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El Barça, una obsesión para el Real Madrid

Me quito el sombrero ante este Barcelona. Uno puede tener sus simpatías, que las tengo, como todos, pero en el Bernabéu ganó el mejor, el Barcelona. Ganó el fútbol por encima de todo. Fue un partidazo donde el Barça se impuso con todas las de la ley gracias a unos jugadores enormes encabezados por el manchego Iniesta, soberbio su partido, Messi, y Xavi que están escribiendo la historia del Barcelona con letras de oro.

El Real Madrid no tuvo su noche a pesar de adelantarse en el marcador a los 23 segundos. Sus mejores jugadores nunca lucieron e hicieron un partido para olvidar, sobre todo Cristiano Ronaldo, quien una vez más se deprime cuando ve el color azulgrana. Él y el Madrid están obsesionados con este Barcelona, que no cede terreno y que se resiste a dejar el trono.

Para el Madrid que creo llegaba en mejor momento que el Barcelona, era el partido de ahora o nunca. Y sucedió lo que está ocurriendo desde que Guardiola dirige los designios blaugranas, que en liga el Madrid nunca le ha ganado. Los problemas ante los azulgranas pueden llegar a convertirse en complejos y enfermedad, porque, salvo en la final de Copa en Valencia, el Madrid sigue sintiéndose pequeño y mortal cada vez que se mide al Barça que se ha convertido en una obsesión blanca.

Se pierde desde la mentalidad y el reconocimiento de una inferioridad plenamente asumida. Y el Madrid se vio desbordado pese a su empeño por meter carbón e intensidad. Salvo Benzema, el Madrid fue un equipo que no quiso discutirle el balón al Barça y cuando tenía la pelota jugaba muy acelerado. Alonso, perdido junto a Lass, se vio bloqueado, los laterales no subieron y Cristiano se ofuscó. Perdió dos ocasiones claras que podrían haber conducido a un 2-0 y al empate a dos. Estuvo muy individualista. Su partido fue horroroso. Falló  y por ahí se murieron las opciones de un Madrid tan voluntarioso como desacertado e impreciso. Solo jugó bien en los primeros 20 minutos, después llegó la oscuridad.

La historia de los últimos enfrentamientos con el Barcelona es la causante de que los jugadores blancos y el propio Mourinho sean esclavos de una gran ansiedad y de un estado de animo muy revolucionado y hasta electrizante que provoca calambres en jugadores fundamentales, como Cristiano Ronaldo, que ha sido el gran derrotado del partido .
 
Los blancos llegaban en mejor situación y con la moral a tope, y terminaron tristes y hundidos. El golpe moral puede ser importante, pero no deben deprimirse porque jugaron con orgullo aunque sus mejores elementos no estuvieran a su nivel, como Cristiano  Ronaldo que estuvo de desastre, pero tampoco es para que ahora carguemos las tintas contra él. No tuvo su día, enfrente estaba el Barcelona y se obsesionó. Que se olvide del balón de oro.

A pesar del duro golpe, el Real Madrid no debe deprimirse porque no desentonaron ante este Barcelona que fue mejor y encima tuvo la suerte  de cara. En  el 1-2, el balón tropieza en Marcelo y  sorprende a  Casillas. Ese tanto  fue decisivo para la suerte del partido. El Barcelona se armó de moral y el Madrid se vino abajo. La historia de los últimos enfrentamientos se volvía a repetir.

La vida sigue. Hay liga y la mejor noticia para los blancos es que a pesar de la derrota va con los mismos puntos que el Barça, pero con un partido menos. Si el sábado a partir de las diez de la noche puntúa en el Sánchez Pizjuán frente al Sevilla, volvera a ser líder. Lo que no debe hacer es deprimirse y obsesionarse con el Barcelona. La liga es el torneo de la regularidad y puede hasta perder sus enfrentamientos con el eterno rival y ganar el campeonato. Nada está perdido. Se ha perdido una batalla no la guerra.

Chapeau por el Barcelona, que siempre está en las grandes ocasiones, han ganado merecidamente  y no hay que darle más vueltas.

Mourinho, tampoco debe obsesionarse con el color azulgrana. Me alegró que en contra de la opinión de una gran mayoría dejase de lado jugar con el tres pivotes y hacerlo con su habitual sistema del 4-2-3-1. Ahora se dirá que tal vez debió fortalecer el centro del campo con alguna pieza más ante la superioridad azulgrana en esa parcela. Puede ser, pero fue valiente y fiel a sus ideas. En lo que creo que se equivocó fue en situar como lateral derecho a un zurdo como Coentrao teniendo en el banquillo a Arbeloa y en el campo a Lass. El francés debió jugar en esa posición en la que estaba rindiendo muy bien y tal vez Coentrao jugar junto a Xabi Alonso en el centro del campo.

Se equivocó y lo sabe. Ahora le crucificarán los que hasta ahora estaban escondidos diciendo que empieza haber dudas sobre el técnico portugués. Algo que no es cierto porque la afición sigue confiando en Mourinho. Están a muerte con él. Se ha fallado en un partido y ya está. No hay que dramatizar. Mou no se rinde y el Real Madrid tampoco.

Seguramente muchos ya darán a los blancos como seguros perdedores de la liga, la copa y la Champions y que el Real Madrid es ya un equipo psicológicamente rendido ante el Barcelona. Que no se equivoquen. Esto no ha acabado.

El Real Madrid no se rinde, a pesar de la exhibición del Barça, que hoy saca pecho, y aguanta en su trono después de una demostración de toque y autoridad. Enhorabuena a los seguidores azulgranas. Pero que no den por muerto al Madrid.

Por suerte para el fútbol, todo transcurrió por la vía deportiva. No hubo broncas o pequeños escarceos sin importancia. Esta vez el clásico se cerró con un gesto de cordura y sensatez: Mou saludando por iniciativa propia a Tito Vilanova. Un gesto de nobleza del portugués, que corrigió en público su pública afrenta en la Supercopa. Un broche señorial  para un partidazo que  tuvo a Iniesta como  maestros de ceremonias.



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Alfonso Celemín

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