sábado, abril 20, 2024
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Y ahora, ¿qué?

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Entorno a dos millones de ciudadanos decidieron el 9N expresar su deseo de que Cataluña pueda ser independiente. El dato supone algo más de 31% del censo en vigor para los procesos electorales convocados dentro del marco legal. La votación del domingo se situaba fuera de la ley a la vista de la decisión del Tribunal Constitucional de anular la consulta impulsada por el gobierno de la «Generalitat».

Aunque carecía de censo, podían votar los mayores de 16 años (18 es la edad establecida por la ley en vigor), la instancia que convocaba no era neutral y en las mesas los voluntarios reemplazaban a los interventores (representantes  de diferentes partidos), la consulta celebrada el domingo en Cataluña es un hecho a tener en cuenta.

Un hecho político que confirma que hay un sector importante, aunque no mayoritario, de la sociedad catalana que desearía que Cataluña se constituyera en un Estado independiente.

En términos generales la suma de los votos obtenidos en las últimas elecciones autonómicas por los partidos nacionalistas: CiU y ERC, más las opciones situadas en la izquierda post comunista: ICV y la CUP, es similar a la de quienes acudieron a la cita del 9N. La novedad es que en esta ocasión con su presidente a la cabeza, una parte sustancial de los seguidores de CiU ( fuerza mayoritaria en el «Parlament»), ha  optado abiertamente por la independencia. No así , cuando menos formalmente, los seguidores de Unió.

Esa novedad va unida a la estrategia impulsada por Artur Mas cuya  figura aparece marcada por el desafío a la legalidad que ha supuesto el simulacro de referéndum pero desde su perspectiva, le refuerza para seguir manteniéndose al frente de la «Generalitat» porque puede presumir de haber cumplido su compromiso de convocar a urnas en los términos en las que era acuciado por ERC tras  sortear el veto del Tribunal Constitucional.

Hace unos días anunció que el día 10 remitiría una carta al Presidente del Gobierno para invitarle a negociar. Negociar , ¿qué? Pues las reclamaciones contenidas en los conocidos como «23 puntos». Exigencias de financiación especial, competencias exclusivas en materia de enseñanza, transferencias pendientes y una reiterada demanda para que pudiera llevarse a término un referéndum, según el modelo seguido en el caso de Escocia, con el pleno consentimiento del Estado.

Sabiendo de dónde venimos y qué es lo que ha pasado el domingo es lógico pensar que Mariano Rajoy dará acuse de recibo a la mencionada carta y de ahí nacerá una cita para un encuentro con Mas en La Moncloa. La posición del Gobierno sobre todos estos asuntos es conocida, pero ya se sabe que la política también es el arte de ganar tiempo.

Ganar tiempo dando cauce a lo que la ley permite y a lo que la ley puede facilitar. Mas sabe que el Estado le ha ganado una mano, pero el Gobierno debe tomar nota de lo ocurrido el domingo en Cataluña. Visto lo ocurrido ya no está tan claro que Mas vaya a anticipar las elecciones. Junqueras tendrá que esperar.

Fermín Bocos

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