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El fútbol ya no es solo de hombres

Resulta curioso que las pocas alegrías colectivas que hemos tenido en el último cuatrienio la mayoría hayan sido deportivas: la Eurocopa del 2008, el Mundial de Sudáfrica de 2010 y de nuevo la Eurocopa del 2012, que nos ha permitido hacer un paréntesis que a mí al menos me ha sabido a gloria bendita, por lo que tiene de celebración colectiva, sincera y patriótica.

De ahí la importancia de las palabras del presidente de Iberdrola a los jugadores españoles -el sábado anterior al triunfo arrollador frente a los italianos-, cuando les dijo algo que me pareció acertadísimo: sois la auténtica marca de España. ¿Alguien lo puede rebatir? En estos tiempos en los que la propiedad de las empresas es global y en los que las grandes empresas españolas campean por el mundo con gran poderío, ¿hay algo más español que una selección de jugadores andaluces, madrileños, vascos, catalanes, etc.? Francamente, creo que no.

Y como la gente, la ciudadanía en general, es muy lista y sabe distinguir perfectamente el grano de la paja, ver a veintitrés jugadores de fútbol con un entrenador a quien le compraríamos un coche usado o le dejaríamos una tarde con nuestros hijos o nuestros nietos, ha conseguido convencernos de que con un trabajo bien hecho se puede llegar a metas muy altas. Así de simple. Hasta los que no jugaron manifestaron su alegría sin contención y contagiaron a los millones de personas que vieron el fútbol a través de la televisión. Pero lo más curioso es que no haya habido disturbios ni destrozos en la capital a pesar de haberse juntado casi un millón de personas en Cibeles y sus alrededores.

De ahí mi sorpresa cuando veía el show final de Pepe Reina y comprobé que todas las televisiones lo estaban dando en directo ocupando su prime time. Era el homenaje de un país a unos jóvenes sencillos que están por encima de sus abultadas cuentas corrientes, y que han demostrado que se puede trabajar por y para el equipo. Anteponiendo el grupo a sus egos, y consiguiendo así tres grandísimos triunfos consecutivos algo reconocido por todo el mundo.

Es curioso cómo desde China a Estados Unidos, todos, se han rendido a una forma de jugar que parece sinfónica, de una belleza inexplicable, con un patrón de estilo inconfundible que mantienen por encima de cualquier polémica. Pero hay algo más, y es la incorporación de la mujer a los campos de fútbol. Siempre ha habido aficionadas y seguidoras pero en los últimos años he podido comprobar cómo las mujeres hablamos entre nosotras de un deporte que antes criticábamos o ignorábamos, y no sólo del cuerpo serrano de tal o cual jugador. Y eso se lo debemos a las numerosas y buenas periodistas que ocupan plaza en diarios, radios y televisiones deportivas -aunque todavía no hay que yo sepa comentaristas pero ya llegarán- siendo legión quienes nos vamos aficionando a un deporte antes dominguero y masculino y ahora, unisex y diario.

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Rosa Villacastín