sábado, abril 20, 2024
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La poca vergüenza de Ada Colau

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Ayer, hubo una rueda de prensa-calentamiento de lo que iba a verse por la tarde. En ella, Ada Colau estuvo flanqueada por la bicefalia del sindicato unitario UGT-CCOO, que ya les vale con lo que tienen montado con los EREs andaluces (aunque no había más que verle la carita para saber por dónde iba la procesión). La señora Colau, en cambio, como si fuese la Reina del Mambo estuvo crecidita llamando, impunemente, asesinos y ladrones a todo el que le pasaba por la cabeza. Qué poca vergüenza.

Y lo digo porque el número de desahucios que se han producido en España desde que estalló la crisis en 2008, algo más de 400.000, cifra con la que justifica sus delitos, es una falacia. Esta cifra sale de la estadística que lleva a cabo el Consejo Judicial del Poder Judicial (CGPJ) sobre los ‘Efectos de la crisis en los órganos judiciales’ y está manipulada. Es cierto que, según el último informe publicado, el número de ejecuciones hipotecarias presentadas en los juzgados asciende a un total de 415.117, pero desde 2008 y hasta el cierre de 2012. Y ahí está la primera mentira de esta cuadrilla, ya que con una simple división, al año, se producen unas 83.000. La segunda mentira es que hasta 2012 (en último año de la estadística) no estuvo en el poder el Partido Popular. ¿Dónde estaba la señora Colau entre el 2008 y el 2012 cuando mandaba el Olvidable?

¿Dónde estaba la señora Colau entre el 2008 y el 2012 cuando mandaba el Olvidable?

Pero hay más. La manipuladora PAH obvia, como es natural para sus aviesas intenciones, que no todas las ejecuciones hipotecarias acaban en desahucio y que, además, la inmensa mayoría de ellas no afectan a la primera y única vivienda, sino que afecta a inquilinos expulsados por no pagar el alquiler, segundas viviendas, extranjeros que se marchan a su país de origen y dejan su piso desocupado, promociones inmobiliarias requisadas a la empresa deudora o demandas judiciales en las que al final se llegó a un acuerdo.

Las cuentas del CGPJ no desglosan a qué corresponde cada caso, por lo que no son válidas para contabilizar lo que el común de los mortales entiende por «desahucio»: desalojar a una familia de su única propiedad (vivienda habitual) por impago de hipoteca.

Esta burda manipulación y uso fraudulento de unas cifras, ciertamente penosas, ha hecho que el Poder Judicial haya tenido que matizar sus encuestas y, aunque sigue sin desglosar las ejecuciones correspondientes a cada caso concreto (alquiler, primera vivienda, segunda vivienda, locales, etc.), esta misma semana el presidente del CGPJ, Gonzalo Moliner, ha reconocido que «la inmensa mayoría» de desahucios corresponden a locales de negocio y que tan sólo el 10% del total afecta a primera vivienda. Con lo que la cifra es sustancialmente menor a la que usan estos manipuladores.

Aún así, una vez más, hay que recordar que en 2008, 2009, 2010 y 2011 se produjeron una gran cantidad de desahucios y, entonces, gobernaba en España la izquierda. Una izquierda, por cierto, que endureció las condiciones para llevarlos a cabo. Lo demás es poca vergüenza. Muy poca vergüenza.

Por cierto, que estoy esperando a ver qué dice la prensa amarilla sobre la absolución que ha recibido Paco Camps en el Tribunal Supremo. Especialmente, El País. Es de justicia.

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