El Constitucional para a González
Vamos a marchas forzadas hacia el gobierno de los jueces. La miopía política de dirigentes como Ignacio González es espeluznante, y su combinación con grandes dosis de soberbia y una insistente persistencia en contra de la evidencia, deja a los madrileños al pairo de circunstancias grotescas tales como el cobro del euro por receta, un copago farmacéutico, un repago dicen los expertos, que afectaba, sobre todo, a los sectores más vulnerables de la sociedad – enfermos crónicos y personas mayores, familias sin recursos – y que ahora ha sido cautelarmente suspendido por el Tribunal Constitucional, el órgano que decide sobre la constitucionalidad de las leyes.
González estaba advertido por las circunstancias producidas en Cataluña, primera comunidad en cargar sobre los pacientes un esfuerzo suplementario de pago sin discriminar las diferencias de rentas. La medida aplicada en Madrid no se puede entender independientemente de otras tales como la privatización de seis hospitales y la oscura trama que hay detrás de la transformación del hospital de La Princesa.
El presidente se está inmolando consciente de la imposibilidad que su partido lo invite a postularse para la reelección
Pero sería mucho más torpe desligar estas decisiones del gobierno madrileño de la conducta de su presidente, cuya facilidad para verse complicado en denuncias y acusaciones sobre su patrimonio y sus gastos, asombran a cualquier observador imparcial ajeno a los rifirrafes de la política
La estrategia de desgaste emprendida por el pupilo de la señora Aguirre se fundamenta en lo que en su día Güemes llamó ‘la oportunidad de negocio’ que ofrecía la sanidad. No se puede entender el daño estructural que se está causando a los madrileños si no fuera porque el presidente se está inmolando consciente de la imposibilidad que su partido lo invite a postularse para la reelección.
Una diputada madrileña ha emitido un burofax a la dirección nacional del PP pidiendo explicaciones por la corrupción. Menos recorrido y esfuerzo hay que hacer para acercarse desde el escaño hasta el asiento azul del presidente y pedirle explicaciones por la mancha que afecta a la credibilidad de su gobierno, de su antecesora, de los negocios emprendidos a la sombra del poder por la colección habitual de amigos, y ahora por la insistencia en dañar la empobrecida economía de los madrileños con el único fin de satisfacer sus intereses particulares que, afortunadamente, ha frenado el gobierno de Rajoy.
Afortunadamente los tribunales de justicia pueden acertar, tal y como han hecho en este caso y en el de las urgencias de Castilla-La Mancha.