sábado, abril 20, 2024
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Un buen regalo para el día del padre

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Como si de un guiño se tratara, el día 19 de marzo vuelve al Teatro Pavón “La vida es sueño”. Es una suerte y una convocatoria imprescindible, para que la puedan ver todos los que no la han disfrutado todavía y para que podamos repetir los que ya lo hemos hecho. Conseguir un gran éxito teatral es tan difícil, que se entiende y agradece que, cuando ocurre la magia, se alargue su vida lo suficiente como para que la pueda disfrutar el mayor número de público posible. Padre e hijo, El Rey Basilio y el príncipe Segismundo, Joaquín Notario y Blanca Portillo, respectivamente, están magníficos en este primer montaje (se estrenó en 2012) de Helena Pimenta como directora del (CNTC) Centro Nacional de Teatro Clásico. Notario es un actor de los grandes. Portillo además, es seguida y admirada por un amplio espectro de público. La versión es de uno de los mejores dramaturgos contemporáneos, Juan Mayorga y tiene su sello, como no podía ser de otra manera.

La influencia del comportamiento paterno, de las expectativas con respecto a sus hijos, su forma de ser y manera de vivir, ¿es determinante en los hijos?, es una pregunta con tantas respuestas como hijos hay. No revelo nada sustancial del texto, si digo que Calderón es optimista y piensa que una persona puede ser él mismo, por encima del destino y de la influencia de sus padres. A eso me agarro cuando veo algunos comportamientos paternos en las ligas de fútbol infantiles, pero mucho me temo que, por norma general, los niños se crían en un ambiente, con unos hábitos y principios que respiran con el aire familiar y, por la misma naturalidad con la que lo viven, lo reflejan en sus propios comportamientos.

Teatralia nació con las ideas muy claras de lo que se quería ofrecer al público infantil y juvenil

Hay dos momentos en el calendario, en el que la cartelera teatral se acuerda de los más jóvenes: la Navidad y el mes de marzo, en el que a pesar de los recortes, procura brillar TEATRALIA. Y en nada se parece la campaña navideña a este festival que ha sobrevivido hasta llegar a su decimoctava edición. Cuando nació TEATRALIA en el año noventa y seis, el panorama teatral para la infancia y la juventud en Madrid era muy pobre. El festival nació con las ideas muy claras de lo que se quería ofrecer al público infantil y juvenil. En ese momento, todavía hoy, es un público al que se le tiene muy poco respeto. A los más pequeños porque muchos piensan que se lo tragan todo, los jóvenes porque les damos por un público perdido como espectadores. Las honrosas excepciones de compañías que trabajan con amor y calidad sus montajes para este público en España, han aumentado mucho afortunadamente, en estos años. Tanto es así, que si bien en las primeras ediciones del festival, la mayor parte de su programación se hacía con propuestas extranjeras, hoy se podría conformar una buena oferta con compañías hispanas. Aunque lo lógico sería que esas propuestas estuvieran en la cartelera de manera habitual y el festival ofreciera una programación con espectáculos diferentes, novedosos y más arriesgados y compañías extranjeras, para que sea más enriquecedor.

Por desgracia en las artes escénicas, y no es diferente para la infancia y la adolescencia, está implantado y se ha generalizado, un discurso que las presenta dentro del espacio del entretenimiento banal, exclusivamente. Estamos impidiendo a los más jóvenes (que dependen de nosotros en eso), que disfruten de una experiencia artística de calidad cuando más abiertos y receptivos son a ella. Es como si no les dejáramos utilizar las manos o las piernas, o les tapáramos los ojos. Algunos podrán entrenar su alma más adelante, otros jamás lo utilizarán.

Ya huele a primavera ¡Qué buena oportunidad para dejar a los pequeños que respiren arte y cultura!

La dama boba

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