jueves, abril 25, 2024
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Careful with that Axe, Ancelotti

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Los perros esos que batían las calles antiguas, con un montón de latas atadas a la cola, produciendo un escándalo de mil demonios. Eran la viva imagen del desconsuelo. Llegaban precedidos de la fanfarria y al mostrarse, paseaban entre los presentes esa mirada perruna, más humana cuanto mas pena haya en el animal. O seremos nosotros que educados en el cristianismo, sólo notamos el latido en el dolor y la rabia; y sentimos la humanidad en el despojamiento, y nada más.

Ahí estaba el Madrid de Florentino, mundo fluorescente que levita unos centímetros sobre la meseta, descargando toda su chatarra en los momentos previos de la liturgia. Un balón de oro, un paralelepípedo de platino, un ábaco para Ramos y una bombona de butano cincelada en mármol para el jugador más cargante. Al otro lado, el 'Cholo' andaba al rececho, sabiendo que los fuegos de artificio provocan en el juego unos instantes de representación en el que el pavo real corteja a su público con un fútbol de goma, que parece, pero no es. Empezó la cuenta atrás de la gran remontada, según habían anunciado los pelmazos en la previa. También en esto hay artificio y realidad, como en todo lo que rodea el Madrid, cuyos alrededores están hechos de la misma materia inexpugnable que el centro geográfico del club. El caso es que estábamos en esos siete pases del principio, preparado para que todo parezca fluido, con el Madrid muy adelantado por el qué dirán y Ramos y Pepe guardando una zona tan enorme y desierta que un mal día alguien la va a recalificar. Un jugador del Atlético sin corazón cortó el toreo de salón madridista y varios rojiblancos se colaron por los huecos que había entre los medios rivales. En un segundo todo se vino abajo. La jugada corría vertiginosa contra el sistema nervioso madridista. Pepe recordó el monstruo de los cereales que fue y se desmoronó  ante Griezmann, que levantó la cabeza y vio a Torres solo en la misma posición en la que murió hace ya cinco años. Había una línea de pase con Ramos en el medio, pero el sevillano se pasó el partido dando manotazos al aire y hablando con los santos, así que el balón le llegó franco al delantero Atlético que lo envolvió con clase y puso fin a la disputa en el primer minuto del encuentro.

Torres dio la mano al perdedor y se fue del césped dejando restos de Pepe y Ramos esparcidos por allí

Fernando Torres, del que los madridistas llevan riéndose desde que lo destetaron del Liverpool, con una parte de razón y otra puramente nacionalista. No es de los nuestros. Es un jugador magnífico sin duda, con una clase pocas veces vista en el fútbol español, que olía los espacios y las zonas blandas y los acometía con virulencia. Fue quedándose sin mecha muy pronto, y sus movimientos dejaron de ser naturales y pasaron a ser subrayados, casi pedagógicos. Como un actor que tiene que esforzarse en lo que antes le sudaba de los huesos y ahora comienzan a notársele los trucos. Perdió un segundo en todos sus gestos y dejó de ser útil para la alta competición. Nunca fue perfecto. Del regate sólo tenía su parte castiza: el recorte. Pasaron una circular y los defensas dejaron en el 2009 de comerse sus amagues. Tampoco su disparo era maravilloso ni su técnica alucinante. Sólo los controles orientados; muy comentados entre los círculos futboleros más marujiles. Así se fue quedando sin armas según le crecía en la espalda un caballo muerto. Hasta que se quedó parado. Del todo. A López Váquez lo metieron en una cabina de la que sólo se salía fosilizado y a Torres lo mandaron al Milán. El Cholo lo recuperó y aceptó una dieta a base de cristales rotos y angelotes decapitados. Hoy regurgitó todo eso en el campo. Con inteligencia. Sin rabia. Como un señor. Dio la mano al perdedor y se fue del césped dejando restos de Pepe y Ramos esparcidos por allí. Desde lo de Lázaro no se veía nada igual.

