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Con desnudos no basta

Antes decían que lo verde empezaba en los Pirineos. Ahora, en Mediaset. Pero ni aquello servía para que todos los españoles cruzaran la frontera en busca de pechámenes (sólo cuatro, o cuarenta obsesos sexuales) ni ahora para que las cadenas de TV de ese grupo barran en audiencia. Si el desnudo de Paula Prendes en el primer capítulo de 'B&B', de los mejores que se pueden ver hoy en día, no impidió que 'Velvet' la barriera en los audímetros, lo que estaba claro es que ni aunque saliera en pelotas todo el plantel de 'Dreamland' podría evitar su primer fracaso absoluto

Pese a todo, los guionistas lo intentaron con María Hinojosa (Rosa) y con Marta Larrañaga (Belén), pero por mucho que la primera tenga un cuerpazo y la segunda un par de buenas razones para no dejar de mirarla, lo que no puede ser, no puede ser, y además es imposible. 'El Gallo' tenía más razón que un santo.

Ahora, y por el bien general espero que no lo hagan, sólo quedaría, al margen de una reiteración de los musculitos de la parte masculina del reparto, que optaran por despelotar a Lillan Hergueta, ya saben, la negrita sin cintura que se ha quedado prendada por los bíceps de Crhistian Sánchez (Moisés). Los poco más de 800.000 espectadores que vieron el primer capítulo no sólo dejarían de ver la serie, de hecho ya sé de muchos que directamente no la volverán a ver, sino que incluso pedirían asilo político en cualquier país para no tener que ver más cosas como esa. 

Hasta ahora tenía a Vasile como un empresario televisivo que sabe de televisión. Que no daba el visto bueno a un producto que no tenga calidad o cuando menos, las más de las veces, que no vaya a ser rentable. El tener más de dos años y medio 'Dreamland' en la nevera, sin atreverse a permitir su emisión, dejaba a las claras que algo fallaba, que había algo que no le gustaba, que el "tufillo" echaba para atrás. Lo que no se entiende es que ahora haya cambiado de opinión y haya dado luz verde al proyecto. ¿Cómo fiarse a partir de ahora de don Paolo?

¿Le habrán torturado? ¿Habría perdido una apuesta y tendría que pagarla emtiéndola? Quizás sólo sea que tuviera ya emitirla para ver si sonaba la flauta y justificaba de algún modo el haber invertido en ella. Pero no, la flauta ha sonado menos que la de Bartolo y las únicas apuestas que se pueden hacer ahora son las de ver cuántos capítulos aguanta en emisión. Si son más de dos es porque Cuatro le importa un pepino al italiano, que es casi como La 2 para TVE, donde se emite todo lo que se tiene en la despensa y hay que dar en algún sitio antes que caduque. 

Hacer una crítica de 'Dreamland' es lo más sencillo del mundo: "Horrible". Con esa palabra ya serviría. Si te quieres explayar, si tu redactor te exigiese un mínimo de palabras so pena de despido, podrías definirla como "un conjunto de videoclips con un grupo de actores jóvenes con papeles más absurdos que los de los zombis de 'The walking dead' y con menos dotes interpretativas que Chuck Norris, Steven Seagal y Miguel Ángel Silvestre juntos".

Como dice la directora de tan peculiar academia en un momento dado: "Bienvenidos al paraíso. Bienvenidos al infierno. Bienvenidos a Dreamland". Lo primero, es una cachondez. Lo segundo, una realidad. Good bye, Dreamland.

 

La mosca