martes, abril 23, 2024
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La sonrisa mortífera de Carmena

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Se recuerda por estas fechas, ya que no se puede celebrar, que hace un año se votaron los ayuntamientos del rencor y la revancha. Eso es en lo que ha quedado el relevo político de una izquierda radical totalitaria cuyos exponentes más tristemente famosos son Carmena, Colau y 'er Kichi'.

No se puede citar ni una sola medida que haya servido para mejorar la vida de los ciudadanos, solo el reconocimiento que hizo Carmena de las muy buenas y sólidas políticas que ya había en el Ayuntamiento de Madrid y que habían diseñado y puesto en práctica los equipos de Álvarez del Manzano, Gallardón y Botella descubría la falacia perversa del discurso de leninistas de guardarropía:  los más débiles estaban mucho mejor tratados de lo que las hordas del hampa política se esperaban. No conocían, Carmena no conocía y tiene delito, nada de lo que se hacía. Llegaron criticando con mentiras, dosis desmedidas de violencia verbal, actitud airada y provocadora y una estrategia bien diseñada a la que no se supo hacer frente.

Las meteduras de pata de la alcaldesa de Madrid, su obsesión por poner a barrer la calle a los niños, los estudiantes y las madres  a través de cooperativas esquizofrénicas, el desastre que significa la persecución de los hosteleros y los autónomos, la destrucción de todos los grandes proyectos de Madrid que traerían progreso, empleo e inversión, la división trostkysta de su grupo municipal que gasta más tiempo en peleas internas que en trabajar por Madrid, las mentiras y condenas de una portavoz cuya inteligencia está por descubrir, los desprecios de Colau a las Fuerzas Armadas, su colaboración con grupos paradelictivos que ya se le vuelven en contra, su insumisión ridícula contra los símbolos constitucionales, y si son contra la monarquía democrática más, la defensa de los delincuentes frente a las fuerzas del orden que hace 'er Kichi' vestido con su esquijama y su canesú, como si  escribiera un poema  cargado de trascendencia y estupidez y a eso sumamos la defensa que hacen los tres de Otegi como un hombre de paz. Pobre Paz. Eso, todo eso y no otra cosa, es la verdad desnuda de quienes ocupan hoy mucho y muy importante poder municipal.

Ciudades más sucias , más baches, peores servicios, mentiras y más mentiras, cacareo de consignas  vacías de contenido pero repletas de odios, contratación descarada de familiares de todo tipo de grados, amiguetes, novios y novias. Un escándalo del que muchos medios no se quieren hacer eco, pero que los ciudadanos ya van contemplando con estupefacción.

Este es el bagaje objetivo con el que los radicales totalitarios se presentan a unas elecciones generales de enorme trascendencia: nada y menos. Y mucha  mala fe, arrogancia y planes venezolanos.

Es difícil que los votantes que les han votado hace poco quieran reconocer su equivocación. La gente necesita un tiempo quizás más largo para entender que aquellos a los que habían apoyado no son lo que ellos esperaban. Pero es posible que la velocidad, gravedad y prepotencia de sus actuaciones alarmen a una parte de  ese electorado y empiece a darse cuenta que la sonrisa mortífera de Carmena no es la de la abuelita de Caperucita Roja. No, es la del lobo disfrazado de abuelita que se quiere comer a Caperucita. Hay que hacer lo posible para que no lo consiga.

Juan Soler

Senador de España

Juan Soler

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