viernes, abril 26, 2024
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El cliente del futuro

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El mundo alcanzará en este año 2012 la cifra de 7.000 millones de habitantes y las previsiones son de superar los 8.000 millones hacia el año 2025. Esto generará la aparición de nuevos perfiles de viajeros

Teniendo en cuenta el rango de edad, sobre todo en economías avanzadas, en el año 2030 las personas mayores de 50 años alcanzarán un tercio de la población mundial. Basándonos en una previsión optimista, será un segmento de clientela con mayor calidad de vida y mayor capacidad económica, pero también con unas demandas concretas: mayor accesibilidad en hoteles y transportes, servicios médicos, ofertas fuera de temporada salvando la estacionalidad, programas específicos de fidelización e, incluso, viajes pensados para aprender nuevas experiencias.

Cada vez más, los consumidores quieren una relación humanizada

Los movimientos migratorios globales de la próxima década aumentarán, desde obreros hasta trabajadores de alta cualificación. Se producirá un flujo en el que el deseo de visitar familiares y amigos será el motivo principal del viaje.

Ante las nuevas estructuras familiares, aumento de divorcios y separaciones, habrá una tendencia específica a valorar cómo se distribuye el tiempo para las vacaciones. Ante este tipo de demanda, las empresas turísticas tendrán que construir un mensaje promocional capaz de captar la atención de las diferentes generaciones de la misma familia. Sin olvidar los «singles» o solteros que, aún residiendo sobre todo en áreas urbanas, busca oportunidades para socializarse.

El futuro de la segmentación del cliente no es a través de las edades o los niveles económicos

No debemos olvidar que el futuro de la segmentación del cliente no es a través de las edades o los niveles económicos, sino según los gustos y deseos a un precio acorde al servicio recibido. Los nuevos clientes son exigentes, piden calidad y buscan el destino, el alojamiento y la oferta complementaria por Internet; sin ayuda crean su propio viaje, ya que han recorrido muchos lugares y siempre comparan. Por tanto, son clientes más innovadores y tecnológicos que buscan nuevas experiencias. Los clientes buscan paisajes, momentos, gastronomía, arte y todo lo que pueda ser auténtico y diferente: valor añadido. El cliente ya no se mueve sólo por lo mental, sino por lo emocional, por el espíritu. Las nuevas plataformas hacen que se comparta la información de igual a igual, con la base de la confianza. Los medios sociales están cambiando la manera de relacionarse con los clientes y, cada vez más, los consumidores quieren una relación humanizada.

Juan del Rey

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