lunes, abril 29, 2024
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Historias de mi vida liberal: el alodio de Sánchez – Díaz – minorías independentistas y comunistas asociadas

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Bernardo Rabassa
Bernardo Rabassa
Librepensador. Maestro Nacional. Licenciado y Doctor en Filosofía y Letras y Diplomado en Psicología Industrial por la Universidad Complutense de Madrid.

Según mi opinión, el alodio (herencia) de Sánchez será Deuda y Paro.

Para Antonio García Trevijano en su libro “Ante la Gran Mentira “ el alodio fue la falta de Democracia del Régimen de Juan Carlos I ,alias Zapatero-Sánchez & asociados en la actualidad.

Para Inma Castilla de Cortázar Presidenta del Foro de Ermua, en su alocución del 25 de octubre de 2010 en el club Rotario Madrid PTA de Hierro nos decía: “En aquella memorable entrevista de Oriana Fallaci a Indira Gandhi, en Nueva Delhi, allá por febrero de 1972, la primera Ministra aseguraba: “El miedo, cualquier tipo de miedo, es una pérdida de tiempo. Como el lamentarse (…) Una persona como yo ignora el miedo antes y los lamentos después”.  He recordado esta cita porque éstos son momentos de ignorar el miedo para denunciar lo que está ocurriendo en nuestra democracia. Algo expresivo en extremo es lo que ocurre en materia de política proindependentista, botón de muestra de antología: aunque ciertamente no el único. Pues bien, es tiempo de no tener miedo para no tener que lamentarnos después.

 Probablemente, el más expresivo de los síntomas de decadencia de nuestra civilización en general, y de nuestra democracia en particular, es la falta de respeto a la verdad, a la realidad, incluso a la realidad empírica para más temeridad: esa realidad que se puede ver, tocar, medir, constatar… (en una hemeroteca o con un microscopio). Lo reconozco con pesadumbre por muchos motivos, uno esencial; si yo fuera médico, porque el respeto a la realidad es la premisa imprescindible para el avance de la Medicina, más aún, es imprescindible para el correcto ejercicio de la misma, para el diagnóstico y el tratamiento: las cosas son lo que son, no son lo que cada cual quiere que sean. Les reconozco mi pesadumbre, pero también les confieso mi esperanza inconmovible, precisamente porque la realidad es más tozuda que la estupidez.

 Por cierto, a propósito de estupidez, en la mencionada entrevista de Oriana Fallaci a Indira Gandi, la periodista al ver cansada a la primer ministro le comentó: …”no le envidio y no quisiera encontrarme en su lugar”. A lo que Gandhi contestó: “El trabajo no cansa, es el aburrimiento lo que cansa (…) El problema- créame- no está en los problemas que tengo, sino en los idiotas que me rodean” …  No les oculto que el contexto social, político, legislativo… institucional que tenemos en España suscita una percepción próxima al tedio, al aburrimiento, y provoca una rebeldía sana, que se intuye en esa audaz respuesta de Indira Gandhi (los idiotas que nos rodean…). Esa rebeldía o indignación la expresaba con acierto John Ronald Reuel Tolkien en la película de Michael Hoffman el “Club de los Emperadores”: “¿Qué puede hacer uno cuando los que tienen el poder hacen daño a los demás?    Para empezar, te levantas y dices la verdad”.

El Alodio de 2010 de Zapatero-Pérez Rubalcaba & asociados era pues para Inma, el miedo en el país vasco, la mentira, la estupidez y el tedio en el resto de España, para concluir :  
“Hablar de exigencia moral es afirmar que existe la capacidad humana, más o menos espontánea, para discernir lo que está bien de lo que está mal. Hay algo que no es relativo.

 Hitler, decía que la conciencia era un invento judío. Nosotros (discrepando de Hitler) confiamos en la capacidad del ser humano de comprender lo que es decente o indecente, la capacidad de discernir lo que es digno o indigno del hombre, lo que es concorde o no con la elemental defensa de derechos, libertades y responsabilidades. El dilema humano es moral: intentar ser decente o renunciar al intento; o sencillamente optar por ser indecente con la coartada “al uso” de que todo es relativo”.

Este último alodio Sánchez-Diaz& asociados, la indecencia y la corrupción son la herencia de estos últimos ocho años de un poder conseguido en las urnas, pero con un previo Zapatero determinante.

