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Bill O'Reill y amenaza

La pasada noche del jueves, el presentador de Fox News planteaba como parte de un programa que sería visto por 5,5 millones de personas: "¿La sharia dice que podemos decapitar a Dana Milbank?" A continuación añadía, "Es broma".

¡Qué gracioso! Las bromas de decapitaciones me matan, y ésta era mucho más graciosa porque el tema de las decapitaciones periodísticas me conduce a mi difunto amigo y colega Danny Pearl, que me sustituyó en la oficina de Londres del Wall Street Journal y más tarde fue asesinado en Pakistán por gente convencida de que la sharia lo justificaba.

A la noche siguiente, O'Reilly daba lectura a una queja de un miembro de su audiencia, Heidi Haverlock de Cleveland, que decía: "Creo que la broma de si la sharia permite o no la decapitación del tipo del Washington Post fue totalmente inoportuna". O'Reilly respondió en directo: "Bueno, permítame zanjar esta cuestión con usted amablemente, Heidi. Si Dana Milbank hiciera en Irán lo que hace en Washington, sería puré de carne picada".

O'Reilly tiene parte de razón. Como estadounidense y como judío, probablemente no duraría mucho en Irán. Y criticar a la administración allí como hago aquí, no mejoraría mi esperanza de vida. ¿Pero qué es lo que intentaba decir? ¿Que América estaría mejor si se parecía más a Irán?

La fantasía de mi final violento que tiene O'Reilly se vio precipitada por una columna que escribí describiendo la cobertura de la noche electoral en Fox News como fiesta de la victoria de los Republicanos. Esto no me pareció una idea tremendamente polémica, pero evidentemente ofendió a O'Reilly. "Dijo que no había Demócratas aparte de Schoen", se quejaba O'Reilly. "Es una mentira descarada".

Habría sido una mentira descarada, excepto porque yo no dije nada parecido. Yo dije: "Siendo justos, Fox sentaba a un Demócrata nominal, el experto en encuestas Doug Schoen. 'Se trata de un rechazo tajante al Partido Demócrata', proclamaba".

Aunque yo no dijera que Schoen era el único Demócrata, en perspectiva debí haber citado a otros izquierdistas putativos que participaban en la Fox ésa noche -- y sonaban mucho como Schoen. Estuvo Bob Beckel, proclamando: "Me siento como el ciego al que se le ha muerto el perro lazarillo" y "Reconozco todo el mérito de los Republicanos en esto". O Juan Williams hablando del Presidente Obama: "Simplemente no me parece que lo entienda".

Sospecho que la indignación de O'Reilly no tiene tanto que ver con una oración de una columna como con un libro y una serie de columnas que he escrito acerca del colega de O'Reilly Glenn Beck. He argumentado que a Beck, con su discurso de violencia, Nazis y teorías conspirativas, sólo le falta invitar a personajes marginales a tomar las armas. He pedido cuentas a O'Reilly como responsable alternativo a Beck -- pero O'Reilly parece decidido a demostrar que me equivoco.

En el programa del jueves, hacía una referencia escalofriante al editor de la página de opinión del Post. "¿Ponemos la foto de Fred Hiatt en pantalla en esta sección?" preguntaba. "Este es el editor, el editor de Milbank, Fred Hiatt. Y, Fred no va a hacer nada porque Milbank mienta en su columna. Simplemente quiero que todo el mundo en América sepa a qué se termina reduciendo The Washington Post. Vale, podemos quitar la foto de Fred. Fred, buen fin de semana, colega".

Poco después de esto, O'Reilly proponía a su colega de Fox News en el programa, Megyn Kelly, una forma de capear sus desavenencias conmigo: "Creo que tú y yo debemos ir a darle una paliza".

Los dos seguían para discutir la tentativa de prohibir la sharia en Oklahoma. Fue entonces cuando hizo su "bromista" sobre decapitarme, que le condujo a hablar de purés la noche siguiente.

También Kelly habló de lo que había escrito, pero en su favor hay que decir que no se unió a las fantasías violentas de O'Reilly. "Cuando alguien comete un error, especialmente cuando se refiere a cualquier tipo de expresión o manifestación de opinión, la respuesta es que haya más expresión y más manifestaciones de opinión", decía.

"No estoy tratando de ponerle un bozal", respondía O'Reilly.

Cierto. No hace falta un bozal si tu cabeza se ha separado del cuerpo.

O'Reilly tiene todo el derecho a tener desavenencias con mi opinión o a cuestionar mi precisión. ¿Pero por qué recurrir a la intimidación y las imágenes de violencia? No creo que O'Reilly quiera cortarme la cabeza realmente, pero con que uno solo de sus millones de seguidores interprete su mensaje de otra forma, seguiría siendo un problema para mí. A seguidores de Beck ya les han sido imputados el asesinato de un policía, un delito de amenazas contra un senador y un tiroteo en una autopista camino de un presunto atentado contra colectivos de izquierdas.  

Dana Milbank

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