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Rajoy vivió tiempos mejores

Cuando se tuercen tantas cosas al mismo tiempo es fácil pensar que algo se ha hecho mal o que el sufridor es víctima del mal fario. Rajoy, que como buen gallego debe creer en  meigas porque haberlas haylas, lleva una temporada en la que le dan hasta en el carnet de identidad, así que haría bien en hacerse ver,  por si efectivamente le han echado mal de ojo. Aunque también puede ser que lo que ocurre sea consecuencia, simple y llanamente, de que no ha estado muy acertado en algunas decisiones.

Lo de Bárcenas, por ejemplo. Si nada más tener noticias de que había algo que no encajaba en las cuentas, le hubiera puesto en la calle en lugar de mantenerle más de un año y con abultado sueldo, quizá tendría más credibilidad que cuando arremete ahora contra el ex tesorero. Que además esta semana ha ganado una importante batalla para su defensa, al conseguir Gómez de Liaño que la justicia suiza prohíba manejar datos fiscales de Bárcenas ante un tribunal español. Mala noticia, pero no la única.

Por ejemplo, el episodio de los fiscales ha sido de locos, aunque finalmente Rajoy y Soraya han conseguido que el Fiscal General presente una querella contra Artur Mas. Pero que la junta de fiscales de Cataluña se hubieran pronunciado de forma unánime en contra porque consideraban que el presidente de la Generalitat y su presidenta no habían cometido delito penal, solo administrativo porque  el dictamen del Tribunal Constitucional no prohibía taxativamente la consulta alternativa, que otros muchos fiscales -incluidos conservadores- se expresaran en los mismos términos,  que Torres Dulce -profesional de prestigio que siempre ha sido independiente del poder político- mostrara reticencias, y que la Junta de Fiscales de Sala tardara cuatro horas en pronunciarse - lo que indica que dudaban- , da argumentos a quienes acusan al gobierno desde hace días de presionar de forma intolerable a Torres Dulce. Que seguro que no es cierto, pero esa idea está en la calle. Y en política, lo que importa es lo que parece que es.

A Rajoy muchos de los suyos le buscan las vueltas porque creen que no estuvo suficientemente enérgico respecto a Cataluña, y a eso se suma el malestar que provocó la retirada de la ley del aborto. En resumen, que Rajoy ha tenido tiempos mejores. Eso le pasa por no tomar decisiones, por no llevar la iniciativa, lo que debe hacer siempre un gobernante, más aún cuando hay turbulencias. E infravalorar al adversario no es la mejor fórmula. Mal que le pese, Sánchez está empezando a convencer a los suyos,  y Rajoy haría bien en reunirse con él para ver qué se hace en Cataluña en lugar de insistir hasta la saciedad en que concrete sus propuestas. No es Rajoy el hombre que puede ganar una competición para evaluar al político que más claramente expone sus iniciativas.

Mientras tanto Podemos sube como la espuma

Mientras tanto Podemos sube como la espuma, y en lo único en que se puede confiar es en que los españoles que apoyan esa casta que presume de que no lo es, recuperen el sentido común y dediquen solo dos minutos de su tiempo a analizar las consecuencias de que pudieran gobernar este país. Que está mal, pero ni color con cómo estaría si mandaran Iglesias, Errejón, Monedero y compañía.

Errejón, por cierto, bien que aceptó hace meses ganar un buen dinero con la ley del mínimo esfuerzo o del nulo esfuerzo. Se ha apresurado a renunciar al sueldo que no merecía, pero solo lo ha hecho cuando se conoció su situación. Situación de vergüenza: su jefe en la universidad malagueña, de Podemos, ha contado que tenía una plaza vacante y que avisó a cuatro compañeros suyos, amigos de la Facultad de Política. Se la adjudicó a Errejón  por un sueldo nada irrelevante, pero como vivía en Madrid el jefe amigo le dijo que hiciera el trabajo donde y como pudiera. Si eso lo hace uno del PP o del Psoe, los de Podemos le echarían a los leones y con razón, porque las plazas públicas se convocan por concurso, no con llamadas a los amiguetes. Pero como se trata de uno de los suyos, punto en boca: toca criticar a quienes lo critican.

Situación de vergüenza: su jefe en la universidad malagueña, de Podemos, ha contado que tenía una plaza vacante y que avisó a cuatro compañeros suyos, amigos de la Facultad de Política

 Presumen de purismo, pero en todas partes cuecen habas. Desgraciadamente. 

Pilar Cernuda