he estado 3 años solamente dedicándome a esto, y podía coger casi todos los proyectos teatrales y de publicidad que me llegaban, pero cuando tienes un curro estable, para tener unos ingresos mínimos que te den para comer y pagar los gastos, pues se complica mucho la cosa.

¿Cuáles son tus películas favoritas?

Mmm, películas que me hayan marcado… Algunas son favoritas por una cosa, otras por otras; muchas de ellas por la temática… Pero diría así a bote pronto: El club de la lucha y V de vendetta. Después, no sé, películas así que tengan un trasfondo más social y que me han gustado mucho, aunque no están en mis favoritas, así francesas, como: La haine (El odio). Me gustan las películas que tratan una historia realista pero que al final lo que tienen es una carga moral de filosofía de vida, como Hacia rutas salvajes (Into the Wild), que me ha gustado mucho.

Y respecto a actores, ahora no tengo como un referente tan metido en la cabeza, pero en mis tiempos más joven fue Daniel Day-Lewis, que es el que hizo El último mohicano, En el nombre del padre, un montón de películas… Y es un actor que me parece, puf… y que a nivel interpretativo es soberbio; que genera una vida al personaje de una forma espectacular; y después no es un tío que sea muy mediático o que haya tenido mucha controversia; supuestamente dicen que incluso el tío trabajaba entre peli y peli en un taller de zapatos porque le gustaba hacer zapatos artesanos y se iba a crear sus zapatos a no sé dónde.Y bueno, otros muchos, pero así de estos últimos años te diría Joaquin Phoenix. Me parece una barbaridad; habrá mucha gente que lo está valorando ahora, desde el último Joker, pero el tío ha hecho películas increíbles. Después, como chicas, pues Anne Hathaway y Cate Blanchett.

A nivel nacional, por no dejarme ninguno, tenemos grandes actores, por ejemplo, Luis Tosar, que es un actorazo; también Bardem, con toda la controversia también que pueda tener… Son gente que no paran de seguir activos en lo que es el entrenamiento actoral; son gente que no paran y tienen la suerte de tener muchos proyectos, uno detrás de otro, pero seguro que hacen sus cursos y sus entrenos, porque lo he escuchado de otras personas. Siguen trabajando sus personajes con gente con la que lo trabajaban hace años, con su antiguo profesor de interpretación, etc.

¿Qué significan para ti Hollywood y Bollywood?

De Bollywood conozco poco la verdad, quitando una época que me dio por ver vídeos de Bollywood porque me parecían las coreografías y las tramas de las películas una puñetera locura. Sin embargo, no he visto películas. De Hollywood que al final es una industria mega poderosa, muy bestial, y que no sé, como todo un poco, por la sociedad en la que vivimos, ha ido perdiendo un poco de estándares de calidad, por decirlo de algún modo. Ha ganado, por supuesto, como todos, en efectos especiales y en medios de grabación – porque hoy en día grabamos con cámaras que graban mejor que lo que ven nuestros propios ojos casi – pero se deben a un público que no demanda cosas tan elaboradas. Se siguen haciendo cosas, porque de vez en cuando siempre rascas alguna serie o alguna peli así que tiene chicha o su contenido es bueno, pero creo que esta super industria podría estar un poco más orientada en llegar a la parte interna de la gente, desde mi punto de vista.

¿Cómo crees que se llega a la parte más interna del público?

También la gente tiene que estar abierta a, pero al final es como todo, si a la gente le damos entretenimiento rápido y barato – no sé, imagínate que ahora el 90 % de los restaurantes que hubiese accesibles para las personas normales fueran todos de comida rápida, barata e insulsa… pues esas personas se acostumbran a eso y no tienen la posibilidad de generar un criterio.