Para Joseph Stove, en su artículo que me proporcionó mi amiga

Judía Silvia Schnessel” ¿Los últimos días de España? Que a su vez comenta el libro de Walter Laqueur “The last Days of Europe”

Laqueur trata de dar respuesta a la cuestión de qué ocurre en una sociedad cuando bajos índices de natalidad sostenidos, envejecimiento, se juntan con una inmigración incontrolada. 
Por supuesto que España no se escapa de su agudo análisis y deja constancia de su rol en el «landslide» europeo. El contexto sociocultural que expone Laqueur, es motivo para reflexionar sobre las singularidades que aquejan a España y que no comparte con ningún otro país de Europa, lo que hace de su situación algo particularmente grave:
En España, a 46 años de aprobarse su ultima constitución, el modelo de Estado sigue sin cerrarse, lo que se ha traducido en una dinámica de descomposición. En un arrebato de originalidad se puso en práctica un modelo excepcional en el constitucionalismo comparado: el «estado de las autonomías “y el “lawfare”.
Su materialización ha consistido en ir desposeyendo, paulatinamente y sin pausa al Estado de sus competencias, creando a la vez fronteras interiores basadas en exclusivismos artificiales y en diferentes niveles de bienestar”.

También en 2010 convocado por Ciudadanos, asistí a la Conferencia coloquio ”La Cataluña que se rebela” en unas formidables intervenciones de Francesc de Carreras, Joan Lopez, Jose Mª Fuster, Xavier Horcajo, Valentí Puig y del propio Albert Rivera que abominaban de ese Alodio, no solo Zapateril, sino del propio Régimen de Juan Carlos I que ahogaba a Cataluña, con este último acto de la tragicomedia montada por el tripartito de Montilla, pero peor era lo que se avecinaba , pues el CIU de Artur Más, poco o nada tenía que ver con el de Pujol, hasta terminar en el Junts de Puigdemont. Independentismo puro y duro, para el que los ponentes nos pedían ayuda al resto de España, pues deseaban entonces, seguir siendo catalanes y españoles. 

Todos ellos, han olvidado las palabras de Jaime I el Conquistador cuando dirigiéndose a los catalanes que le habían ayudado a conquistar Murcia a finales del S.XIV para entregársela graciosamente a Alfonso VI rey de Castilla y yerno suyo, les califico de “buenos españoles” literalmente. Al fin y al cabo, Cataluña quiere decir Castilla en su traducción del vernáculo.

 España, continua Laqueur” es el único país de Europa con un terrorismo propio, el de ETA de carácter secesionista, donde sus miembros y simpatizantes están hoy en las instituciones del estado por llamarse Bildu y reciben ayuda de los presupuestos públicos. Ampliamente denunciado por las Asociaciones de Víctimas del Terrorismo recientemente.

 En España, se relativiza, o se niega el concepto de nación, impulsado por un «status» de idiosincrasia política que permite la puesta en manos de exiguas minorías independentistas, resortes políticos que cualquier estado con un mínimo sentido de la supervivencia no osaría considerar, ni tan siquiera en tono de broma, su transferencia a las regiones. Ejemplo: la educación.

– Y, sobre todo, existe un hecho de enorme importancia social: ¡el pueblo español cree que vive en una democracia consolidada! lean, ¡lean! a Antonio Garcia Trevijano y verán que gran patraña.

Se instaló en la opinión pública la certeza que era madura y estaba bien informada, que había una clase política experta y con sentido de estado, que funcionaba la separación de poderes y actuaba como la fortaleza de la democracia, dado el vigor y prestigio de sus instituciones. Sepan todos que las víctimas del Terrorismo españolas son las únicas en el Mundo que no se han tomado la justicia nunca por su, mano en los 46 años de la Transición. Toda una falacia.

Un largo periodo de crecimiento económico y bienestar material enmascaró durante años la metástasis que corroía el cuerpo nacional.

El fin de los sueños se produjo el 11 de marzo de 2004. Un ataque, posiblemente por parte de un actor no estatal o quizás si, en forma de acción terrorista, iba a poner de manifiesto la enfermedad terminal que aquejaba a España.
La sociedad lo encajó como un «atentado», un hecho al que estaba acostumbrada por las innumerables acciones de ETA y que tenía su liturgia particular.
Pero esta vez, el ataque era de carácter «apocalíptico», no era «selectivo» como los anteriores. Tenía un objetivo claro, destruir España como actor estratégico. 

