jueves, marzo 28, 2024
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Suena bien

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En el discurso de Cristina Cifuentes en la Asamblea de Madrid sonó bien la letra. Resulta paradigmático que una frase tan obvia como: «política y corrupción no pueden ir de la mano» fuera la más resaltada de su propuesta como aspirante a presidir la Comunidad. Los ciudadanos, que han asistido estupefactos al fangal de la Gürtel o la Púnica, tienen que «tocar» transparencia para creer. De momento Cifuentes, con el empujón imprescindible de Ciudadanos, ha roto la línea de sus predecesores que asistían impávidos a un proyecto que los relegaba al peor de los olvidos.

Su objetivo es una enmienda a la totalidad, no solo a la falta de control de fondos públicos que ha acabado en manos de corruptos, amiguitos del alma y cargos propios, si no a unas políticas sociales que han dejado devastados servicios públicos esenciales como la educación y la sanidad. Madrid ha sido una abanderada de los colegios concertados religiosos en detrimento de la pública. Madrid ha visto, in extremis, como los tribunales han paralizado una privatización de los hospitales públicos, donde el cierre de plantas enteras y los colapsos en las urgencias no son más que síntomas del abandono y la degradación de unos servicios médicos punteros en Europa.

También la música sonó entonada, si se entiende por tal el tono de su discurso, comedido y con ofertas de pactos a la oposición en temas sociales que son los que reclaman los madrileños. Pese a las pausas de rigor, de una intervención leída en un plasma que le hacía no perder la mirada de los parlamentarios, los aplausos de la bancada popular fueron parcos. Ignacio González se permitió no hacerlo en varias ocasiones. Todavía no se debe creer que vaya a ser su sustituta a partir de mañana.

Sostuvo sus promesas electorales de mantener la fiscalidad para patrimonio y herencias pero aseguró que bajará el tramo del IRPF para las rentas más desfavorecidas. Mantendrá abiertos los comedores escolares en tiempo de vacaciones, no habrá más intentos de privatización sanitaria e hizo, de momento de palabra, una firme apuesta por la escuela pública.

Las auditorias sobre la gestión presupuestaria de sus predecesores le van a dar el dato de cuánto dinero de los presupuestos autonómicos está ya comprometido por deudas anteriores. Si estas fueran superiores a las admitidas va a tener muchas dificultades para llevar adelante proyectos como el de crear un «Silicon Valley» al sur de la región para dar impulso a las nuevas tecnologías o el de reformar las líneas más antiguas del metro.

No parece que este programa socialdemócrata guste mucho en el PP madrileño, todavía bajo la batuta de Esperanza Aguirre. Hasta las generales Cifuentes va a tener que remar sola y habrá que estar vigilantes para comprobar que los proyectos estrella no se quedan solo en el papel. Del dicho al hecho… hay mucho trecho.

Victoria Lafora

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