Sí creo que el arte en todas sus vertientes debe tener esa parte de querer mejorar la sociedad, porque al final, por mucho que sea una expresión artística y pueda tener mil formas de leerse y pueda tener un criterio determinado, creo que todo debe tener una implicación social- Vivimos en sociedad y como mundo necesitamos que las cosas vayan cambiando, y muchas veces a través del cine o el teatro se podría llegar lo mismo que se llega en plan mal.

Voy a hablar de algo que sé de oídas, pero que no he consumido. Se dice muchas veces que la juventud de hoy día está cada día peor, que hay que acudir simplemente a los referentes audiovisuales que tienen. Hay una serie se llama Élite – no la he visto pero sé que va de adolescentes todo el día viviendo y follando y teniendo orgías de manera descontrolada – que se le vende a los adolescentes, quienes todavía están en un proceso de conocer el mundo, crear su personalidad y habituarse a él, etc. Entonces, es verdad que los referentes son nefastos, pero bueno como también hemos tenido gente de otras generaciones en el terreno audiovisual y demás. Cualquier manifestación artística debiera tener, aparte de lo que quiera contar el autor o la autora, un punto de implicación social como elemento transformador de la sociedad.

¿Qué consejo le darías a alguien para que encauce su vida profesional?

Parece una tontería, pero en general sí que le recomendaría que estudiase algo práctico. Yo he tenido la suerte que en mi casa me han apoyado y he podido hacer lo que he querido, pero he tenido casos de compañeros que tuvieron que estudiar otra carrera o tuvieron que hacer antes otras cosas para poder estudiar arte dramático. Pero te aconsejaría que busques o tires por algo que te que te guste, que te apasione y que te llene de base. Es verdad que lo de la ‘titulitis’ es una cosa que se ha dado mucho en este país en estos últimos tiempos, y al final, parece una tontería, pero lo de las Formaciones Profesionales (FP) lo veo como algo más recomendable.

La teoría muchas veces está bien, pero creo que tú le preguntas a cualquier estudiante que haya terminado una carrera – a mí me pasó – y están totalmente perdidos en cuanto al sector laboral y a la orientación laboral, porque tampoco te orientan. Se te dice o escuchas lo mal que está la profesión, pero también te podrían ayudar a enfocar la vida profesional de otra forma desde la escuela.  

Respecto a los profesores de arte dramático que tuve cuando estudié la carrera, eran gente que no estaba en activo y eran la mayoría muy mayores. Era gente que se había acomodado a hacer una forma didáctica súper reiterativa de años y años y siempre la misma; no está enfocado a una salida laboral. Mi consejo es que estudies algo que te guste sí o sí, porque si es una cosa que vas a tener que desarrollar para adquirir una remuneración económica y puedes elegir, por lo menos que se acerque y que haya práctica en ello, que no sea todo teoría.

Consejo para encauzar vida personal

Para encauzar la vida personal: rodéate de gente buena, de gente que te valore de verdad, y a la que tú valores. Y sé muy consecuente contigo, o sea, yo creo que eso es clave. Ten muy claro el mundo en el que vives, del que seguramente no te gusten muchas cosas que no vas a poder cambiar, pero tienes que convivir en él. Y, sobre todo, no tragues cosas que no quieres, no aguantes cosas que no quieres, etc. Muchas veces es mejor andar con poca gente o más solo que rodeado de gente que no te aporta.

Me ha venido a la cabeza – ahora que tiene un poco de relación con el tema que hemos estado hablando – que Robbie Williams, actor que al final acabó quitándose la vida, decía que lo peor no es estar solo o en soledad, sino que lo peor es estar rodeado de gente y sentirse completamente solo. Tienes que moverte y viajar, ya no solo viajar a otros países, sino moverte en general, en la sociedad, viajar por la sociedad para descubrir a dónde perteneces y dónde te hayas a gusto y con gente que, al final, comparte un poco tu visión de la vida. Ahí es donde generas una red de apoyo y un equipo parecido a una tribu, que es un concepto que suena como muy arcaico pero que es lo que hace falta en muchos casos a la sociedad.

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