¿Recuerdas el chasquido y los pequeños clics que señalaban el final de la cinta? Igual eras de los que se podía permitir un reproductor con auto-reverse. Mi juventud e iniciación a la música fue en ese momento en que el Vinilo se estaba quedando anticuado y el CD se convertía en la novedad. Los Walkman estaban de moda.
Como si de un LP se tratase, Follow La Música ha llegado al final de la primera cara de su debut. Podría haber incluido un artículo extra hablando sobre el sonado nuevo álbum de Radiohead, o los prácticamente inminentes festivales del verano que no podéis perderos (aunque muy seguramente lo hagáis). Por no hablar del circo bizarro del Festival de Eurovisión. En su lugar, he preferido parar, abrir la caja, echar un ojo a las notas, las letras y a la obra en general, para reflexionar sobre lo ocurrido hasta el momento.
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Como en tantos álbumes, el primer o el segundo single suele ocupar la tercera posición en el orden de reproducción. Por costumbre, el disco comienza con una canción potente y viva, seguida de una menos llamativa y, de repente, el gran 'boom', el tema encargado de vender el conjunto al completo del que viene acompañado. Al escribir el artículo sobre John Lydon, imaginé que sería algo similar. Al final resultó ser algo totalmente distinto, y demostró la diferencia en el reconocimiento cultural que Lydon recibe en España en comparación con Inglaterra o Estados Unidos. Di por hecho que era un icono a nivel mundial. En España su impacto después de los Sex Pistols ha sido cuanto menos discreto. Él mismo ha admitido que ha resultado un mercado difícil de explotar debido a los años peleando con la ex-firma discográfica de PiL.
La entrevista en sí me alegró de forma inesperada. Convirtiéndola en algo casi imposible de editar, Lydon saltaba de un tema a otro sin pretensión alguna. Más de la mitad de la conversación no llegó ni al borrador final. En cualquier caso, el resultado fue un íntimo retrato del hombre y del artista, y no de la absurda caricatura que nos han llevado a creer. Habló de manera sencilla de las consecuencias y el impacto que tuvo su enfermedad, y no de la gloria de la fama.
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Berni Calvo se hizo rápidamente con el merecido foco de atención dejado por Mr Rotten. Tuvimos la suerte de ver la cara invisible que hay tras la música. Lo que no pude mencionar en el artículo (el límite de palabras, como siempre) fueron sus planes de futuro. Un nuevo LP con Virginia Maestro comenzará a producirse en verano, junto con un proyecto con la banda de rock de garaje Milk It, entre otros. Lo más emocionante para mí es que por fin está preparando un disco con material propio. El futuro pinta bien, el futuro pinta a Berni.
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El último artículo me permitió complacerme y complacer con una de mis pasiones más egoístas: Shack. Cuando lo vuelvo a leer encuentro algunos vacíos en el artículo. ¿Quiénes eran los otros dos integrantes del grupo? Shack incluyó a dos grandes bajos en sus años activos. Martyn Campbell, quien es más conocido por su trabajo en The Lightning Seeds, Richard Ashcroft, y Peter Wilkinson, quien formó parte de Cast y Echo and the Bunnymen. El batería más reconocido era Iain Templeton, quien también grabó temas con las leyendas de Liverpool, The La’s. La ciudad es una intrincada red de músicos, todos interconectados por su pasión y profesión.
Continuamos con la cara B. ¿Hacia dónde ir ahora? Las opciones sobre qué o de quién escribir son prácticamente ilimitadas. Porque cuanto más escuchas, más te das cuenta de la infinidad de cosas que hay ahí fuera por descubrir.
Dale al play y Follow la música.
Matthew Kennington