El diario “Público”
El diario “Público” se muere y empezaré diciendo que eso es una mala noticia para la libertad, para la democracia y para la profesión periodística. Dicho lo cual, he de matizar que la culpa de su muerte la tiene su prepotente dueño. El señor Jaume Roures.
El señor Jaume Roures sacó a la calle el periódico “Público” en un acto de soberbia. El es muy de izquierda y se vanagloria de ello. Y, aunque está en su derecho de pertenecer a tribus del pleistoceno, no es de recibo que haya querido, en épocas de vacas gordas, hacernos comulgar con ruedas de molino porque no era ni el tiempo ni el lugar.
El señor Jaume Roures se hizo rico, muy rico, a la sombra de una política de comunicación zapaterista que estuvo basada en el pelotazo y en el crédito fácil. Y, como le suele pasar a este tipo de gente, se tiró el farol de crear un periódico en el que nos contase sus ideas. Si me lo puedo permitir, lo hago. Y eso también estuvo muy bien. Cada uno puede hacer con su dinero lo que quiera. El problema fue que el señor Jaume Roures no se dio cuenta que la sociedad española no es tan de izquierda como él y que el mercado periodístico ya estaba saturado. Y, por eso, desde el día 1 de su salida a la calle, el periódico empezó a perder dinero. Se equivocó hasta en la decisión de venderlo más barato. Porque esa no era la solución. El problema es que no había lectores para un periódico tan sectario. Lo demás lo puso la crisis y la caída del zapaterismo.
Insisto, no me alegro en absoluto. Todo lo contrario. Me entristece que desaparezca un medio de comunicación, que puedan perderse 160 puestos de trabajo y que los acreedores no puedan cobrar. Lo único que quiero señalar es que los actos de prepotencia, generalmente, se pagan. Y el diario “Público” sólo ha sido eso, un acto de soberbia del propio señor Jaume Roures. Suyo. Personal. Y cuando los dioses quieres castigar a los hombres los vuelven soberbios.
Pinocchio