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Sigamos rezando frente al tobogán imparable

Estoy seguro de que a todos los españoles les gustaría saber hasta cuándo va a durar este interminable tobogán de recortes y de amenazas o ya claras transgresiones del Estado de Bienestar que había costado más de un siglo construir. Cuando se acaban de perpetrar grandes zarpazos a la economía nacional y familiar, siempre se anuncian otros nuevos que en seguida llegan pero con perfiles siempre mucho más graves que los que se habían anunciado. Y nadie del Gobierno ni de ninguna parte nos da las inexcusables explicaciones que exigen la democracia, el sentido común y el mínimo respeto a la ciudadanía. Por ejemplo, nada más lanzar el proyecto de Presupuestos, se nos sorprende con un nuevo recorte brutal de 10.000 millones de euros más, que seguramente es una inmensa improvisación, pues de lo contrario habría figurado ya en el proyecto presupuestario. La seguridad jurídica, la seguridad económica y la seguridad política han desaparecido de nuestro panorama por primera vez desde la caída del franquismo, al margen ya de la anunciada, impúdica e inconstitucional amnistía fiscal.

Y se nos dice este martes que Bruselas, aunque le parecen bien los desaguisados perpetrados ya, exige mucho más: entrar también a saco en los presupuestos de las Comunidades Autónomas, de la Seguridad Social y de no sé dónde más. Es el tobogán interminable, o la noria siniestra de nunca acabar. Y el ministro Guindos, venga con que la economía española no tendrá que ser intervenida, como si todo lo que pasa no fuese ya una auténtica intervención. Y estos son los gobernantes que ponían a parir al anterior Gobierno, incluso lo siguen haciendo, por haber cometido la milésima parte de desaguisados de los que ellos llevan en los tres meses y medio que ocupan el poder. Qué vendrá después de los nuevos recortes anunciados en Educación y Sanidad, qué vendrá, Dios mío de los cielos, Virgen Santa de los Desamparados, Jesús del Gran Poder, después de no sé cuál de las dos poderosas con la cruz a cuestas. Estoy seguro de que han seguido ustedes mis consejos de rezar hasta la extenuación.


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Pedro Calvo Hernando