Los casi doscientos muertos y los cientos de heridos, efecto material del ataque, sólo eran el catalizador para alcanzar los efectos estratégicos, los cerebros habían materializado su trabajo.  

El pueblo español fue engañado. ¿Qué hacia Asier Ezeiza, conocido etarra, corriendo escaleras arriba, mientras tras el se sucedían las explosiones, con lo que parecían mandos a distancia en sus manos?

No había sido casual que España fuese elegida blanco. La debilidad de sus instituciones y la vulnerabilidad de su opinión pública, la hacen pieza adecuada para asestar un duro golpe al mundo occidental, suprimiendo a uno de sus peones.

A partir del 11 de marzo de 2004, España desapareció como actor estratégico y se volvió hacia sí misma, como había hecho en los dos siglos anteriores.

Una ola de «catetismo» invadió el país. La fabricación de «diferencias» entre regiones se acentuó, «la España plural», a la vez que la Constitución se adaptaron convenientemente a las circunstancias. 

Se apeló a la «memoria histórica», como si de la Guerra Civil al posmodernismo de principios del siglo XXI no hubiese ocurrido nada, y se articuló una política de «ampliación de derechos» que no era más que ingeniería social, al más puro estilo orwelliano.

El 11 de marzo de 2004 se convirtió en fecha incómoda. La sociedad española no consideró la acción terrorista un ataque a su integridad, sólo una retribución por una errónea política exterior. 

Cualquier estado moderno que sufriese una agresión semejante habría empleado los resortes adecuados para conocer quien promovió el ataque y a quien beneficiaba, en el ámbito nacional e internacional, para actuar en consecuencia. 

Pero a una sociedad que se le había inoculado el «no a la guerra”, por parte de una izquierda insolidaria, no podía concebir que alguien emplease la violencia organizada para alcanzar fines políticos.
 
La «verdad judicial» creían que aclararía el hecho. Hoy todavía no se conoce dicha verdad, y poco se sabe de quién ordenó el ataque y a quien benefició en el ámbito mundial. La opinión pública, dirigida por la clase política de izquierdas no quiere ni volver a oír hablar del tema.

Como señala Laqueur, la sociedad está enferma y su mediocre clase política es incapaz de encontrar el tratamiento adecuado ya que, sin excepciones, se embarca en una huida hacia delante, alabando el «estado de las autonomías» y evitando las referencias éticas.
Si no reacciona, todo hace indicar que «The last days of Spain» serán un hecho. 

Sánchez-Diaz & asociados son los albaceas de ese dramático alodio, y bien que lo han aprovechado; caso Faisán, intento de conseguir el Nobel de la Paz  para Zapatero, gobierno en Euzkadi y Navarra engañando al PP y al resto de los Españoles y aprovechamiento sistemático de la aversión de la izquierda a la guerra  o guerras en las que estamos metidos a fondo , como si fuéramos una ONG y finalmente el triste papel que hemos hecho y seguimos haciendo en el Exterior con nuestras “extrañas” relaciones con Cuba y Venezuela, epitomes del comunismo rancio, desvencijado y demagógico.

¿Quedara algo en España, de honor, lealtad, amor al trabajo bien hecho, voluntad de servicio y amor a la patria, que nos permita seguir viviendo en ella, después de la “tabula rasa” a que nos está sometiendo este Gobierno?

El Alodio Sánchez-Diaz & asociados todavía puede empeorar, pues parecen gozar de buena salud y hasta hoy no nos van dejar opinar con la complicidad traidora de independentistas Junts, Esquerra, Bildu, BNG, Coalición Canaria y del taimado PNV, políticos al fin y al cabo de un Régimen que se resiste a fenecer.

¿Nos hará falta un Milei?, deberíamos aprender de una Argentina hasta ahora en demolición. España desgraciadamente esta en el camino de Venezuela, De Nicaragua y Cuba, más cerca del Grupo de Puebla (marxistoides) que del mundo libre occidental. Hemos perdido Libertad a raudales, alodio del Zapatero, Sánchez, Diaz & Asociados y lo peor es que todavía podemos perder más. Salvo lo que haga por nosotros la Unión Europea estamos en el camino de la ruina moral y económica.

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