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Es el paro estúpido, el paro

La cifra es aterradora, seis millones de parados es más de lo que cualquier país puede soportar sin que salten las alarmas o simplemente la chispa de la violencia. Un drama que afecta a todas las clases sociales, y que por lo que parece preocupa poco o nada a nuestros gobernantes, enfrascados como andan en tapar los agujeros negros de la corrupción, o en gestionar créditos por miles de millones de euros para la gran banca. Beneficiaria de una crisis que ellos mismos han creado, y de la que ahora tenemos que sacarles hipotecando nuestro futuro, el futuro de nuestros hijos y el de nuestros nietos, sin que eso suponga más crédito para los autónomos, para la pequeña o mediana empresa, o menos despidos en Bankia, Banco de Valencia, y tantas otras entidades vendidas por precios irrisorios al mejor postor, mientras sus directivos se van a sus casas con indemnizaciones millonarias.

Nuestros gobernantes andan enfrascados en tapar los agujeros negros de la corrupción

De ahí mi sorpresa cuando hace unos días vi como a la Vicepresidenta del Gobierno se le inundaban los ojos de lágrimas, recordando la dramática situación de los hijos de algún desahuciado cercado. Sorpresa porque llevamos meses contemplando como cientos, miles de ciudadanos de todas las edades, son sacados a la fuerza de sus viviendas por no poder pagar unas hipotecas que les ahogan e incluso impiden hacer una comida al día. Imágenes que por lo visto no se ven en los mullidos despachos de La Moncloa, ni en ninguno de los que podrían parar todo esto simplemente levantado el teléfono, y permitiendo que se apruebe la dación en pago. Lo que aligeraría.

La pesada carga de los que ya lo han perdido todo, y solo les queda rebuscar comida entre los contenedores de las grandes superficies o acudir a los comedores de Cáritas o los bancos de alimentos, que son legión, y que tienen los mismos derechos que esa gentuza que oculta lo robado en paraísos fiscales a los que tan difícil es acceder.

Bien está que a Rajoy le preocupe el déficit y la deuda, pero más debería preocuparle la salud, la educación, la dependencia, el hambre, la miseria, de sus ciudadanos. Muchos de los cuales le votaron porque creyeron en sus falsas promesas de sacarnos de una crisis que también va a arruinar el presente y el futuro de muchos de los políticos que miran para otra parte cuando ven el drama delante de sus ojos.


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Rosa Villacastín