martes, abril 23, 2024
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¿A qué vienen estas puestas en escena?

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Resulta fascinante el espectáculo que ofrecen -porque se ven obligados, no por gusto- los dos grandes partidos políticos que controlan la vida nacional. No estuve presente en el hotel en el que un PP «sin fisuras» se reunió en torno a su secretaria general María Dolores de Cospedal. Pero es que sólo la idea de «piña», sólo la frase «sin fisuras», presagiaba ya un ejercicio de hipocresía por parte de algunos líderes populares que tuvieron -desde mi punto de vista- la cínica indecencia de acudir a la cita. Y si me apuran -y aunque no me apuren- el discurso de Mariano Rajoy enumerando las virtudes de Cospedal resultaba directamente desolador porque, por lo poco que sabe uno, si bien es cierto que el presidente confía en su secretaria, no es menos cierto que no ha dudado en mirar hacia otro lado cuando ha tenido que elegir en su partido, tan lleno de fisuras, entre los que pretenden limpiar debajo de las alfombras y en despachos que nunca debieron de existir y los que por amor o temor -o las dos cosas y ellos sabrán por qué- se presentan ahora como «mediadores» del tal Bárcenas, el de las cuentas millonarias en Suiza. Rajoy no sólo ha mirado hacia otra parte y no ha apoyado a Cospedal sino que ha tomado decisiones o ha dejado de tomarlas -lo cual es igual de grave- dejando a los pies de los caballos a la presidenta de Castilla-La Mancha.

El discurso de Mariano Rajoy enumerando las virtudes de Cospedal resultó directamente desolador

¿A qué viene entonces esa puesta en escena en el céntrico hotel? Lo que ocurre y puede ocurrir en la sede de Génova y lo que está empezando a ocurrir en la Audiencia Nacional, no lo sabe nadie. Es una partida de póker con las cartas marcadas en la que se enfrentan un tahúr con sus secuaces a un jugador que siempre pasa para no arriesgar el capital que tiene y una mujer valiente que va de buena fe, da tanta buena fe que uno se cree que el que pasa llevando dos ases es porque está midiendo los tiempos.

En Génova no es que haya fuentes para periodistas, es que aquello es la Fontana de Trevi y cada cual arrima su vaso al chorro que más le conviene. Desde Génova se filtra una verdad y a los diez minutos otra que contradice la primera. En Génova, con la que está cayendo, se especula, se imagina, se supone, se cree una cosa y su contraria y cada medio pilla de dónde quiere. Hace semanas se me ocurrió escribir una columnita en la que afirmaba que o Rajoy terminaba con Bárcenas o Bárcenas terminaba con Rajoy. A esta alturas empiezo a pensar que es muy posible que los dos mueran en el intento de sobrevivirse.

Y luego la Audiencia Nacional y ese juez hasta ahora respetado e intachable que se llama Ruz pero que es interino y que puede dejar en cualquier momento la instrucción del caso. Ya han empezado las cosas raras y la penúltima noticia es que Gómez Bermúdez ha admitido a trámite la querella presentada por IU por la supuesta contabilidad B del PP a pesar de que el pasado viernes la Fiscalía Anticorrupción pidió su inhibición a favor del juez instructor del «caso Gürtel», Pablo Ruz, que abrió una pieza separada el pasado jueves para investigar estos hechos. Y es que ya todo es sospechoso en esta país y si la decisión de un juez (polémico juez, por otra parte) «suena» rara, es que las cosas pueden empeorar aun más.

De lo de Ponferrada y la puesta en escena del número de tres del PSOE, Óscar López, asumiendo el solo las culpas y poniendo a disposición su cargo cuando sabía que ni él es sólo el responsable de lo ocurrido y que su cargo no corría ningún peligro, hablaremos tal vez otro día.

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Andrés Aberasturi

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