Después del gol, el estadio rugió fiero y los atléticos dieron varios pasos atrás. El Madrid volvió a su estado febril de Lisboa, y jugó cuarenta minutos como si estuviera en una prórroga. Pepe y Ramos empujaban con su línea tensa, con sus ladridos y sus aspavientos, y sumergían al resto del equipo en un estado narcótico. El centro era hormigón armado, así que fueron las bandas las que dieron alegría al juego del Madrid. Bale y Cristiano, o Marcelo y James conseguían centrar con regularidad a la zona húmeda del área pequeña. Una y mil veces percutieron y una y mil veces el balón salió rechazado sin ninguna piedad por los defensores atléticos. Hubo una falta lateral y Kroos se acercó con mimo a la pelota. La confusión en el área era formidable. Era el terreno Ramos, que se elevó para acometer el cielo y lo hizo una vez más. Delante de él, en la melé, Cristiano parecía un chiquillo saltando hacia adentro para no ponerse en evidencia.

La eliminación alejará al Atleti y al Barça de la lucha por la liga, que es lo que interesa

El Madrid se desató del todo y comenzó a correr contra el Atlético de una forma más violenta que eficaz. El desdoblamiento en bandas era convencional y la pelota sobrevolaba el área atlética sin ventajas adquiridas. Isco se comía las triangulaciones en la media punta y tanto pisarse la cola, daba ventajas a los defensores que nunca perdían la posición. Las escasas oportunidades vinieron por el rebote en las segundas jugadas, pero los atléticos andaban más listos que los madridistas y el balón siempre acababa interceptado en el área y empaquetado hacia la zona de Torres, que calmaba los ánimos y esperaba a que un jugador colchonero acabara libre, porque todos los defensores madridistas tenían el día de remontada. O sea, iban al bulto, al amague, y dejaban solo al cazador delante de la pieza.

En la primera jugada de la segunda parte, Pepe erró un pase idiota que provocó una estampida que  fue la rima asonante del primer gol. Los madridistas corriendo aterrorizados hacia atrás, Ramos haciendo gestos de “dejarme solo”, Pepe fallando en el despeje, fallando en los espacios y echado por el suelo cuando no debía. Y Torres triunfal, recortando al portugués, como si fuera un malo de película, de los idiotas, que muere varias veces y  siempre cae en la trampa que le tiende el protagonista. Torres se la puso lenta a Keylor, por su palo largo. El costarricense la tocó, pero es humano, y la magia en caso de que la tenga, todavía no le ilumina los guantes, así que la pelota acabó en la red y todo se vino abajo por segunda vez.

El madridista comenzó en la grada a echar cuentas y el saldo le salía negativo. Imposible ganar este partido. Era la copa, así que los daños son limitados, se dijo. Además, esto alejará al Atleti y al Barça de la lucha por la liga, que es lo que interesa. Así que se repantingó en el asiento y comenzó a disfrutar del espectáculo como si no fuera su equipo. Y pocas cosas más hermosas hay, que el sufrimiento ajeno.

Isco pateó a Gabi como un niño malcriado en la opulencia

Apenas hubo un ataque por banda en el que Bale centró para que Cristiano saliera de su anonimato y marcara un gol. Por lo menos no lo celebró. El resto fue Isco sacando el balón. Isco perdiendo la pelota en el portal de su casa. Isco quitándole el balón a los centrocampistas y cegándole el camino a Benzemá, que tampoco parecía muy preocupado. Isco rematando sus propios centros. Cuando el malagueño no tiene un plan trazado con antelación, acaba matando de amor al partido. El sinuoso juego de la BBC, entre la geometría y el engaño, necesita de una velocidad de ejecución grande, y de acción vertiginosa. Y necesita de espacio en la mediapunta para que los tres galgos se vayan pasando el testigo. Alarcón no es un planeta, es un sistema solar, pero esta todavía no es su constelación. Hay que atarle las piernas o el instinto, hasta que aprenda algunas oscuridades de su oficio.

