domingo, octubre 13, 2024
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El escaño 137, el escaño del “¿Y sí?”

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José Virgilio Menéndez Medrano
José Virgilio Menéndez Medrano
Diputado en la Asamblea. Secretario General del Grupo PP en la Asamblea de Madrid.

En el recuento del voto del exterior (voto CERA), el PP alcanzó el escaño número 137 por Madrid, arrebatándoselo al PSOE y dejando a éste con 121 finalmente, un escaño que según Pedro Sánchez el domingo noche, había sido muy importante pues se lo había quitado a la derecha…pues va a ser que no, sr Sánchez.

La importancia de este escaño es fundamental: no es un escaño más pues es el escaño que supone que el PSOE haya perdido la ventaja que tenía en el juego de las negociaciones para lograr la investidura de su candidato.

Partiendo del hecho incontestable de que ha sido el PP quien ha ganado las elecciones obteniendo 16 escaños más que el segundo, desde la primera hora de la noche del domingo en las TVs, “misteriosamente” desaparecieron el PSOE, SUMAR y otros, siendo sustituidos por “la mayoría progresista”; con dicha lectura, el PP perdía ante dicha mayoría progresista. Por cierto, lo que no vimos venir nadie fue que el PNV y Junts estuviesen incluidos en dicho bloque progresista.

En cualquier caso, la aritmética parlamentaria resultante ha sido diabólica: las izquierdas más el PNV sumaban 172 escaños, frente a los 171 del PP más CC, UPN y un VOX, que dice no ser de derecha extrema, aunque se hayan pasado la campaña haciendo y diciendo cosas de extrema derecha, y la inclasificable formación de Puigdemont, Junts, 7.

Por eso el escaño que pierde el PSOE en beneficio del PP en Madrid, cambia sustancialmente el reparto, pues los bloques han pasado de 172 a 171 en favor del centro y la derecha.

Las posibilidades que se abren ahora son muy diferentes, pues si algo caracteriza a Puigdemont es vivir instalado en su dimensión mesiánica e irracional, y quedando solamente en su cabecita, la resolución a este sudoku de la investidura.

No obviemos dos cuestiones fundamentales que influirán en la postura a adoptar por Puigdemont y que guiarán su decisión: la primera son las elecciones autonómicas catalanas del año próximo en las que ERC parecía haber cogido la delantera a Junts, algo que él cree poder revertir si vuelve a ser el referente del catalanismo independentista; y la segunda, es el retroceso en el apoyo al independentismo, la desmovilización del mismo y la “pacificación” del día a día catalán, algo que enerva al Virrey de Waterloo, que se considera injustamente tratado por la historia, y que quizás, declaraciones como las de Abascal en Barcelona la semana pasada, pudieran ser la mecha que le permitirían auto justificarse para poder “liarla” otra vez con revueltas callejeras.

Y junto a esto, tampoco deberíamos perder nunca de vista que en la deriva del ex president, está que ya no distingue entre PSOE y PP, al fin y al cabo, para él, ambos partidos son sólo despreciables “españolazos” (copyright batasuno). Esta es una actitud que le llevaría a que en el fondo le da igual quien gobierna la nación.

Por tanto, no es para nada descartable que Puigdemont presente peticiones irrealizables, incluso para alguien tan carente de principios como Sánchez, y que apueste por desentenderse de la investidura con una abstención sea quien sea que se presente a dicho debate. Y contando con la nada clara posición aun de Coalición Canaria, eso conduciría a una repetición electoral o a un triunfo de Feijoo, dependiendo de su posición final.

Por tanto, ¿y si la locura de Puigdemont a lo que lleva es a la investidura de Feijoo? No sería nada descartable, a fin de cuentas, fue Feijoo quien, en su primera comparecencia como candidato a unas elecciones generales, obtuvo el triunfo electoral.

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