viernes, mayo 10, 2024
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La Central de Abasto de Ciudad de México

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Aquellos que visitan la megápolis que representa la Ciudad de México no tienen excusa para no conocer su Central de Abasto.

Tuve la oportunidad de hacerlo hace poco tiempo. En la Central de Abasto más grande del mundo se mezclan y entremezclan riadas de gente en el fragor de la noche o en el calor del día. Porque nunca cierra. Abastece a la ciudad más poblada del mundo y a muchas otras ciudades dormitorio que se encuentran al abrigo de la capital mexicana.

En sus trescientas veintisiete hectáreas – parece un latifundio – la Central de Abasto de México es, por flujo de dinero el segundo mayor centro comercial de México después de la Bolsa Mexicana del Mercado de Valores.

Y es a partir de ahí donde comienza la aventura de perderse en una ciudad dentro de otra más grande. Porque además está situada en la delegación de Iztapalapa a tan sólo quince minutos del aeropuerto y a veinte del Centro Histórico.

Dice su Coordinador General y máximo responsable de este gigante, Sergio Palacios Trejo que la Central de Abasto tiene una capacidad de almacenaje de ciento veinte mil toneladas y se comercializan treinta mil toneladas de diariamente. Son unas cifras que pueden llegar a marear a cualquier sin tener en cuenta los noventa mil puestos de trabajo que genera.

Y a todo esto Palacios tuvo un día una idea que fue importante para él pero sobre todo para toda la ciudad porque pensó que la Central de Abasto también podía ser otro punto de vista turístico.

Y ¿Por qué no? Lo que yo he vivido en la Central de Abasto es sumamente atractivo. La comida más fresca y más rica se encuentra allí. Vale la pena recorrer sus calles angostas repletas de comerciantes que compran y vende por todos lados. Vale la pena comer en sus taquerías al aire libre donde el olor a carnitas se confunde con el de la piña o el cilantro. Vale la pena comer en algún restaurante de lujo, que también los hay. En fin, vale la pena visitar los centros comerciales que se encuentran a un costado en esta gran visita que no deja a nadie indiferente.

Por eso aplaudo la idea de Palacios y me uno a ella como un mexicano más que ama su país.

No dejen de vistar la Central de Abasto de Ciudad de México. No se van a arrepentir.

Alberto Peláez

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