Salió Arda, se llevó la pelota consigo y fue el final. Un poco triste la última impotencia madridista, sacando el balón con atolondramiento como si se les fuera a ir el autobús. En el último trance, Isco pateó a Gabi como un niño malcriado en la opulencia, y la cámara enfocó al Cholo. El argentino bajó la cabeza y rio entre dientes. Su plan había sido llevado a cabo hasta las últimas consecuencias. La victoria fue total.

LOS PROTAGONISTAS

Fernando Torres: Nadie adivinó su torpeza, entre otras cosas porque la defensa madridista le regaló un campo de cebada entero para que pudiera experimentar. En lo intelectual fue el mejor. Leyó las claves del partido en la incoherencia de los centrales rivales. Y ejecutó sin piedad.

Sergio Ramos-Pepe: A pesar del gol del andaluz, anduvieron a gatas todo el encuentro. Deberían haberle puesto un cascabel a Torres para saber su ubicación. Destemplados y alarmados, corrían en diferentes direcciones a las que demandaban cada jugada. De vez en cuando les pasa. Debe ser una cosa de la circulación de la sangre.

Koke y Arda Turán: Como en la ida, en la segunda parte no hubo partido porque ellos no quisieron. Le escondieron la pelota al Madrid y en algunos pasajes pareció eso una burla. Con Gabi, son los jefes del posicionamiento del Atlético, una cosa misteriosa por como acaban apropiándose de todos los caminos y de todos los balones del encuentro cuando juegan con el marcador a favor.

Cristiano: Fue el jugador-parodia de lo últimos dos meses. El mismo que avisan los antimadridistas. A pesar de marcar su partido fue nulo. Incluso en ocasiones se escondió en lugares inapropiados para una estrella. Sus fogonazos han desaparecido.

Benzema: Ha vuelto de las vacaciones convertido en un delantero irrelevante. Hoy se tropezó con todos y no remató ni siquiera las pelotas más obvias.

Bale: El más peligroso, pero no lo suficiente. Demasiados centros hacia lugares atestados, todo el partido el público estuvo esperando un hachazo desde fuera del área, pero se inhibió. Él sabrá.

Isco: Magnífico como carácter, se apropió del encuentro cuando nadie más lo quiso. Su ubicuidad y manoseo de la pelota le resta espacio al madrid y convierte sus ataques en un ritual demasiado obvio.

Carvajal: Anduvo corriendo despavorido todo el encuentro. Que alguien lo calme.

Modric: Sin el croata cuesta un mundo sacar la pelota contra equipos con conocimiento y el orden se desmorona cuando la situación es confusa. O todo es devenir, o todo es Isco, o cada uno huye hacia su guarida.

REAL MADRID, 2- ATLÉTICO, 2

Real Madrid: Navas; Carvajal, Pepe (Varane, m. 58), Ramos, Marcelo; Isco, Kroos, James Rodríguez (Jesé, m. 72); Bale, Benzema y Ronaldo. No utilizados: Casillas, Coentrão, Khedira, Illarramendi y Chicharito.

Atlético: Oblak; Juanfran, Miranda, Godín, Siquiera; Marío Suárez, Tiago; Raúl García (Raúl Jiménez, m. 81), Griezmann (Gabi, m. 73), Koke; y Torres (Arda Turan, m. 57). No utilizados: Moyá, Giménez, Saúl y Gámez.

Goles. M. 1. 0-1. Torres. M. 20. 1-1. Sergio Ramos. M. 46. 1-2. Torres. M. 54. 2-2. Cristiano.

Árbitro: Mateu Lahoz. Amonestó a los locales Sergio Ramos, Carvajal, Isco y Marcelo, y a los visitantes Godín, Tiago, Koke y Raúl García.

Estadio Santiago Bernabéu. Unos 90.000 espectadores. Partido de vuelta de los octavos de final de la Copa del Rey.

Ángel del Riego

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