Abusos políticos en la administración
El Partido Popular y el PSOE están pactando en la sombra un acuerdo para reformar la administración local. De este acuerdo han aflorado algunas ideas: reducir el peso de la administración que duplica competencias y situar en un marco adecuado la percepción de salarios de los alcaldes, equiparándolos en el nivel más alto de población a los secretarios de estado.
Ésta es una buena noticia puesto que la administración local se ha convertido en los últimos años en un auténtico hervidero de corruptelas y abusos económicos, y se ha situado más como una preocupación de los ciudadanos que como entidades cercanas adecuadas para resolver sus problemas.
Muchos españoles consideran adecuado que los recortes lleguen a la política y a la administración
España sigue siendo un país de pícaros y muchos de ellos han crecido con el gigantismo autonómico y con el descontrol local. El ladrillo y las concesiones, los concursos amañados y las adjudicaciones a dedo han sido una práctica constante junto con rentas abusivas cobradas por munícipes y asesores, y toda una suerte de vividores y supervivientes que han encontrado acomodo en nóminas infladas para su particular descaro y su habitual incompetencia.
Conviene que el principio que barajen ambos partidos se extienda al conjunto de las fuerzas y que haya un consenso que facilite los cambios jurídicos y que siente nuevas bases morales para abordar la actividad pública. A todos corresponde corregir los desmanes que la crisis ha puesto en evidencia.
Muchos españoles consideran adecuado que los recortes lleguen a la política y a la administración. Por eso, las críticas del PSOE a la reducción salarial en el parlamento castellano manchego no encontrarán eco, y menos aún cuando se ha sabido que entre salario fijo y dietas, los diputados autonómicos cobrarán más de dos mil euros, una cifra que ya quisieran para sí además de los seis millones de parados, muchos otros que ven como su salario no sólo es más bajo, sino que además es el fruto de un trabajo mucho más duro y de muchas más horas.
Es impresentable que quien lidera la iniciativa de reducir los salarios de los diputados cobre tres sueldos
Dicho esto, es impresentable que quien lidera la iniciativa de reducir los salarios de los diputados que deben controlarla, sea quien, según se ha hecho público, cobra tres sueldos, todos ellos con origen en dinero público. Y que nadie esgrima el argumento de que es "el partido" quien le paga el más sustancioso de los tres salarios para justificarlo: los partidos, quede claro, se financian con dinero público que proviene de los impuestos de los españoles. Ningún gasto de partido debe ser ajeno al control y la fiscalización social. Esto de que los partidos gastan "su" dinero como quieren es una falacia que debe caer denunciada con la misma fuerza con que deben caer privilegios. Por ejemplo, las ventajas fiscales que los representantes públicos perciben al tributar, por ejemplo, los concejales, como dietas gran parte de sus ingresos y por tanto no quedar éstas sometidas al control del IRPF.
Eso que es una vergüenza repulsiva es una realidad que, ya verán, los grandes partidos no serán capaces de resolver sin la presión de una opinión pública que actúe como lo que debe ser, el muro de contención de los abusos de quienes encuentran en la gestión de lo público un negocio del que aprovecharse ante la cara misma de todos los ciudadanos.
Por no citar al muchacho de las NN. GG que mantiene su puesto de trabajo – otra afrenta "digital" – en la administración local madrileña cuando sus circunstancias son las que ya todos conocemos. Otra muestra del uso y abuso patrimonialista de la administración pública para el partido de turno, entendido este como un gran negocio en el que participan todos los que saben moverse adecuadamente dentro de él.
Si el PP y el PSOE quieren emprender nuevas reformas, la de la administración local debe ser intensa y profunda, pero no menos que la que ellos mismos deben hacer dentro de sus filas, pues es desde ellas desde donde surgen los sujetos que perpetraran los descarados abusos que cada vez son más públicos y evidentes, y que tanto indignan a una población que bastantes penurias está pasando.
Editorial Estrella